Al finalizar una mesa de discusión sobre la ley de ciencia, realizada en la Facultad de Ciencias de la UNAM, académicos (as) que no participaron en ésta charlan entre sí. Preguntan si alguien sabe algo de la marcha y el paro convocados para el 28 y 29 de mayo, respectivamente, en rechazo a la Ley General de Humanidades, Ciencia…
“No ha surgido de esta facultad”, dice una de las personas. “Quizá de personas de los Centros Públicos de Investigación, que son los mayores afectados, pero que a su vez buscan más anonimidad para evitar represalias”, dice otra más.
Al igual que en el paro del 2 de mayo, concluyen que se busca desligarlo de una dirigencia para evitar señalamientos de las autoridades de sus institutos o del Conhacyt. El temor es hondo, pero la indignación más, como expresan grupos de académicos en diversas redes.
Entre círculos de académicos sigue fluyendo la convocatoria a la marcha del 28 de mayo y el paro del 29 contra la ley de ciencias, la cual está teniendo cada vez más eco entre diversos grupos con los que “Crónica” tiene contacto.
La marcha y paro vienen acompañados también de la organización de amparos de diversos académicos de universidades públicas, Centros Públicos de Investigación y otras instituciones contra la ley de ciencia, con el objetivo declarar inconstitucional la ley aprobada de manera errática por el Poder Legislativo semanas atrás.
La marcha se suma a otra convocatoria nacional por la defensa en la división de poderes y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Para el caso de los académicos (as) en la capital, la cita es en el Museo de la Revolución, que partirá rumbo a las inmediaciones del zócalo capitalino.
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