Enfocado a identificar cómo está constituido el sargazo para delimitar cuáles pueden ser sus múltiples aplicaciones en beneficio de la sociedad, el proyecto Estudios técnicos de caracterización de sargazo orientados a la generación de normatividad asociada a riesgos y a su potencial aprovechamiento productivo, devela que las algas que anualmente arriban a la franja costera de Quintana Roo, cuentan con altos niveles de metales pesados. Sin embargo, se espera que esto no represente mayor problema en su aprovechamiento a futuro.
El director de la Unidad de Energía Renovable (UER) del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), Dr. Raúl Tapia Tussell, explicó que, si bien es cierto que el arribazón de sargazo es un problema que afecta principalmente a la región peninsular en el plano turístico, existen instancias e instituciones que están trabajando actualmente en crear alternativas para sacar provecho de la potencial materia prima.
Precisamente este es uno de los objetivos de los estudios que desarrolla actualmente el CICY, en colaboración con la Universidad Anáhuac Mayab, la Universidad Autónoma de Campeche (UAC) y el Centro de Investigación en Matemáticas (CIMAT); avalados por la Secretaría de Marina y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Definido como un proyecto multidisciplinario, los estudios dirigidos por la Dra. Rosa María Leal, responsable técnica del proyecto e investigadora de la Unidad de Ciencia del Agua del CICY, han demostrado que la presencia de los metales en el sargazo “tienen una temporalidad en dependencia del tiempo y la época de arribo, ya que llegan en diferentes concentraciones”, explica Tapia Tussell.
Esto se está demostrando mediante estudios de trazabilidad, es decir, a indagar a través de múltiples pruebas científicas si los productos finales, tendrán el mismo contenido de metales pesados con los que arriba el sargazo a las playas quintanarroenses.
Así se permitirá que los millones de toneladas que recalan anualmente en las costas del mar Caribe sigan empleándose para la extracción de alginatos (fibras empleadas en la industria alimenticia) y fucoidanos (carbohidratos con aplicaciones en uso medicinal), y ser una fuente de energía renovable al generarse biogás a partir del alga.
Al conocer la composición elemental del sargazo, se puede también tener en cuenta el manejo responsable de la materia y reducir un posible daño al medio ambiente. Un ejemplo de ello, explica el director de la UER del CICY, está intrínsecamente ligado a la composición líquida del alga (80 % de agua), la cual, al ser recolectada y depositada sobre el suelo, su lixiviado tiene un potencial impacto al manto freático.
Paralelamente, un adecuado tratamiento ayudará a controlar el olor que produce la descomposición del sargazo en la playa y la mala imagen que da a los turistas nacionales e internacionales. Es decir, con los estudios, se pretende evitar la emisión de gases de efecto invernadero como el sulfuro de hidrógeno, dióxido de carbono y metano.
El Dr. Raúl Tapia Tussell adelantó que los resultados, que se presentaron este mes ante la SEMAR y el Conacyt, son cruciales para el 2022, pues se espera que sea un año en el que incremente la magnitud del arribazón a las costas de Quintana Roo, equiparándose al registro del 2018.
Reconoció que este fenómeno “llegó para quedarse” y por tal motivo, conocer a la materia permitirá que el ser humano pueda manejarlo adecuadamente en su beneficio.
(Divulgación / MGRC-JCDO)
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