Cirujanos del Hospital Houston Methodist y de la Universidad de Rice, ambos basados en Texas, dieron a conocer a medios mexicanos la apertura de su primer Centro de Restauración del Sistema Nervioso, y explicaron, para los lectores de Crónica, algunos de los avances que han logrados por medio de cirugías neurorobóticas, que usan para atender a personas que han sufrido accidentes cerebrovasculares graves u otro tipo de lesiones que les impiden realizar movimientos.
Las dos instituciones son líderes en Estados Unidos en el campo de la Neurocirugía y buscan dar a conocer ante la comunidad médica mexicana algunos de los procesos que ya practican para instalar dispositivos electrónicos inteligentes que ayuden a los pacientes a recuperar movilidad de manos o extremidades. También explicaron el uso de implantes temporales y permanentes encima o debajo de la piel del cráneo, como auxiliares para atender a pacientes parapléjicos.
Equilibrio sensible
El sistema nervioso es esencial para el desempeño de todas las funciones del cuerpo humano porque controla y coordina señales que organizan las actividades del organismo. A grandes rasgos, este organismo puede ser estudiado a través de tres grandes componentes: el cerebro, la médula espinal y los nervios periféricos.
La neurorobótica cuenta con líneas de investigación especializadas en el sistema nervioso central y otras más abocadas en comprender el sistema periférico.
Existen dos tipos de dispositivos: invasivos y no invasivos. Los no invasivos simplemente se colocarían en el cráneo o justo debajo de este, y existen aplicaciones particulares para cada uno de ellos.
Por otra parte, los dispositivos de neurorobótica más invasivos sólo se usan en condiciones graves cuando no hay otra intervención posible. Este es el caso de una persona con un accidente cerebro vascular grave que queda prácticamente inmovilizada. En estos casos se puede tener un dispositivo que se pueda retirar más tarde, o microcables, que se insertan en lugares particulares del cerebro y que pueden disolverse con el tiempo. Básicamente, después de unas semanas, no hay nada en el cerebro, pero en ese proceso, mientras tanto, el paciente podrá restaurar la función y acelerar la recuperación
Alianza disruptiva
Valentin Dragoi, director científico del Centro de Prótesis e Interfaces Neuronales Traslacionales y profesor de Neurociencia en Neurocirugía en el Instituto Académico del Hospital Houston Methodist, explicó que la alianza entre ese hospital y la Universidad de Rice busca abordar la tecnología de punta los trastornos del sistema nervioso central y del comportamiento.
“Aplicando la neuro robótica, por ejemplo, podemos tener un paciente parapléjico con lesión de la médula espinal sin movilidad, y en este caso se puede colocar un implante en la corteza motora, para leer la intención de mover un brazo y luego traducirla en la acción de movimiento a través de un brazo robótico para que el paciente pueda recuperar algo de movilidad en sus extremidades”, indicó el especialista médico.
“Con esta colaboración científica buscamos ir más allá para innovar en cualquier aplicación que tenga que ver con restaurar la función nerviosa o mejorarla y ayudar a los pacientes que experimentan enfermedades del sistema nervioso”.
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