El confinamiento obligado por la pandemia de COVID-19 hizo que las personas jóvenes buscaron con mayor frecuencia ayuda profesional para atender problemas de salud mental como ansiedad, depresión, adicciones e ideas suicidas por factores como el temor a enfermarse, el duelo por muerte de seres queridos, los obstáculos para seguir estudiando y la violencia intrafamiliar.
Este incremento en la búsqueda de ayuda psicológica y psiquiátrica se detectó en numerosos centros de atención pública, universitarios y de otras organizaciones, como expuso ayer la doctora María Elena Medina- Mora Icaza, directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al ofrecer la conferencia magistral "Salud Mental de los Jóvenes", en el marco del Día Mundial de la Salud Mental.
Dentro del contexto negativo que se generó por el confinamiento y emergencia sanitaria, se puede considerar que sí hubo un cambio social positivo al reducirse el estigma o rechazo asociados a quienes deciden y comentan que buscarán ayuda para atender algún trastorno emocional.
“Creo que algo que pasó en la pandemia fue que comenzamos a hablar más de la salud mental. Observen cómo cuando una persona tiene una enfermedad, como la diabetes, no es algo que se esconda o que genere vergüenza; sin embargo, cuando se toca el tema de la salud mental hay un estigma, pero no sólo un estigma social sino uno que nos creamos nosotros mismos y eso nos hace difícil pedir ayuda. Pero a partir de la pandemia, fue más común que las personas comenzaran a hablar de su salud mental y a decir ‘estoy angustiado’, ‘estoy estresado’, ‘ya no aguanto’, en fin. Todos empezamos a ver que estábamos pasando momentos difíciles y se hizo más fácil pedir ayuda. Eso fue lo que detectamos en los centros de atención”, indicó la psicóloga especialista en factores psicosociales asociados a las adicciones y enfermedades mentales.
Medina-Mora Icaza recordó que en la UNAM desde la primera semana que inició el confinamiento se adecuó el sistema en línea para brindar atención psicológica o psiquiátrica a dos mil 557 trabajadores de salud, a 21 mil 48 personas como parte del cuidado comunitario y apoyar a otros 50 profesionales de la salud quienes buscaron autocuidado.
También se atendió a cerca de mil 700 alumnos quienes reportaron presentar ansiedad, depresión y estrés postraumático.
IMPACTO SOCIAL
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha calculado que se pierde aproximadamente cuatro por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial por estas enfermedades, pues los estragos en la productividad son altos, incluso causan mayor discapacidad que cualquiera de tipo crónica, cardiovasculares o cáncer.
Además, diversos estudios a nivel mundial han mostrado que la edad de los estudiantes universitarios (15 a 29 años) coincide con las etapas de mayor riesgo para el consumo de sustancias o el suicidio. Por ejemplo, en nuestro país las encuestas nacionales de adicciones indican que las poblaciones de 18 y 34 años y de 12 a 17 años son en las que más crece el consumo de sustancias.
La doctora Medina-Mora Icaza también señaló que la primera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años en el país son las agresiones, y la segunda el suicidio. Según el INEGI, en 2017 la tasa de suicidios entre las personas de 20 a 24 años fue de 9.3 por cada 100 mil habitantes; entre la población de 25 a 29 años, de 8.3; y en los de 15 a 19 años de 7.1 por cada 100 mil habitantes. “Este es el grandísimo reto que tenemos enfrente”.
Encuestas de psicopatología y autolesiones en alumnos de nuevo ingreso de universidades mexicanas antes de la pandemia por COVID (2019) reportaron que 27 por ciento de los jóvenes presentó algún trastorno mental, alguna vez en su vida. En Estados Unidos aumentó a 28.7 por ciento; en España a 39.1 por ciento; y en Australia a 48.3 por ciento, abundó.
En el caso de las y los universitarios mexicanos, 10.7 por ciento dijo sufrir depresión (7.2 por ciento hombres y 4.3 por ciento mujeres); 10.4 por ciento ansiedad (6.6 por ciento hombres y 14.4 mujeres); y 12.2 por ciento reportó tener pensamientos o acciones suicidas (14.3 por ciento hombres y 15.9 por ciento mujeres).
DICCIONARIO DE EMOCIONES
En el mismo evento se presentó el “Diccionario de las Emociones”, elaborado por la Coordinación de Humanidades de la UNAM y presentado por la coordinadora de Humanidades, Guadalupe Valencia García.
Este diccionario, enfatizó, se suma a los servicios, teléfonos de ayuda y consultas que la Universidad Nacional ofrece para atender la salud mental. Muestra que es una institución que va a la calle, a las cárceles, a los centros comunitarios de la Ciudad de México, a millones de hogares con contenidos adecuados. “Es una de las muchas maneras de demostrar que la UNAM es de la nación y está cerca de la sociedad”.
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