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El cambio de rumbo de Europa: efectos de la guerra en Ucrania

Aunque no es el único en el mundo, el conflicto en Ucrania representa el regreso de una conflagración en el continente europeo, y es el más complejo desde la Segunda Guerra Mundial

Soldados ucranianos en la guerra del Donbás
Soldados ucranianos en una calle de Jersón. Soldados ucranianos en una calle de Jersón. (EFE)

A la pandemia por la COVID-19 y sus efectos multisistémicos: crisis sanitaria, condiciones económicas desfavorables como resultado de las medidas de confinamiento y paralización de los sectores productivos, crisis políticas con liderazgos cuestionados y la producción y distribución desigual de vacunas en el mundo se le suma la guerra en Ucrania, que inició hace más de un año, transformando la economía, la política y lo social a nivel internacional. A las consecuencias de la pandemia se adhirió un creciente número de muertos, heridos, desplazados, destrucción de infraestructura, campos agrícolas minados.

Cada conflicto bélico tiene repercusiones, más aún en un mundo tan interdependiente e interconectado como el de la actualidad, sin embargo, difieren en el alcance que tiene en las zonas geográficas colindantes o lejanas. Asimismo, la durabilidad y la dificultad de encontrar una pronta solución van intensificando los efectos en los Estados directamente involucrados y en las regiones interrelacionadas.

Aunque no es el único en el mundo, el conflicto en Ucrania representa el regreso de una conflagración en el continente europeo, y es el más complejo desde la Segunda Guerra Mundial por las características de los Estados involucrados. Se ha utilizado armamento convencional, pero con la amenaza latente del nuclear; se desarrolla en un mundo con una interdependencia asimétrica entre los actores involucrados y de manera paralela se libra en los medios de comunicación, buscando difundir su propia narrativa para lograr una mayor incidencia en la opinión pública, nacional e internacional.

Esta guerra representa un parteaguas para la seguridad en el continente, en el sentido tradicional y ampliado, obligando a la integración europea a replantear sus alcances, negociaciones, políticas comunitarias y acción exterior. Es por ello que la Unión Europea (UE) se encuentra en un momento de redefinición en diversos rubros: en sus alianzas intracomunitarias debido a que se evidenció la dificultad de mantener la unanimidad en la toma de decisiones de sus acciones exteriores; como ejemplo, pueden revisarse las complejas negociaciones para concretar un nuevo paquete de sanciones para Rusia; también se encuentra en un periodo de reflexión sobre la capacidad de integrar a más Estados y modificar sus límites geográficos al aceptar incrementar el número de candidatos a la adhesión incorporando incluso a Ucrania inmerso en una guerra en su territorio.

Asimismo, diversificaron sus proveedores de energéticos en menos de un año, a pesar del aumento en los costos que eso implicó, y se crearon subsidios en apoyo a la población para subsanar los precios. También, ante la guerra y sus consecuencias directas, desde una perspectiva más social, la Unión Europea activó, por primera vez, el mecanismo de protección temporal para recibir a los desplazados a territorio europeo brindándoles empleo, educación, salud, alojamiento, apoyo financiero y ayuda social. Pero, de todas las acciones que la Unión Europea puso en marcha, aquellas encaminadas a generar las condiciones de seguridad para los Estados europeos en un mediano y largo plazo son las que se consideran prioritarias y las que muestran un cambio de rumbo de las características que le confirieron a la integración los padres fundadores. Enviar material letal a Ucrania, crear la Brújula Estratégica como hoja de ruta y la identificación de las amenazas para los europeos, la inversión en investigación y capacidades militares en el presupuesto plurianual comunitario y los planes nacionales para aumentar el gasto militar, principalmente con el anuncio de Alemania de destinar el dos por ciento de su PIB en gasto militar, son ejemplo de la importancia que ha tomado en el discurso de sus líderes, más aún en el presupuesto y acción en temas de seguridad. Si bien no es algo que inició con la guerra de Ucrania, si se aceleró con la justificación de fortalecer la capacidad de defensa para los Estados europeos.

El tema de la seguridad en Europa se adapta a las condiciones imperantes y cambia el rumbo de lo que se denominó el “ADN” de la UE. La guerra cambió las prioridades, pero es necesaria una pronta solución para evitar mayores afectaciones. Entre más tiempo dure más complejo será que los Estados involucrados tengan una resolución favorable. En estos momentos las alianzas y las dinámicas internacionales se encuentran en una reestructuración en la que muchos buscan los referentes existentes para explicarla al mencionar que es una Guerra Fría 2.0, pero no tiene las mismas características ni los efectos; es difícil encontrar un parámetro novedoso para determinar cómo denominaremos a este periodo histórico debido a que aún se encuentra en transición.

Además de las acciones de la Unión Europea y sus Estados, se realizó una reunión de un nuevo foro europeo nombrado como la Comunidad Política Europea en la que se busca una mayor cooperación y tratar temas de relevancia en el continente como energéticos, infraestructura y la guerra. La reunión se realizó con la asistencia de 44 Estados con la ausencia de Rusia y Bielorrusia. Esto es un ejemplo de las alianzas que se pueden forjar como resultado del contexto internacional actual.

La redistribución de la producción a nivel mundial, el conflicto en Ucrania y los efectos de la pandemia son sucesos que están replanteando en el mundo si será bipolar, multipolar o, como mencionaba Esther Barbé, seguiremos en un mundo interpolar en el que los polos de poder sigan siendo interdependientes entre sí.

Las características con las que se resuelva esta guerra determinarán el devenir mundial y sustentarán los cambios que ya se han iniciado, entre ellos el mencionado incremento de gasto militar y los temas de la seguridad en la perspectiva tradicional, que nunca se fueron de la agenda internacional, pero que regresan a ser la prioridad y a desplazar otras temáticas relevantes.

El seguimiento y análisis del tema es necesario para determinar las acciones y la estrategia a seguir para responder a los efectos que tendrá para México, la Unión Europea, China, Rusia y Estados Unidos, principalmente, adaptándose a un mundo en transformación.

*Profesora del Departamento de Política y Cultura de la Unidad Xochimilco de la UAM

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