En las zonas boscosas de la Ciudad de México vive un tipo de ajolote: el Ambystoma altamirani o ajolote de montaña, especie que se encuentra en peligro de extinción por la contaminación de arroyos y por la modificación de su ecosistema que abarca las alcaldías de Álvaro Obregón, La Magdalena Contreras y Cuajimalpa de Morelos.
Crónica presenta una entrevista con Rafael Obregón Viloria, director general del sistema de áreas naturales protegidas y áreas de valor ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) capitalina, quien detalla el trabajo del centro de investigación instalado en el Desierto de los Leones para la preservación de este ajolote.
“En el país la familia de los ajolotes es de 18 especies y una importante para la Ciudad de México porque es nativa y endémica de nuestras montañas es el ajolote de arroyo de montaña, una especie muy distinta al ajolote de Xochimilco”, explica el también ingeniero.
Como su nombre lo indica, este ajolote vive en arroyos de agua fría en bosques de pino y oyamel, en pequeños refugios con abundante vegetación y poca luz, característicos de las Áreas Naturales Protegidas Parque Nacional Desierto de los Leones, la Reserva Ecológica Comunitaria San Nicolás Totolapan y La Cañada en Magdalena Contreras.
“Esta especie se encuentran en la NOM059 de la Semarnat, es decir, está en peligro de extinción y se debe a que son muy sensibles a ambientes contaminados. Imagínate una zona de arroyo donde hay actividades agropecuarias, visitantes que tiran basura y en donde hay producción de trucha arcoíris… éstos son los principales factores de la baja de sus poblaciones”, detalla.
El ajolote montaña llega a medir entre 12 y 17 centímetros, incluyendo su cola que es delgada. La especie tiene una aleta baja en la parte superior y una aleta aún más pequeña en la parte inferior de la cola. Además, produce una cifra muy pequeña de huevos, una sola vez por año, lo que hace a su población aún más vulnerable.
Obregón Viloria detalla que el ajolote macho echa sus espermas en una bolsita en ciertas zonas donde hay vegetación acuática y a partir de ahí llega la hembra para la fertilización. “Depositan huevecillos alrededor de 10 o máximo 20, son muy pocos”.
CONSERVACIÓN DEL AJOLOTE
En septiembre de 2022, la Sedema inauguró la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre “El Pantano” donde monitorean a ajolotes de montaña en su entorno natural y en donde, a otros ejemplares, los estudian en un laboratorio.
“Hemos logrado establecer un programa de monitoreo del ajolote de arroyo de montaña que busca tener datos e información sobre sus poblaciones, la ecología y cómo se encuentran sus condiciones de vida”, indica Obregón Viloria.
¿Cómo trabajan en El Pantano?
La Unidad de Manejo se divide en dos partes. La primera es un espacio donde se recrean las condiciones naturales, se aprovecha el arroyo que tenemos en el Desierto de los Leones, ahí recreamos y los estudiamos en condiciones naturales.
El otro espacio es una suerte de laboratorio donde estudiamos su biología y hay un área de cuarentena donde los ajolotes que vamos recuperando los mantenemos en observación para ver si tienen alguna enfermedad y para poderlos reinsertar.
Anteriormente, ¿qué tanto se ha estudiado a este ajolote?
Lo que tenemos en la bibliografía son referentes de poblaciones, de monitoreo, salidas de campos, análisis de laboratorios, pero éste es el primer esfuerzo donde la academia, el gobierno y las comunidades hacen un acuerdo para integrar estrategias de conservación a partir de la investigación aplicada a esta especie.
El Pantano es una iniciativa lograda gracias a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (Sectei), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) a través del Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco (Cibac) y a los habitantes de San Nicolás Totolapan.
¿Se sabe cuánto ha descendido la población de estos ajolotes?
Es complicado saber, pero de las condiciones iniciales donde se podía desarrollar se han reducido; del 100 por ciento contamos con un 35 por ciento de condiciones adecuadas para su supervivencia.
Es muy difícil entrar a la población porque no hay conteos suficientes para determinar cuánto es en número, aparte las poblaciones pueden variar muchísimo de un sitio a otro.
Pero las condiciones del hábitat ya nos plantean que es necesario incrementar y repoblar las áreas donde hay las condiciones adecuadas para su existencia, con esa medida garantizamos su supervivencia.
¿Cuál es ese entorno ideal para que vivan?
El bosque de oyamel que tenemos en la Sierra de las Cruces de la Ciudad de México, asociado con pinos y encinos donde corren arroyos con agua limpia.
La temperatura fría del agua que corre ahí y que genera el nacimiento de manantiales va creando pequeños humedales, pequeñas zonas de inundación que se les llama meandros, es decir, las curvas que hacen los arroyos y que generan lugares donde puede permanecer el agua. Esas son las condiciones ideales.
Obregón Viloria comenta que afortunadamente todavía existen arroyos en la parte de la Sierra de las Cruces con esas condiciones.
“Monitoreamos esa especie, caracterizamos los sitios donde están, ubicamos los sitios con potencial. Este ajolote es una especie bandera, especies que son indicativas de que un ecosistema tiene buena salud y que gracias a que existe podemos inferir que hay muchas otras especies que se están conservando”, asevera.
¿Realizan análisis del agua de los arroyos?
Estas especies acuáticas propias de humedales de montaña, en la medida que tenemos más vegetación tenemos una suerte de filtros naturales que ayudan a mantener el agua limpia, estos elementos se revisan y se tienen indicadores que nos permiten diferenciar condiciones de salud.
Los investigadores del Cibac nos ayudan a hacer estas evaluaciones de los parámetros fotoquímicos del agua y las relaciones del análisis ecosistémico de los sitios, todo eso nos arroja datos sobre la calidad de los hábitats y nos permite ubicar los lugares donde se puede repoblar.
¿Han observado contaminación del agua?
En la medida en que el agua se encuentra limpia deja de haber problemas con bacterias y hongos que como toda especie viva cuando hay condiciones adversas surgen infecciones y mortalidad.
¿Cuál es la meta de esta unidad de manejo?
Queremos consolidarla, lo mismo que los arroyos que tenemos en el Desierto de los Leones, poblarlo de esta especie y asegurarnos que la gente que visita la zona tenga una relación apropiada.
También queremos conservar el esfuerzo con los compañeros de la Reserva Ecológica Comunitaria San Nicolás Totolapan, quienes son un gran apoyo. Entonces, hasta lograr todo ello, estaríamos en condiciones de tener muchos sitios de repoblamiento.
¿Cuál es el presupuesto con el que opera El Pantano?, se le preguntó al experto.
“Nosotros obtenemos recursos de varias instituciones y los recursos que estamos usando es vía administración. El trabajo de nuestros biólogos genera su programa de trabajo y como mucho de este esfuerzo es desarrollo de conocimiento no se requieren las grandes inversiones sino la voluntad, la presencia y paciencia de desarrollar investigaciones que vamos cubriéndolas mientras van surgiendo líneas de trabajo científico”, responde.
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