El ciclo global del agua, es decir, el movimiento constante de agua dulce entre nubes, tierra y océano, se está amplificando por el cambio climático y lo está haciendo mucho más rápido de lo esperado.
Según alertan los investigadores en un estudio publicado en la revista 'Nature', el aumento de las temperaturas globales ha hecho que este sistema sea más extremo: el agua se está alejando de las regiones secas hacia las regiones húmedas, lo que hace que las sequías empeoren en algunas partes del planeta, mientras que se intensifican los eventos de lluvia y las inundaciones en otras. En otras palabras, las zonas húmedas son cada vez más húmedas, y las zonas secas, más secas.
Hasta ahora, los cambios en el ciclo han sido difíciles de observar directamente, ya que alrededor del 80% de las precipitaciones y la evaporación mundiales se producen sobre el océano.
Pero un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), en Australia, ha utilizado los patrones cambiantes de la sal en el océano para estimar la cantidad de agua dulce oceánica que se ha desplazado del ecuador a los polos desde 1970.
Los resultados muestran que se ha desplazado entre dos y cuatro veces más agua dulce de lo que preveían los modelos climáticos, lo que nos da una idea de cómo se está ampliando el ciclo global del agua en su conjunto.
"Ya sabíamos, por trabajos anteriores, que el ciclo global del agua se estaba intensificando --reconoce el autor principal del estudio, el doctor Taimoor Sohail, matemático e investigador postdoctoral asociado de UNSW Science--. Pero no sabíamos en qué medida".
Recuerda que "el movimiento de agua dulce desde las zonas cálidas a las frías constituye la mayor parte del transporte de agua. Nuestros hallazgos nos dan una idea de los grandes cambios que se están produciendo en el ciclo global del agua", apunta.
El equipo llegó a sus conclusiones analizando las observaciones de tres conjuntos de datos históricos que abarcan el periodo 1970-2014. Pero en lugar de centrarse en las observaciones directas de las precipitaciones -que pueden ser difíciles de medir a través del océano- se centraron en un aspecto más inusual: cómo de salada era el agua en cada zona del océano.
"En las regiones más cálidas, la evaporación elimina el agua dulce del océano dejando la sal, lo que hace que el océano sea más salado --explica el coautor Jan Zika, profesor asociado de la Escuela de Matemáticas y Estadística de la UNSW--. El ciclo del agua lleva esa agua dulce a regiones más frías donde cae en forma de lluvia, diluyendo el océano y haciéndolo menos salado".
En otras palabras, el ciclo del agua deja una firma en el patrón de sal del océano - y midiendo estos patrones, los investigadores pueden rastrear cómo el ciclo cambia con el tiempo.
El equipo estima que entre 1970 y 2014 se transportaron del ecuador a los polos entre 46.000 y 77.000 kilómetros cúbicos de agua dulce más de lo previsto, lo que supone entre 18 y 30 centímetros de agua dulce de las regiones tropicales y subtropicales, o aproximadamente 123 veces el agua del puerto de Sidney.
"Los cambios en el ciclo del agua pueden tener un impacto crítico en las infraestructuras, la agricultura y la biodiversidad --señala el doctor Sohail--. Por ello, es importante entender cómo afecta el cambio climático al ciclo del agua ahora y en el futuro. Este hallazgo nos da una idea de cuánto está cambiando esta parte del ciclo del agua, y puede ayudarnos a mejorar los futuros modelos de cambio climático".
Cuando Sohail y su equipo compararon sus resultados con 20 modelos climáticos diferentes, descubrieron que todos los modelos habían subestimado el cambio real en la transferencia de agua dulce cálida y fría. Así, afirma que los resultados podrían significar que estamos subestimando los efectos del cambio climático en las precipitaciones.
"Con hallazgos como los nuestros es como mejoramos estos modelos --subraya--. Cada nueva generación de modelos adapta los modelos anteriores con datos reales, encontrando áreas que podemos mejorar en futuros modelos. Se trata de una evolución natural en la modelización del clima".
Los científicos utilizan ahora la sexta generación de modelos climáticos (denominada Sexto Proyecto de Intercomparación de Modelos Climáticos, o "CMIP6"), que incorporó actualizaciones de la quinta generación. Este nuevo hallazgo es una demostración del proceso científico en funcionamiento, y podría ayudar a mejorar las estimaciones futuras.
"Establecer el cambio en el transporte de agua dulce de cálida a fría significa que podemos avanzar y continuar haciendo estas importantes proyecciones sobre cómo el cambio climático puede afectar a nuestro ciclo global del agua --destaca Sohail--. Dentro de 10 o 20 años, los científicos podrán utilizar esta referencia para saber cuánto siguen cambiando estos patrones a lo largo del tiempo".
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