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Los casos de cáncer de piel han incrementado en los últimos 20 años

En estos días de altas temperaturas y radiación solar en la CDMX es recomendable usar protector solar en todo momento

UAM

Jorge Ismael Castañeda Sánchez es investigador del Departamento de Sistemas Biológicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)

Jorge Ismael Castañeda Sánchez es investigador del Departamento de Sistemas Biológicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)

/Cortesía

Las enfermedades dermatológicas son de las más frecuentes entre los humanos y pese al incremento de padecimientos como el cáncer de piel, “han sido completamente descuidadas y minimizadas” por las personas, advirtió el doctor Jorge Ismael Castañeda Sánchez, investigador del Departamento de Sistemas Biológicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El investigador del Laboratorio de Inmunología de la Unidad Xochimilco de la Casa abierta al tiempo dijo que por lo general son motivo de preocupación los padecimientos respiratorios como las neumonías o los crónico-degenerativos como la diabetes e hipertensión, pero cuando se trata de la piel se piensa que con aplicar alguna crema es suficiente, cuando en realidad estas enfermedades dermatológicas son abundantes y “todo el tiempo tenemos laceraciones o irritaciones debido a componentes del ambiente o a ciertas sustancias con las que estamos en contacto” y que llegan a resultar en algún tipo de dermatitis.

Respecto de los padecimientos infecciosos de la piel éstas son bastante comunes, hay bacterias del grupo de estreptococos y estafilococos que son muy frecuentes, sobre todo en infantes que usan pañal, porque la zona es muy húmeda.

En el caso de los virus, el grupo de los herpes suele aparecer como fuegos labiales, entre otros brotes; los hongos también repercuten en problemas dermatológicos como el llamado pie de atleta, que es bastante usual entre un gran número de la población. En tanto que los parásitos se manifiestan en las plagas por piojos o ácaros, entre otros.

En realidad, la piel al ser un órgano, el tejido más grande del organismo, funciona como una barrera que delimita “lo que está dentro de nosotros y lo que hay en el medio exterior, solo que está en permanente contacto con muchos agentes infecciosos, por lo que básicamente, lo que estudiamos en este laboratorio es su respuesta inmunológica cuando se defiende de éstos”.

Existen además las enfermedades de la piel por agentes no infecciosos, que se desarrollan por otros mecanismos, como puede ser la psoriasis, que provoca enrojecimiento, escamas e irritación, o una dermatitis atópica, que causa resequedad, picazón e inflamación, o bien la respuesta alérgica a algún componente del ambiente como pueden ser ciertos detergentes o suavizantes que conducen a un proceso alérgico inmediatamente. Eso no tiene que ver con infección, no obstante hay una reacción a estos productos.

Hay otros padecimientos que dependen de condiciones genéticas, como algunas alergias a componentes del ambiente, entre ellas al pelo de animales, incluidos insectos como las cucarachas que dejan su saliva u otras sustancias que pueden expresarse en una inflamación, ardor o resultar en algo más grave como psoriasis o incluso en un lupus eritematoso sistémico, que llega a manifestarse en algunas circunstancias.

En cuanto a las afecciones de la piel vinculadas con problemas emocionales, el doctor Castañeda Sánchez sostuvo que como investigadores “antes decíamos que la respuesta inmunológica identificaba lo propio y atacaba lo extraño y así es como entendíamos esta respuesta; sin embargo, ahora sabemos que el cuerpo responde a señales de daño y algunas no necesariamente son físicas, como ingredientes o alérgenos, sino también emocionales”.

Una de las características en estos casos es que cuando la gente cursa con situaciones de estrés, éste tiene repercusiones a nivel de piel y entonces muchas de ellas comienzan con una dermatitis, una inflamación que genera comezón, por lo que se empiezan a rascar, como parte de la respuesta nerviosa a ese estado de tensión y terminan con lesiones bastante importantes a nivel del tejido.

CUIDADO CON EL SOL

En los últimos años se ha dado un incremento en las enfermedades de la piel y en el caso de la Ciudad de México (CDMX) uno de los factores que lo explican radica en los altos niveles de contaminación, aunado al deterioro de la capa de ozono, que en lugar de impedir que haya filtración de rayos ultravioleta, éstos estimulan directamente a la epidermis. Esto ha llevado a un incremento en los casos de cáncer de piel en los últimos 20 años “y van en aumento”, comentó.

Otro elemento de riesgo es el abuso en el uso de medicamentos, pues “hemos visto que hay pomadas de venta libre con tres componentes (antiinflamatorio, antifúngico y antibacteriano) para ver cuál pega y lo que sabemos es que tal vez en ese momento alivia la situación, pero las secuelas a largo plazo son graves”.

El investigador señaló que en estos días de altas temperaturas y radiación solar en la CDMX es recomendable utilizar siempre protector solar, de manera adecuada, en términos de saber que tiene una duración de cuatro a seis horas, lo que significa que después de ese lapso ya no protege. Tratar de hacer actividades que no tengan que ver con la exposición al sol directo.

Otras recomendaciones es el uso jabones neutros para la piel, que no tengan perfumes ni otro tipo de sustancias y si es preciso andar en la calle con gorras, sombreros, paraguas u otro artefacto que proteja, “y si ya tenemos una infección lo mejor es acudir al médico, porque muchos años hemos relegado estas enfermedades dermatológicas y las atendemos sólo cuando sentimos que es algo grave”.

LA INVESTIGACIÓN

En el laboratorio de Inmunología el grupo de investigación al que pertenece trabaja en el estudio de una serie de bacterias y hongos que generan micetoma, una infección granulomatosa que provoca una inflamación exageradamente alta y que empieza como un granito y de repente el enfermo tiene una especie de “pata de elefante” que le imposibilita ponerse un zapato y, por tanto, realizar sus actividades económicas y sociales y las repercusiones ponen en riesgo desde la salud física hasta la mental.

Estas bacterias y hongos son muy difíciles de manejar y “hay pacientes que tenemos identificados con hasta 25 años de evolución de la enfermedad” y por más antibióticos o antimicóticos que se les suministren no funcionan de manera adecuada, porque al instalarse en tejidos profundos de la piel la bacteria se encapsula, se forma un granuloma y el antibiótico no es capaz de penetrar y, por tanto, es necesario mantenerlo en constante tratamiento.

“Lo que hacemos en el laboratorio es identificar el agente causal para luego probar diferentes fármacos con los cuales podemos atenderlo y esto es un gran avance porque anteriormente todos los pacientes se trataban del mismo modo, sólo importaba si era una bacteria o un hongo”.

Advirtió que no se debe minimizar acudir al dermatólogo ante cualquier duda, porque es el especialista que atiende la piel y además debe ser tan normal como ir a cualquier otro médico.