Millones de toneladas de alimentos que se producen en todo el planeta, nunca llegan a la mesa de las personas, debido a la merma y al desperdicio. Sólo en México, por citar un ejemplo, cada persona desperdicia 94 kilogramos de alimentos al año. El cálculo fue hecho por el índice Food waste index report, de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y Programa de Medio Ambiente (PNUMA).
Un eslabón muy delicado, en el que se estima que se desperdicia casi el 5% de todos los alimentos es en la etapa de exhibición en tiendas y supermercados, donde los alimentos son ofrecidos a los consumidores durante algunos días y deben ser retirados y desechados en la fecha de caducidad marcada. Para ayudar a reducir esa pérdida un grupo de universitarios argentinos creó una aplicación para teléfono celular o app que devuelve dinero a las personas que compran alimentos que en pocos días podrían desperdiciarse.
La aplicación, llamada Kigüi fue creada como una tesis para maestría. Los creadores fueron dos universitarios: Maximiliano Dicranian, ingeniero Industrial con experiencia en energía y petróleo, y Mauricio Kremer, licenciado en Administración rural con experiencia en empresas alimenticias. Ellos conocían el problema del desperdicio y el impacto que produce en las tiendas, sobre todo de minoristas. Así seleccionaron el tema para generar una posible solución para construir su tesis de maestría en la Escuela de Negocios IAE de la Universidad Austral, en Buenos Aires. Para llevar la tesis a la realidad se asociaron con el también emprendedor Gonzalo Castro Peña.
En entrevista con Crónica, Mauricio Kremer informó que él y una parte del equipo se mudaron a México para poner en operación la app, a partir del 4 de julio, con el mismo planteamiento que ya de usa en Argentina desde hace dos años: gracias a alianzas con productores de alimentos y con tiendas, el programa de software devuelve dinero a los consumidores que rescaten y den uso a productos a los que les quedan 30 días o menos para caducar. Hasta ahora trabajan con quesos, yogures, aderezos, pan de caja y fiambres.
“Nosotros somos un equipo de unas 14 personas, entre ingenieros, programadores y técnicos, y mantenemos un puente abierto con la academia que seguimos incorporando a jóvenes que están saliendo de las universidades”, indicó Kremer, quien apunta que la entrada en operación de la aplicación generó una respuesta masiva en Argentina y espera que pueda funcionar del mismo modo en México, con la idea de generar beneficio a los consumidores y reducir el desperdicio de anaquel.
“Necesitábamos abrir una representación en México para poder trabajar directamente con los productores de alimentos y vendedores”, agrega.
Dentro de la app, se pueden cargar los datos de una cuenta para recibir el dinero. Demoran hasta 72 horas a partir de la carga de las fotos de la compra.
La empresa fundada por los universitarios, hace menos de dos años, ya ha recaudado más de 250 mil dólares en su primera ronda de inversión. Los fundadores de Kigüi trabajan con el principio de que el consumidor tiene que ser el protagonista e impulsor de este cambio necesario en el consumo.
“Actualmente se paga el mismo precio por un producto a largo y a corto vencimiento, y el costo del producto desperdiciado está siendo incluido en el precio final. No es un sistema justo”, explicaron la presentación de la compañía.
Tan sólo en Argentina, gracias a Kigüi se vendieron 70 mil productos, que hubiesen terminado como desperdicio. Kigüi, para este año se proyecta que la comunidad rescate 2 millones de alimentos. Estos rescates representan una huella de carbono equivalente a 4 mil 920 toneladas de CO2 y 14 mil millones de litros de agua potable.
(DESPIECE 85 PALABRAS)
EFECTO
El desperdicio de alimentos
influye en el cambio climático
La WWF estima que 40 por ciento de los alimentos cultivados nunca llega a nuestras mesas. Este desperdicio genera el 10 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y el derroche de otros recursos como tierra, agua, energía y el trabajo humano necesarios para cultivarlos. Su Informe Planeta Vivo 2020 señala que la producción de alimentos es la principal causa de la disminución de las poblaciones de especies animales y vegetales, al provocar la pérdida y degradación del hábitat, incluida la deforestación.
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