En días recientes, la Academia Mexicana de Ciencias, (AMC) y el Instituto de Investigación en Políticas Públicas y Gobierno (IIPPG) de la Universidad de Guadalajara (UdG) publicaron el documento “Propuestas y reflexiones sobre el futuro de la política de ciencia, tecnología e innovación en México”.
“Crónica” publicó algunas de estas propuestas en una serie de tres entregas, que resumió la esencia plural del documento. Coincidentemente, un día después de la última publicación, la directora del Consejo Nacional de (Humanidades) Ciencia y Tecnología (Cona(h)cyt), Elena Álvarez-Buylla, anunció en sus redes –y con un tono incendiario–, su renuncia a la AMC a causa de lo vertido en dicho documento.
No obstante, este acto de “congruencia” retardada – Álvarez-Buylla fue miembro de la AMC durante 14 años, aunque desde 2016, último año del que hay un registro público en la página web de la Academia, no pagaba su cuota–, no debería de opacar el documento y propuestas apartidistas realizadas por este sector representativo de la comunidad científica, señalaron en entrevista José Seade Kuri, presidente de la AMC, y Enrique Cabrero, director del IIPPG-UdG y ex director de Conacyt.
El documento, narran, fue resultado de un encuentro de expertos en política científica y es el primero de una serie de libros que analizarán y realizarán propuestas al próximo gobierno en diversas políticas públicas.
“Estos documentos buscan alimentar el debate informado y no se relaciona con ninguna agrupación política ni campaña en específico”, dijo Enrique Cabrero, quien recordó que los artículos y propuestas no nacen de forma improvisada, sino que son resultado de la maduración del análisis que hacen sus autores y las organizaciones que participan en ésta, como la misma AMC y la red ProCienciaMx.
El ex director del CIDE enfatiza también que el documento no tiene dedicatoria ni alude específicamente a la actual administración de Conahcyt, aunque su directora se lo haya tomado tan personal.
“No son trabajos de la coyuntura de lo que ha pasado este sexenio, sino que hablan de la importancia de la política científica en nuestro país en las últimas décadas y tiene la perspectiva de reflexión a futuro, que si bien involucra decisiones que deberían tomarse en cuenta por el próximo gobierno, tiene un posicionamiento sobre una estrategia a largo plazo. Esto es importante porque despolitiza al documento; desafortunadamente, con el ruido que se generó se busca ponerlo dentro de una disputa de opiniones coyunturales, pero no, tiene una reflexión de lo que ha sido la ciencia del país”, ahonda Cabrero.
El subtexto del libro, añade, es que la política de ciencia, tecnología e innovación (CTI) del país no ha tenido la importancia requerida para los gobiernos, incluyendo en la administración en la que él participó.
Por su parte, Seade Kuri recordó que la AMC está directamente ligada con el abolengo y la historia científica del país, fue desde ésta que se gestó el propio Conacyt o programas como el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), legislaciones del sector o la creación del extinto Foro Consultivo Científico y Tecnológico. Esto para resumir que la Academia ha sido un vehículo para dar voz a los científicos del país, a sus afiliados y representantes, sin importar –estos sí– su filiación política.
Es por eso que ahora da voz nuevamente a su comunidad, puntualiza, y es que “en tiempos recientes ha quedado clara una inquietud muy grande en la comunidad científica por decisiones tomadas en la política científica. No juzgo si son buenas o malas, pero sí puedo decir que hay mucha preocupación en el gremio y –por qué no decirlo– mucho enojo, justificado o no, según quien lo diga, pero lo hay. Aquí, la AMC como principal portavoz de la comunidad científica tiene responsabilidad al respecto, es importante darle un canal salida a esas voces, las de muy destacados científicos nacionales que están inquietos, preocupados y enojados”.
Seade enfatizó que las propuestas presentadas no tienen un tinte partidista y que más allá de las críticas recibidas, el propósito principal de los autores, pero también de toda la comunidad científica es que “la ciencia y la tecnología jueguen un papel importante en la agenda nacional y en el desarrollo de México”.
–¿Cuál es su respuesta a las descalificaciones de la directora de Cona(h)cyt?
