Para México es fundamental apoyar y expandir el ejercicio de la ciencia pues ante un mundo lleno de incertidumbre, sólo el conocimiento podrá evitar que el país caiga en la esclavitud del hambre y las enfermedades, expresó en El Colegio Nacional el físico mexicano y Premio Crónica, Alejandro Frank.
Como parte de una mesa de reflexión llamada ¿Para qué queremos ciencia en México? donde participaron también la Premio Crónica, Susana Lizano y Luis Felipe Rodríguez Jorge, el doctor Alejandro Frank dijo que, en el mundo actual, es fundamental la defensa de la racionalidad humanista, incluyendo el ataque frontal a la ignorancia, la seudociencia y el conocimiento mágico. "Así como exhibir la charlatanería en general, la pandemia de COVID-19 hace esto mucho más evidente”.
“Libertad por el saber es el lema de El Colegio Nacional y creo que, en estos momentos, en México y todo el mundo, este es un tema muy importante. Libertad para hacer ciencia, para enseñar ciencia, para valorar la ciencia en nuestra cultura y valorar a quienes la generan”, puntualizó Alejandro Frank en la mesa donde también participaron William Lee, Coordinador de la Investigación Científica de la UNAM y Catalina Stern, exdirectora de la Facultad de Ciencias de la UNAM.
El físico mexicano explicó que la mayor diferencia que los seres humanos tienen con otros simios es su inteligencia, el desarrollo de inteligencia confirió ventajas evolutivas. “La aparición de la conciencia nos hizo preguntarnos por primera vez sobre nuestro origen, cada grupo imaginó el suyo e inventó dioses caprichosos y crueles, visión que ha subsistido hasta nuestros días en un sector mayoritario de la humanidad.”
Puntualizó que, en el mundo actual, es fundamental la defensa de la racionalidad humanista, incluyendo el ataque frontal a la ignorancia, la seudociencia y el conocimiento mágico. “Así como exhibir la charlatanería en general, la pandemia de COVID-19 hace esto mucho más evidente”. Agregó que, a pesar de sus innumerables éxitos, amplios sectores, incluyendo científicos, continúan demonizando a la ciencia. Tal es el caso de la controvertida política actual del Conacyt que coincide con esa visión catastrofista.
“La ciencia al darnos conocimientos y poder sobre la naturaleza hace posible librarnos de la esclavitud de los elementos del hambre y las plagas, como las vacunas del COVID-19 demuestran con gran claridad hoy en día. La ciencia nos ha permitido observar nuestro Universo y comprenderlo, llegar a la Luna, demostrar la igualdad entre los seres humanos, preguntarnos qué es la conciencia y cuál es el origen del Universo”
La ciencia de México en el mundo.
Susana Lizano Soberón, astrofísica que hace una semana recibió el Premio Crónica 2020 participó en la mesa de reflexión y se refirió a la ciencia en México con relación al ámbito global. Recordó que el gasto federal en investigación y desarrollo, en el país, es del 0.3 por ciento del Producto Interno Bruto, mientras que el promedio en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es del 2.4 por ciento.
Con relación al capital humano y a la producción científica, la astrofísica mexicana comentó que México ocupa el último lugar de la OCDE con sólo un investigador por cada mil habitantes activos, en comparación con el promedio de 8.6 investigadores por cada mil habitantes de los países miembros, lo que significa un gran reto.
De acuerdo con la especialista, la producción de artículos científicos en el país es de un porcentaje de 0.66, sólo por arriba de Argentina, Chile y Colombia, y muy por debajo de Estado Unidos, que produce en promedio 16.92. “Las áreas en que se produce más en México son las ciencias espaciales, los animales y las plantas, la agricultura, la ecología y el medio ambiente y la microbiología.”
Además, México ocupa el lugar 48 en el Índice de Competitividad Global, que mide el conjunto de instituciones, políticas y factores, que influyen en la prosperidad económica de un país. Y el lugar 55 de 131, en el Índice de Innovación, que mida la capacidad o habilidad para inventar nuevos productos.
Al responder a la pregunta ¿Para qué queremos ciencia en México?, la colegiada aseguró que, “por sus características en territorio, población, diversidad de recursos naturales, potencial energético y económico, México debería ser uno de los principales actores en el ámbito geopolítico y económico global. Sin embargo, existen grandes rezagos y múltiples aspectos en la vida nacional”.
Catalina Stern, exdirectora de la Facultad de Ciencias de la UNAM, afirmó que la ciencia no está constituida sólo por un conjunto de conocimientos, sino también de una serie de prácticas que extienden, sistematizan, verifican y refinan el conocimiento previo.
Explicó que el pensamiento científico analiza, cuestiona, comprueba y comparte las ideas para ser nuevamente analizadas y comprobadas antes de proponerse como acertadas.
En palabras de la académica, para tener científicos, primero hay que formarlos. Aseguró que la ciencia debe enseñarse a todos, desde estudiantes preuniversitarios hasta alumnos, en la universidad, con y sin vocación científica. “La ciencia es para todos, y cuando hablo de ciencia, hablo de todas las ciencias, que me disculpen los matemáticos, pero también están incluidos. Hablo de todos los que tienen un pensamiento estructurado y que tienen un proceso para poder decir a qué conclusiones han llegado.”
Luis Felipe Rodríguez Jorge aseguró que una sociedad moderna tiene muchos requerimientos. “Una cosa es tener una población de científicos de alto nivel y otra es que la derrama económica y tecnológica que propicia que la ciencia genere trabajos y recursos. Hacen falta más actores para que se implementen cosas.”
Argumentó que es importante entender la diferencia entre lo que significa idea científica y lo que es su posible aplicación comercial. “Hay un dicho muy bueno en ese sentido. En la tecnología, una vez que está terminada la parte científica falta el 99% del trabajo. Falta hacer una patente, falta la asesoría de los abogados, necesitamos gente que invierta, necesitamos ingenieros, capital, lo que es muy difícil. En México, no hemos logrado conjugar estas cosas y por eso luego la gente dice: estos científicos no han resuelto nada.”
De acuerdo con el astrónomo e investigador mexicano la ciencia es indispensable, porque fomenta una población que basa sus acciones en datos y no en creencias, ni en ideologías, eso salva a la ciencia y la justifica.
William Lee, Coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, definió a la ciencia como una manera de confrontar la observación del mundo con explicaciones para ello, buscando un poder predictivo y de repetibilidad. “Es auto correctiva, es incremental y, de vez en cuando, uno debe desmontar algo que habíamos pensado y construir una ecuación mayúscula. Esto aplica a todas las ramas del conocimiento que nos ayudan a conocer el mundo que nos rodea y a nosotros.”
En palabras del especialista, si la ciencia cuestiona por naturaleza y el poder económico y político buscan que no se les cuestione, no existe una relación armónica entre las dos.
“Hace falta un cierto nivel de técnica, no hay forma de evitar esto para ejecutar de manera eficiente cualquier decisión política. Cada nación ha tenido que lidiar con esto a su manera. Aquí me parece que hay que apreciar una falacia de fondo y un choque de origen, si queremos poner un concepto de ciencia de Estado o ciencia para el Estado, es una contradicción que nunca se va a resolver, hay que vivir con eso”.
Transferencia.
La presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Susana Lizano, señaló uno de los mayores obstáculos para la transferencia de conocimiento en México: la dificultad para patentar. Se conceden más patentes a los investigadores mexicanos en el extranjero que en el país. Según el Índice de Desarrollo Humano del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, que mide el nivel de salud, educación y de vida, México ocupa el lugar 76 de un total de 189 países, en su capacidad de avance en desarrollo.
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