Investigadores del Hospital General de Massachusetts y Escuela de Medicina de Harvard en Boston llevaron a cabo un estudio que asocia el desarrollo de depresión con la ingesta de “alimentos” (productos) ultraprocesados. El estudio “Consumption of Ultraprocessed Food and Risk of Depression” se publica en JAMA Network Open.
Los hallazgos de este estudio sugieren que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados (UPF; es decir, productos ricos en energía, sabrosos y listos para comer), en particular edulcorantes artificiales y bebidas endulzadas artificialmente, se asocia con un mayor riesgo de depresión.
Aunque se desconoce el mecanismo que asocia la UPF con la depresión, datos experimentales recientes sugieren que los edulcorantes artificiales provocan una transmisión purinérgica en el cerebro, que puede estar implicada en la etiopatogenia de la depresión, refiere el artículo.
Cada vez hay más evidencia que sugiere que la dieta puede influir en el riesgo de depresión. A pesar de la gran cantidad de datos que relacionan los alimentos ultraprocesados con enfermedades humanas, la evidencia que examina la asociación entre UPF el consumo y la depresión son escasos, señala el artículo.
“Los estudios anteriores se han visto obstaculizados por datos dietéticos a corto plazo y una capacidad limitada para tener en cuenta posibles factores de confusión. Además, ningún estudio ha identificado qué alimentos y/o ingredientes UPF pueden estar asociados con el riesgo de depresión o cómo el momento del consumo de UPF puede estar asociado. Por lo tanto, investigamos la asociación prospectiva entre la UPF y sus componentes con la depresión incidente”.
Para la investigación, los expertos realizaron un estudio prospectivo en el Estudio de Salud de Enfermeras II –del Instituto Nacional de Cáncer de EU– entre 2003 y 2017 entre mujeres de mediana edad sin depresión al inicio del estudio.
La ingesta de UPF se estimó mediante la clasificación NOVA, que agrupa los alimentos según su grado de procesamiento. En análisis secundarios, clasificaron los UPF en sus componentes, incluidos alimentos de granos ultraprocesados, refrigerios dulces, comidas listas para comer, grasas y salsas, productos lácteos ultraprocesados, refrigerios salados, carne procesada, bebidas y edulcorantes artificiales.
Los resultados sugieren que una mayor ingesta de UPF, particularmente edulcorantes artificiales y bebidas endulzadas artificialmente, se asocia con un mayor riesgo de depresión. “Aunque se desconoce el mecanismo que asocia la UPF con la depresión, datos experimentales recientes sugieren que los edulcorantes artificiales provocan una transmisión purinérgica en el cerebro, que puede estar implicada en la etiopatogenia de la depresión”.
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