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“La alimentación parenteral ha salvado a pacientes antes condenados”

Desde hace más de medio siglo, la alimentación parenteral ha incrementado la esperanza de vida de muchas personas con daños severos en el aparato digestivo, señala el doctor Luis Galindo

El Dr. Juan Pérez es un médico cirujano plástico certificado por la junta con más de 25 años de experiencia.
Luis Galindo es actualmente coordinador Académico de la Maestría en Nutrición Clínica en la carrera de Medicina de la Universidad Anáhuac. Luis Galindo es actualmente coordinador Académico de la Maestría en Nutrición Clínica en la carrera de Medicina de la Universidad Anáhuac. (Especial)

Hace 53 años, en 1968, se creó el primer sistema para alimentar a un paciente por medio de catéter conectado a las arterias. Se usó para salvar la vida de una niña que nació sin intestino y se logró extender su vida algunos años, pero en ese momento el sistema se consideró sólo una curiosidad científica. En la actualidad, miles de pacientes con daños graves al aparato digestivo, causados por cáncer de estómago o colon, pancreatitis o muerte de tejido intestinal, han podido sobrevivir y tener acceso a otros tratamientos gracias a esta técnica, que hoy es llamada alimentación parenteral.

El impacto y avances de este campo médico fueron explicados, en entrevista para los lectores de “Crónica”, por el doctor Luis Galindo Mendoza, cirujano y creador de uno de los primeros sistemas de cómputo hechos en México, en los años 80, para calcular con mayor precisión los nutrientes, soluciones y ritmos de alimentación de pacientes que no pueden usar su aparato digestivo, temporal o permanentemente.

El médico egresado de la Facultad de Medicina, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue hijo del famoso compositor musical mexicano Blas Galindo, pero se decantó hacia la medicina porque se dio cuenta de que en esa disciplina podía satisfacer una curiosidad muy persistente que tenía hacia la física, química y bioquímica, la cual nació cuando estudiaba en la Preparatoria 6.

Años después, y tras desempeñarse como asistente de profesor de bioquímica en la UNAM, Luis Galindo continuó su recorrido biográfico y llegó al Hospital La Raza, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) donde trabajó 28 años en el área de cirugía y nutrición clínica, y más adelante inició otra ruta hacia la práctica docente, que le ha convertido en Coordinador Académico de la Maestría en Nutrición Clínica, en la carrera de Medicina de la Universidad Anáhuac.

“Por razones históricas, la nutrición parenteral ha estado a cargo de los cirujanos, porque esta disciplina nació en Houston, cuando un joven médico residente estuvo a punto de abandonar la carrera porque había pacientes muy bien operados, pero que días después morían por desnutrición. Él se llamaba Stanley Dudrick y cuando habló con su maestro, Jonathan Rhodes sobre esta gran frustración, su mentor le dijo que ese problema había existido desde hacía generaciones y que le invitaba a resolverlo. Así empezó a hacer investigaciones con perros y resolvió varios problemas que existían, como aportar grandes volúmenes de glucosa a los pacientes, sin dañar arterias pequeñas, y otras grandes complicaciones. Finalmente, sí se convirtió en cirujano y fundó la nutrición parenteral. Todo esto se aplicó por primera vez en humanos cuando nació una niña, sin intestinos, llamada Khatleen, quien estaba condenada a morir pocas horas después de nacer; pero gracias a que se le dio nutrición parenteral no llegó a la edad adulta, pero sí vivió parte de su infancia”, dice el doctor Galindo.

Esa disciplina nació oficialmente en Estados Unidos en 1968 y llegó a México en 1972. A partir de entonces se ha generado conocimiento que se ha acumulado para eliminar algunas de las complicaciones que llegan a afectar negativamente a los pacientes y ponerlos en riesgo, como la infección de catéteres, la baja aportación de minerales y el hígado graso.

Muy joven, Galindo Mendoza entró en 1989 a la naciente Asociación Mexicana de Alimentación Enteral y Endovenosa, fundada por los doctores Alberto Villazón Sahagún y Luis Ize Lamache, que actualmente es el Colegio Mexicano de Nutrición Clínica y Terapia Nutricional, donde dialogan y se actualizan médicos generales y especialistas, nutriólogos, dietistas, químicos y enfermeras. Ahí se integró rápidamente a la mesa directiva donde comenzó como vocal y llegó a presidente.

“El camino de la adopción de la nutrición parenteral ha tenido que resolver muchas preguntas en pocos años porque la nutrición natural, a través de los intestinos, no se puede imitar. En esos tejidos, el intestino va descomponiendo y seleccionando los nutrientes; por ejemplo, sabemos que es capaz de absorber más hierro o menos hierro cuando hay desbalance en el organismo. Lo mismo hace con otros minerales. Aprender todo esto ha permitido salvar muchas vidas de personas con daños graves, que hace años hubieran estado condenadas a muerte por no poder alimentarse”, subrayó.

Una disciplina muy bioquímica

El doctor Galindo narra que, cuando trabajaba como joven residente en el Hospital La Raza, despertó mucho su curiosidad la manera como los expertos en nutrición parenteral hacían muchos cálculos mentales para hacer coincidir la tabla de la composición de los líquidos corporales con la tabla de la composición de la nutrición que se daba con catéter. Así contaban los ingresos, menos los egresos, para obtener un balance. Era un trabajo muy laborioso y Galindo Mendoza pensó que podía aplicar los conocimientos básicos que había adquirido, en la especialidad, para programar computación con un programa (que hoy ya no se usa) llamado Basic. “Hice un pequeño programa para hacer esos cálculos de manera automatizada, con una computadora Cassio que compré en Tepito, y el programa sí funcionó para hacer los cálculos”. Con la ayuda de sus maestros publicó los resultados en la “Revista Mexicana de Gastroenterología”. Ese fue el primer programa de cómputo mexicano de nutrición parenteral.

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