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Investigadores de EU hallaron que el tratamiento con psicodélicos como MDMA y psilocibina puede revertir estos efectos

Psicodélicos pueden revertir las interacciones neuroinmunes que aumentan el miedo: estudio

Medicina psicodélica Los psicodélicos además de cambiar la percepción pueden ayudar a reducir la inflamación y restablecer las interacciones cerebro-inmunitarias. (Contexto UDLAP)

Investigadores del Mass General Brigham de EU descubrieron que las interacciones entre las células inmunitarias y las cerebrales impulsan las respuestas de miedo, pero el tratamiento con psicodélicos como el MDMA y la psilocibina podría revertir estos efectos.

Un nuevo estudio sugiere que el miedo y el sistema inmunitario están conectados de maneras previamente desconocidas. Investigadores del Mass General Brigham descubrieron que el sistema inmunitario puede influir en las conductas de estrés y miedo al modificar la comunicación entre las células cerebrales. Los resultados se publican en “Nature” en el artículo “Psychedelic control of neuroimmune interactions governing fear”.

Además, los científicos demostraron que los tratamientos psicodélicos podrían abordar estas interacciones neuroinmunitarias y reducir el miedo inducido por el estrés en modelos preclínicos, y obtuvieron resultados similares en muestras de tejido humano.

“Nuestro estudio subraya cómo los psicodélicos pueden hacer más que simplemente cambiar la percepción; pueden ayudar a reducir la inflamación y restablecer las interacciones cerebro-inmunitarias”, afirmó el autor correspondiente, el Dr. Michael Wheeler ­–del Instituto Gene Lay de Inmunología e Inflamación, así como del Centro Ann Romney de Enfermedades Neurológicas del Hospital Brigham and Women’s (BWH), miembro fundador del sistema de salud del Mass General Brigham. Esto podría transformar nuestra perspectiva sobre el tratamiento de trastornos inflamatorios y afecciones como la ansiedad y la depresión.

Investigaciones previas han demostrado que la señalización inmunitaria puede impulsar el desarrollo de enfermedades neuropsiquiátricas como el trastorno depresivo mayor (TDM). Sin embargo, aún no se ha esclarecido cómo mecanismos inmunitarios específicos pueden afectar las conductas debidas al estrés crónico o al TDM.

Utilizando un modelo murino de estrés crónico, los investigadores determinaron que el aumento de la comunicación cruzada entre las células de la amígdala, o el centro del miedo del cerebro, potenciaba las conductas de miedo, elevaba la señalización inflamatoria y activaba las neuronas amigdalinas que promueven el miedo.

Además, las células inmunitarias inflamatorias, llamadas monocitos, migraban desde otras partes del cuerpo a las meninges cerebrales durante el estrés crónico. El equipo de investigación demostró que la manipulación artificial de estas células influía en las conductas de miedo. El tratamiento de ratones estresados ​​con psilocibina y MDMA impidió la acumulación de monocitos en el cerebro y redujo las conductas de miedo.

Los investigadores encontraron señales similares de respuesta al estrés en células cerebrales humanas y en conjuntos de datos de expresión génica de pacientes con TDM, lo que sugiere que las mismas interacciones entre el sistema inmunitario y el cerebro podrían influir en los trastornos neuropsiquiátricos en humanos. Los autores señalan que se necesitan más experimentos para comprender exactamente cómo los psicodélicos afectan a las células inmunitarias y la comunicación cerebral.

NUEVOS TRATAMIENTOS.

Los próximos pasos incluyen examinar los efectos a largo plazo del tratamiento con psicodélicos en pacientes con TDM o enfermedades inflamatorias. Wheeler colabora actualmente con investigadores del Centro para la Neurociencia de los Psicodélicos del Hospital General de Massachusetts en un ensayo clínico con pacientes con depresión que reciben tratamiento con psicodélicos y examinará sus muestras de tejido.

“No afirmamos que los psicodélicos sean la panacea para las enfermedades inflamatorias ni para ninguna otra afección”, afirmó Wheeler. “Pero sí observamos evidencia de que los psicodélicos tienen beneficios específicos para los tejidos y que aprender más sobre ellos podría abrir nuevas posibilidades de tratamiento”.

¿EFECTOS SECUNDARIOS?

Las drogas psicodélicas están despertando un creciente interés en la medicina convencional, y los resultados iniciales sugieren que la terapia psicodélica puede ser un tratamiento seguro y eficaz para algunos trastornos de salud mental.

“Sin embargo, el perfil de efectos secundarios aún no se comprende del todo”, señala por otra parte el artículo “Prediction of hallucinogen persisting perception disorder and thought disturbance symptoms following psychedelic use”, publicado en “PNAS Nexus”.

En particular, señala el análisis, se ha postulado que el uso de psicodélicos conlleva el riesgo de desencadenar trastornos psicóticos latentes o alucinaciones visuales persistentes, conocido como Trastorno de Percepción Persistente por Alucinógenos (TPPA).

Para comprender mejor la prevalencia y los factores de riesgo de estos efectos secundarios, Katie Zhou (del Imperial College London) y sus colegas encuestaron en línea a 654 personas que planeaban consumir psicodélicos por iniciativa propia. De ellas, 315 fueron encuestadas nuevamente dos semanas después de su experiencia y 212 fueron encuestadas nuevamente cuatro semanas después. La muestra estuvo compuesta por un 74% de hombres y un 77% de estudiantes universitarios. Aproximadamente un tercio había sido diagnosticado con al menos un trastorno psiquiátrico.

Los autores encontraron una correlación débil entre el consumo de psicodélicos a lo largo de la vida y tanto la ideación delirante como el pensamiento mágico. Sin embargo, en promedio, la ideación delirante se redujo ligeramente un mes después del consumo de psicodélicos. Estos resultados sugieren que los rasgos esquizotípicos podrían no estar causados ​​por el consumo de LSD u hongos alucinógenas, de acuerdo con el principio de que la correlación no implica causalidad. “Alrededor de un tercio de los encuestados a las cuatro semanas experimentaron algunas experiencias sensoriales alucinatorias persistentes, como colores intensificados e imágenes residuales”. Sin embargo, la mayoría de quienes experimentaron esto no reportaron angustia.

Los predictores más fuertes de efectos visuales persistentes fueron la absorción del rasgo de personalidad (la tendencia a sumergirse fácilmente en experiencias sensoriales o imaginativas) y una edad más joven. Esto corrobora hallazgos previos que muestran que los jóvenes y adolescentes pueden tener un riesgo particular de TPPA. Según los autores, el análisis empírico de los riesgos potenciales de los psicodélicos debería acompañar los cambios en las políticas y el acceso a las drogas psicodélicas.

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