Es difícil predecir la actividad del Popocatépetl –y de cualquier volcán–, pero existen registros de lo que ha ocurrido y cómo se ha comportado más allá de la historia de la humanidad: desde catastróficas erupciones hace 23 mil y 14 mil años, hasta los registros prehispánicos y coloniales, su trémula agitación durante la Revolución y su más reciente “despertar” a la par de la crisis económica de 1994. Desde este periodo, el volcán ha tenido una actividad estable y escenarios como el que podemos ver actualmente no son nuevos, aunque sí la manera en cómo se difunde a través de internet y redes sociales.
Las exhalaciones, fumarolas y lava desbordando el volcán que vemos ha aumentado ha rebasado la actividad de finales de la década pasada, pero aún no rebasa la registrada entre 2013 y 2014. Este aumento de la actividad que sigue en ascenso ocurre debido al magma “juvenil”, que se abre paso entre la viscosidad del magma viejo, explicaron especialistas de la UNAM.
“El magma juvenil es más caliente y rico en gases”, explicó Robin Campion, del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Este magma es el motor de las erupciones que estamos atestiguando en días recientes y que llevaron a elevar la alerta amarilla fase 3.
“Este magma juvenil produce todo este gas que está causando actividad, que incluye fragmentación del magma, producción de ceniza y eyección de fragmentos”. Cuando este tipo de magma, agregó, está a mayor profundidad sólo quiere hacer una cosa: desgasificar.
“El magma viejo es más frío, viejo y viscoso, lo que impide de alguna manera esta desgasificación. Esta interacción entre el magma profundo que produce el gas y el magma más superficial y frío provoca la dinámica actual”, agregó el académico en conferencia desde su instituto.
Por su parte, Servando de la Cruz Reyna, también investigador del Instituto de Geofísica, añadió que esta actividad ha llevado a tener un volcán con sistema abierto en el cual se está desfogando el exceso de gas. “Mientras se mantenga así, mantendremos la fase 3 de la alerta amarilla”.
El académico recordó que este tipo de actividad se ha mantenido desde hace cerca 27 años e hizo un recuento rápido de la actividad del Popocatepetl en los últimos 14 mil años.
Expuso que a lo largo de los registros geológicos que ha obtenido la investigación científica, se conoce que ha habido una gran variedad de erupciones. Primariamente, dice, hay que concebir un volcán como una máquina que acumula energía, la libera en buena parte y comienza de nuevo el proceso en un ciclo a lo largo del tiempo.
“Los ciclos no son iguales, existen los violentos como hace 13 y 14 mil años, pero los episodios son muy separados en el tiempo. Otro que afectó de manera importante alrededor del volcán fue en el año 800”.
Pero la otra actividad es de ciclos más pequeños y fáciles de gestionar por parte del volcán –como el actual–, en el cual la cantidad de magma desgasifica a través del magma viejo. “Esto es lo que ha ocurrido desde 1994, como ocurrió entre 1917 y 1927 –el Dr. Atl realizó varios registros pictóricos de estas erupciones–. Un episodio como el actual es casi idéntico al que inició en 1667 y duró casi 40 años; el episodio de 1919 duró ocho años, por lo que el de ahora se podría considerar de un valor intermedio”. El experto añadió que, como éste, han ocurrido 13 episodios registrados desde el periodo colonial. “No es nuevo en historia, pero sí algo que podemos atestiguar y medir mejor”.
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