La doctora Aleida Azamar Alonso, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Xochimilco, señaló que la explotación del litio puede generar daños socioambientales muy graves, al tiempo que las posibles ganancias económicas son aún difíciles de garantizar, porque la exploración de diversos yacimientos aún están en un estado incipiente, o se ha encontrado en forma de arcilla.
Sostuvo además que “es uno de los métodos más complejos de extracción, frente al cual nuestro país no cuenta con experiencia real, sin mencionar las concesiones ya otorgadas a inversionistas extranjeros”.
La profesora del Departamento de Producción Económica indicó que en teoría el litio es una alternativa al petróleo, conocido como el nuevo “oro blanco”, pero en realidad es sólo un truco publicitario, aseveró, pues si bien es un metal con propiedades importantes, no crea energía, sólo la almacena y carece de la flexibilidad que tienen, por ejemplo, el aluminio o el cobre para desarrollar soluciones prácticas y asequibles en el largo plazo.
Importante impacto ambiental
Al destacar los impactos ambientales, sociales y económicos de la sustracción de litio en México, la académica señaló que para la extracción de una tonelada de sales de este metal se evaporan dos millones de litros de agua, y los yacimientos que lo contienen se caracterizan por un elevado estrés hídrico, como es el caso del estado de Sonora, donde se encuentra la minera inglesa Bacanora Lithium.
Al participar en el marco del Noveno Congreso Internacional de Sustentabilidad y Cuarto Congreso México-Perú de Sustentabilidad, realizado por la Universidad Autónoma del Estado de México, la profesora Azamar Alonso dijo que la concesión para Bacanora ocupa 100,000 hectáreas, es decir, casi el tamaño de la Ciudad de México –por tener idea de la magnitud de espacio que se privatiza para estos proyectos mineros– muchas de las cuales están sin actividad, pero son usadas para poner en práctica tácticas de especulación y así generar ingresos en la bolsa de valores de Toronto.
Bacanora, sin haber extraído un solo gramo de litio, ya promete ser un jugoso negocio para inversionistas extranjeros, al igual que los otros ocho proyectos extractivistas en la región, de los cuales sólo dos son asignaciones mexicanas y el resto son estadounidenses y canadienses, explicó la también coordinadora de la Maestría en Sociedades Sustentables de la Casa abierta al tiempo.
En el terreno económico, apuntó, son casi inexistentes los proyectos extractivos mineros en América Latina, donde hay beneficio económico local derivado de dicha actividad, por el contrario, la población tiene mayor riesgo de caer en la pobreza, ya que dichos planes no se desarrollan a largo plazo y lo que las empresas destinan para inversión social, como escuelas u hospitales, al poco tiempo son abandonados, delegando su mantenimiento y responsabilidad a los pobladores o a los municipios.
Además este tipo de proyecto requiere en una etapa inicial mucha mano de obra para los aspectos más dañinos, entre ellos la apertura y la excavación de la mina, así como la extracción de los desechos, tareas que generalmente realizan los pobladores cercanos, pero en las etapas más avanzadas se busca contratar a personal especializado que comúnmente proviene de otras partes del planeta.
Refirió que en el 2011 Sonora Bora, subsidiaria de Bacanora Lithium, logró la hazaña de encontrar un depósito de litio en medio en “una locura especulativa” impulsada por los mismos gobiernos o empresas-gobierno de distintos países, quienes además engañaron a todos con el hallazgo del supuesto depósito más grande del mundo localizado en México, el cual es superado por yacimientos de Bolivia y Argentina.
Frente a ello el gobierno mexicano creó el Plan Sonora Energías Limpias o Sonora Litio que se presentó oficialmente en la COP27 hace pocas semanas, en el que se plantea establecer exclusividad en la extracción, beneficio y desarrollo de cadenas de valor de este metal para empresas de Estados Unidos, Canadá y México, “pero, sobra decir, que nuestro país no tiene dinero para desarrollar industria en esta área, por lo que los únicos beneficiados serán las otras dos naciones”.
En este mismo sentido, indicó que dicho plan va en contra del discurso original de nacionalización del litio y su regulación está incompleta, de hecho Litio MX estará bajo el mando de un Consejo Administrativo integrado por los titulares de Hacienda, Economía, Energía, Gobernación y Medio Ambiente, pero el Servicio Geológico Mexicano, encargado de verificar y darle seguimiento al tema, no tiene voz ni voto; además dicho Consejo no cuenta con especialistas en el tema, ni en asuntos laborales o de inclusión social, a pesar de todos los problemas de minería que hay en el país, por lo que parece más una mesa empresarial que un proyecto de nación, sostuvo la doctora Azamar Alonso.
Finalmente refirió que el origen de la especulación del litio se remonta a un discurso de transición energética en los años 70 del siglo pasado, cuando frente a la crisis de petróleo por conflictos bélicos y ante el temor de Estados Unidos a sufrir un embargo petrolero, el entonces presidente Jimmy Carter, estableció una retórica ante la Organización de las Naciones Unidas para limitar el poder de los países petroleros y castigar a quienes no se apegaran a la idea estadounidense de transitar de los hidrocarburos a este tipo de metales.
Cabe mencionar que el litio es un metal plateado blancuzco y muy ligero, que por su elevada cantidad de reservas en el orbe ofrece un amplio abanico de posibilidades para su aplicación productiva, utilizándose principalmente dos componentes el hidróxido y el carbonato, a partir de los cuales se obtiene el óxido y el fosfato, fundamentales para la creación de elementos internos de las baterías recargables, que son empleadas tanto para automóviles eléctricos y automotrices como para maquinaria industrial.
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