–Primero, mi respeto a la doctora Elena Álvarez-Buylla, si renunció es una decisión personal y lo lamento porque es una científica importante. Por otra parte, difiero profundamente de los señalamientos que hizo al respecto. La AMC es una asociación con una fuerte vocación social y un compromiso con México, nuestra vocación no es partidista, pero como soy matemático me gustan las demostraciones, externó Seade.
En el documento presentado por la Academia, añadió, se hacen referencia a los retrocesos en el apoyo gubernamental al sector en la última década. “En ese periodo, el responsable en Conacyt era el doctor Cabrero, entonces ¿le estamos dando su llegue a él? Si me dicen que la Academia es partidista entonces ¿en qué partido estamos? En ninguno, queremos el bienestar del país”.
–Y nos hacemos cargo de ello, añadió Cabrero Mendoza. Si bien en el sexenio anterior hubo un incremento de la inversión de forma significativa y nos llenó de optimismo y energía, los últimos dos años no se pudo sostener y vino una caída. En ese sentido, el que presentamos es un documento autocrítico en mi caso, porque no logramos del todo lo que queríamos, aunque hubo cosas interesantes de qué estar orgullosos, pero ese no es el afán del libro.
No hay que perder el rumbo y hay que tomarse en serio la política científica y entender cómo su vinculación con los sectores productivos, sin ideologías, son la realidad global.
“Pensar que eso tiene una orientación ideológica, me parece una manera forzada de ver las cosas respecto a la realidad que tenemos en el mundo. El fin de estas reflexiones no es evaluar este sexenio que termina, se toca de pasada tanto de este como del sexenio anterior (…), pero querer dar otra orientación es forzar mucho las cosas, no lo hay. Los autores no nos pusimos de acuerdo en el análisis y diagnósticos, incluso nuestras reflexiones y propuestas llegan a ser distintas.
Un ejemplo de ello es el diseño institucional que proponen algunos autores; mientras Cabrero refiere que se debe regresar a la estructura anterior de Conacyt, ProCienciaMx y otros autores propugnan por la creación de una Secretaría de Ciencia o de una Fundación de CTI. “Este es un documento basado en lo pasado en las últimas décadas y está pensando hacia el futuro, no está hecho para pegarle a nadie ni hacer análisis y evaluación de este sexenio. Eso lo hará alguien más en otro momento”.
El documento “Propuestas y reflexiones sobre el futuro de la política de ciencia, tecnología e innovación en México” no se ancla en el pasado, como dice su nombre, sino que ve a futuro, dice Cabrero. Busca generar resonancia entre las próximas candidatas (o) a la Presidencia, los miembros de la AMC, rectores, analistas y empresarios.
Sobre las candidatas, recuerdan, el equipo de Claudia Sheinbaum cuenta con dos ex presidentes de la AMC, Rosaura Ruiz y Juan Ramón de la Fuente, por lo que “confiamos en que habrá una escucha importante a estos planteamientos que se compilan en el libro y a otros muchos que no están ahí. Tenemos en este equipo a dos ex presidentes de la AMC y hay muchos vasos comunicantes con la comunidad científica. Lo normal sería que haya una enorme escucha de la comunidad científica y que estas y otras ideas se puedan incorporar como insumos muy importantes de la propuesta que hagan en su plataforma de campaña”, dijo el también miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM. En el equipo de Xóchitl Gálvez, agregó, hay comunicación a través de Juan Carlos Romero Hicks, ex director de Conacyt, quien articula estos temas.
“Somos optimistas a que haya apertura para ser escuchados y dialogar”, dijo Seade Kuri. “Ambos equipos tienen claridad en cuanto a la importancia del papel de la ciencia y tecnología hoy en día”.
–De lo que ya no se puede dar lujo el país es de dejar las cosas como están y con la tendencia actual.
–De acuerdo, es importantísimo que se incremente el apoyo a la ciencia y a la tecnología, que sean prioridad en la agenda nacional, que no lo ha sido durante décadas, una marginación que se ha acrecentado en años recientes, dijo Seade Kuri.
–Estamos en una carrera en la que los países sin capacidad y propuesta clara en la generación de conocimiento y de desarrollo tecnológico, se quedarán rezagados y como consumidores de tecnología (…) México tiene que dejar esta inercia en su política científica, por el bien del desarrollo del país y de bienestar de la población, añadió Cabrero.
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