Es muy probable que, durante una caminata en el campo, ya sea por un bosque húmedo o en una zona árida, y si ponemos un poco de atención en el suelo encontremos la madriguera de algún animal. Estos organismos excavan el suelo con el objetivo de crear un espacio adecuado para habitar, en donde pueden vivir por toda su vida o de manera temporal. Las madrigueras proporcionan al animal constructor y, en muchos casos, también a sus crías, un lugar de protección frente a los depredadores y las inclemencias del tiempo. Hay muchísimos ejemplos de animales que construyen madrigueras en el suelo, como las marmotas, armadillos, suricatas, ratas canguro, algunas tortugas, y hasta algunas especies de aves.
Al excavar la madriguera estos animales de alguna manera alteran el ambiente a su alrededor, y estas modificaciones pueden afectar a otros organismos. Por esto, los constructores de madrigueras a menudo se clasifican como ingenieros de ecosistemas, ya que tienen el potencial de regular la disponibilidad de recursos para otras especies. Inicialmente, la actividad de excavación promueve la bioturbación, es decir, el proceso físico de la mezcla del suelo. A medida que el animal va construyendo su madriguera más y más cantidades de suelos son extraídas a la superficie, formando montículos de suelo en la entrada de estas. Es cierto que el grado de bioturbación en el ambiente varía entre especies de constructores, dependiendo del tamaño corporal y sus rasgos morfológicos, así como el tamaño de las poblaciones. Para algunas especies ya se ha estimado que la remoción de suelo puede llegar a algunas toneladas al año.
La deposición de este suelo más profundo en la superficie y consecuentemente el enterrar bajo tierra la materia orgánica de la superficie lleva a cambios en las propiedades fisicoquímicas del suelo. En general, se ha observado que la actividad de construcción de madrigueras mejora las características del suelo, aumentando la humedad y fertilidad, mientras que disminuye la compactación de este. Estos efectos positivos se han observado de manera más evidente en regiones áridas y semiáridas que en regiones más húmedas, una vez que ambientes más secos el agua es limitante y la capa superior del suelo es más dura y pobre en nutrientes.
La bioturbación y los cambios en las propiedades fisicoquímicas del suelo resultado de la construcción de las madrigueras pueden influenciar grandemente las plantas presentes en el ambiente. La deposición de los montículos de suelo profundo sobre las semillas que se encuentran en la superficie puede protegerlas contra desecación y depredadores. Además, en general, una menor compactación del suelo, mayor humedad y nutrientes, favorecen la germinación de las semillas. En sitios con una comunidad vegetal más sencilla, especialmente en regiones más secas, en donde pocas especies de plantas dominan el paisaje, los efectos de los constructores de madrigueras también son más evidentes. Al promover montículos de suelo con características diferentes, estos organismos permiten el establecimiento de diferentes especies de plantas, aumentando la diversidad en el paisaje.
Otras especies animales también se benefician de la construcción de madrigueras, utilizándolas como refugio contra condiciones climáticas adversas, como el fuego y frío, y contra depredadores. Un ejemplo extraordinario es el de la tortuga Gopherus polyphemus, una especie nativa del sudeste de Estados Unidos, cuyas madrigueras pueden tener hasta 7 metros de profundad y 15 metros de largo. Más de 350 especies de animales ha sido descritas utilizando estas madrigueras, incluido ratones, ranas, decenas de invertebrados y especies en peligro de extinción como la serpiente Drymarchon couperi. Otro ejemplo es el armadillo gigante Priodontes maximus, que cavan madrigueras de más de cinco metros de profundidad en la región del Pantanal en América del Sur. Ocelotes, zorros, lagartos, tortugas y tayras fueron observados utilizando la profunda madriguera como refugio, así como otras tres especies de armadillos. Otros como los pecaríes, osos hormigueros, tapires y pumas utilizaron el montículo creado para descansar o bañarse en la arena, mientras que varias aves, roedores y lagartijas cazaban insectos en estos sitios. En La Mancha, Veracruz (México), un estudio realizado en un bosque tropical semideciduo reportó que los montículos de arena resultantes de la excavación de madrigueras (por especies indeterminadas) son utilizados para construcción de trampas por hormigas-león. Dado las hormigas-león prefieren un sustrato arenoso para construir sus trampas y este tipo de suelo es limitado en la superficie del bosque estudiado, los constructores de madrigueras juegan un papel clave en la promoción de estos sitios.
Esperamos que con esto que les contamos, la próxima vez que vean una madriguera, por pequeña que sea, recuerden que el organismo constructor puede tener un rol muy importante en la naturaleza como ingeniero ecosistémico, y que muchas otras especies tanto de plantas como de animales poden beneficiarse de ella.
Pies de figura
“La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional"
* Red de Interacciones Multitróficas, Instituto de Ecología A.C.
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