Academia

En busca de generar cero basura

Académicas del Inecol-Conahcyt y la UNAM explican el proceso por el que atraviesa nuestra basura y nos dan pautas para disminuir su generación

Ciencia UNAM

En el mundo, diariamente se producen más de 30 millones de toneladas de basura.

En el mundo, diariamente se producen más de 30 millones de toneladas de basura.

Diseño Bárbara Castrejón

La producción de basura a nivel mundial se incrementa cada año en proporción alarmante. En 2018, el Banco Mundial estimó la producción mundial de residuos en 2,010 millones de toneladas al año y predijo que para 2050 la cantidad aumentaría a 3,400 millones. Unos años más tarde, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calculó que la producción anual en 2022 fue de 11, 200 millones, dato que rebasa las predicciones y enciende las alarmas.

Aunado al problema que implica este alto volumen de generación, se encuentra la gestión inadecuada. En muchos lugares no existen sistemas de manejo eficientes que incluyan recolección separada y disposición final apegada a las normas oficiales, lo que repercute en contaminación del suelo, aire y agua.

Consideramos basura a todo aquello que ya no es de utilidad. Hemos aprendido que la forma correcta de desecharla es colocarla en contenedores y entregarla en los camiones recolectores, pero ¿alguna vez te has preguntado a dónde va la basura?

Probablemente no, porque cuando ya no la vemos, creemos que desaparece por arte de magia; sin embargo, no es así, siempre termina en algún lugar, puede ser un relleno sanitario, un vertedero a cielo abierto, alcantarillas, ríos, lagos, mares, el estómago de los animales o las células de nuestro cuerpo.

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En el mundo, diariamente se producen más de 30 millones de toneladas de basura, una cantidad exorbitante difícil de imaginar, cuyo camino inicia en el momento en que adquirimos productos envasados en materiales como plástico, unicel, cartón, entre otros. Su manejo lo delegamos al gobierno, pues consideramos que son ellos quienes deben enviar camiones para su recolección. No obstante, el camino de la basura no termina ahí, en realidad apenas comienza.

Los camiones recolectores llevan la basura a espacios que se llaman rellenos sanitarios, donde debe compactarse con maquinaria especializada; el diseño del sitio debe contar con salida para los gases (metano) y líquidos (lixiviados), de manera que no contaminen el suelo ni el agua y tampoco se conviertan en bombas de tiempo que exploten (literalmente). Desafortunadamente en México son pocos los rellenos sanitarios que cumplen con los requerimientos de acuerdo con la ley.

Cuando la basura se lleva a las barrancas o terrenos baldíos, favorece el desarrollo de fauna nociva, despide olores fétidos y es arrastrada por la lluvia hacia los ríos, mares o lagos. La que se coloca en las esquinas de las calles generalmente termina esparcida por el viento tapando coladeras y alcantarillas, lo que a su vez aumenta el riesgo de inundaciones.

La basura puede terminar en vertederos al aire libre.

La basura puede terminar en vertederos al aire libre.

LA BASURA NACE DE LA REVOLTURA

Desde hace algunas décadas, diversas organizaciones han promovido acciones para contribuir a disminuir la problemática causada por la basura. Una de estas es la conocida campaña o regla de las tres R, reducir, reutilizar y reciclar.

Muchas veces se confunde reciclar con reutilizar, pero no es lo mismo, reciclar no es una actividad que se pueda realizar de manera individual y cotidiana, sin embargo, hay algo muy importante que sí podemos hacer: separar desde la fuente, es decir, desde nuestros hogares, escuelas y centros de trabajo.

Si realizamos una separación selectiva en la que no se revuelva aquello que puede destinarse al reciclaje, eso se convierte en residuo y deja de ser basura. Esta acción simple puede disminuir el volumen de lo que llega a los rellenos sanitarios, alargar su vida útil y evitar que se extraigan nuevos materiales de la naturaleza.

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Hay muchos programas e iniciativas que promueven la separación, sin embargo, para que este proceso sea realmente exitoso y permanente, se requiere un sistema que contribuya a crear una nueva cultura para el manejo de residuos

PROPUESTA DESDE MORELOS. 

Las universidades, mediante la investigación, generan datos relacionados con la contaminación por basura que hacen evidente la necesidad de cambiar los procesos de producción, los hábitos de consumo y la disposición final de los residuos. También realizan algunas estrategias para su manejo, como los esquemas de separación o la prohibición de plásticos de un solo uso.

Aunque estas acciones registran algunos avances, la magnitud del problema requiere de intervenciones más profundas que incluyan a la educación y la reflexión sobre la relación entre producción-consumo-descarte.

Desde 2016, en el campus Morelos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se desarrolla el Programa de Manejo Integral de Residuos Sólidos Universitarios con enfoque Basura Cero (MIRSU-B0), que busca aprovechar los residuos orgánicos a través del compostaje; separar y enviar a cadenas de reciclaje los residuos inorgánicos reciclables; y disminuir, hasta llegar a cero, los no aprovechables, es decir, la basura.

Para lograrlo, se precisa del involucramiento de toda la comunidad universitaria para aprender en conjunto sobre los residuos y en qué consiste un sistema de manejo integral.

Para que no sea un problema tan grande, la basura puede separarse desde sus centros de origen.

Para que no sea un problema tan grande, la basura puede separarse desde sus centros de origen.

Dentro del campus Morelos, se le pide reflexionar sobre lo que compran y pensar qué residuos se van a generar. Una vez generados deben separarlos cuidadosamente considerando lo que va, lo que no va y cómo va en cada contenedor.

El programa ha sido muy exitoso y multipremiado a nivel nacional e internacional; en 2022 fue invitado a formar parte de un Programa Nacional de Investigación e Incidencia (Pronaii) del Conahcyt.

Una de sus metas es implantar Basura Cero en oficinas de dependencias federales, estatales y municipales, instituciones públicas de educación a todos los niveles de cada ciudad, de manera que las prácticas aprendidas puedan trascender hacia los hogares y las comunidades, generando un efecto multiplicador.

*Investigadora por México Conahcyt adscrita al Inecol

**Investigadora en el CRIM, campus Morelos, UNAM.

Esta es una colaboración de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM. Lee el artículo completo en ciencia.unam.mx

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