La degradación de los extensos pastizales naturales y otras tierras de pastoreo del planeta supone una grave amenaza para el suministro de alimentos de la humanidad.
Esta tendencia, que pone en riesgo el bienestar y la supervivencia de miles de millones de personas, se debe a la sobreexplotación y el uso indebido, al cambio climático y la pérdida de biodiversidad, según ha advertido un informe de la ONU.
Hasta el 50% de los pastizales están degradados, según los autores del informe temático Perspectivas Mundiales de la Tierra sobre pastizales, que la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) ha presentado en Ulán Bator (Mongolia).
La degradación se manifiesta de diversos modos: la disminución de la fertilidad y los nutrientes de la tierra, la erosión, la salinización, la alcalinización y la compactación del suelo que inhibe el crecimiento de las plantas. Todo ello contribuye a la sequía, la fluctuación en las lluvias y la pérdida de biodiversidad, tanto en la superficie como en el subsuelo.
El problema se debe en gran medida a la conversión de pastos en tierras de cultivo y a otros cambios en el uso de la tierra debidos al crecimiento demográfico y a la urbanización; al rápido aumento de la demanda de alimentos, fibras y combustibles; al pastoreo excesivo; al abandono de los pastos cuando los pastores dejan de mantenerlos, y a las políticas que incentivan la sobreexplotación.
MÁS DE LA MITAD DE LA TIERRA EMERGIDA
El término 'pastizal' se refiere, sobre todo, a las praderas naturales que el ganado y los animales salvajes utilizan para alimentarse, aunque esta tipología de cobertura terrestre también incluye sabanas, matorrales, humedales, tundras, estepas y desiertos.
En conjunto, estas tierras cubren el 54% de la superficie terrestre, originan una sexta parte de la producción mundial de alimentos, y representan casi un tercio de las reservas de carbono del planeta.
A nivel mundial, 2.000 millones de personas dependen de unos pastizales sanos para subsistir. Muchos de ellos son pequeños pastores, ganaderos y agricultores que enfrentan situaciones de marginación y pobreza.
En muchos países de África Occidental, por ejemplo, la ganadería emplea al 80% de la población. En Asia Central y Mongolia, el 60% de la superficie se destina a pastizales y la ganadería emplea a casi un tercio de la población de la zona.
Pero se da una paradoja, tal y como señala el informe: sobre todo en las zonas áridas, convertir los pastizales en cultivos para aumentar la seguridad alimentaria ha causado la degradación de las tierras y la pérdida de los rendimientos agrícolas, justo lo contrario de lo que se buscaba.
El informe atribuye el deterioro de los pastizales a "una gobernanza débil e ineficaz", "políticas y normativas mal aplicadas" y a "la falta de inversión tanto en las comunidades que los habitan como en modelos de producción sostenibles".
Los más de 60 expertos de más de 40 países que han contribuido al nuevo informe coinciden en que entre un 25% y un 50% de las estimaciones sobre la proporción de pastizales degradados en el mundo "subestiman considerablemente la pérdida real de salud y productividad de los pastizales."
El informe advierte de que la falta de datos fiables sobre los pastizales socava los esfuerzos para gestionar su inmenso valor de forma sostenible, tanto para asegurar el suministro de alimentos como la regulación del clima.
Como respuesta, los expertos plantean un enfoque conceptual innovador para ayudar a los responsables políticos a estabilizar, restaurar y gestionar los pastizales.
Una de las principales recomendaciones es proteger el pastoreo, un modo de vida móvil ancestral centrado en la cría de ganado a partir de pastos. Entre los animales criados están ovejas, cabras, vacas, caballos, camellos, yaks, llamas y otros herbívoros domesticados, junto con especies semi domesticadas como el bisonte y el reno.
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