Cualquier cosa que ocurra en el océano reverbera en el planeta y debido a la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático, tendrá un impacto inevitable en la alimentación humana, señaló Elva Escobar, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM, del cual fue directora.
La investigadora inauguró el seminario “Futuro de los océanos en México”, de El Colegio Nacional, coordinado por Julia Carabias. La intervención de la experta se enfocó en proporcionar una visión general del estado de los océanos en México con una perspectiva global.
Explicó que en el país tenemos un conocimiento limitado de nuestros ecosistemas marinos y su diversidad; que existen riesgos catalizados por el cambio climático y la minería submarina. Pero también refirió que existen diversas oportunidades para el desarrollo sostenible y casos de éxito que permiten guiar los esfuerzos para mejorar un panorama poco alentador.
Sobre el desconocimiento para la investigación y para las autoridades gubernamentales es la estimación de especies marinas: Conabio refiere la existencia de 13 mil 76 especies, no obstante, estudios más recientes del consorcio Cigom estima que la existencia de más de 23 mil 300 tan sólo en el Golfo de México. A su vez, información de la UNAM contabiliza más de 73 mil registros. Esto quiere decir, añadió, que hay diferentes tipos de registros y diferentes datos. “Esto denota vacíos del conocimiento de la diversidad biológica hechos por la investigación”.
Si el país busca mejorar sus oportunidades para revertir la pérdida de biodiversidad en los océanos, se requieren mejores datos y de acceso abierto, sólo la UNAM y Conabio, entre las instituciones académicas en todo el país, comparten su información de manera abierta, dijo.
Por otra parte, recordó que las principales causas de la pérdida de la diversidad marina en México son la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático, este último en sinergia con las otras dos. De esta forma, los riesgos van de manera inmediata en las zonas costeras hasta los fondos marinos, donde los rayos del Sol no llegan, pero sí microplásticos.
Esta degradación marina impactará de manera inevitable en la alimentación que los humanos obtienen de los océanos. “La tendencia hacia el futuro es que estaremos usando más el océano, más lejos y más profundo. Con ello viene un mayor desafío”.
Debido al cambio climático se incrementarán las zonas con mínimo oxígeno, en extensión y profundidad, de manera persistente todo el año. Bajo ese contexto, pensar en pesca a profundidad se vuelve un reto importante, acotó. “Así las zonas tropicales contarán con menos alimento, menos oxígeno y será más ácido para los peces, que se desplazarán hacia aguas más frías. Esto significa que tendremos especies más raras, que no comíamos antes y de talla más pequeña”.
Entre las oportunidades para llevar a cabo un uso más sostenible de este recurso, dijo la investigadora, se requiere que la población humana mejore su relación con el océano. “Quien no vive en costa, al no verlo, no lo quiere, no lo cuida ni le interesa, hay que cambiar eso, aunque la gente viva en el desierto”.
Durante su moderación, Julia Carabias coincidió en que las poblaciones urbanas son insensibles a los mares, que sólo vemos como un suministro de los peces que ingerimos.
Para hablar sobre el panorama de las pesquerías en nuestro territorio, Carabias invitó a Luis Bourillón, pionero de la eco-certificación pesquera en México. Refirió que, en el país algunas de las pesquerías industriales importantes son el atún, la sardina y el camarón, esta última emplea redes de arrastre de fondo y tiene una incidencia en la mortalidad de otras especies como las tortugas marinas.
Explicó que uno de los principales retos en el país y sus pesquerías es que todos los pescadores locales son incapaces de sobreexplotar este recurso. “No se trata de romantizar una actividad de baja escala, porque en ciertos lugares hay un gran número de redes y formas de pesca no sostenibles. El gran reto es que, en los últimos 30 años, la organización de los pescadores ha ido en deterioro”.
Dijo además que otro problema es la falta de acercamiento y trabajo entre pesquerías, conocimiento científico y académico y sociedad civil. “Lo que debemos hacer es integrar toda la información para tener el mejor conocimiento posible y con base en éste, tomar la decisión apropiada en la política”.
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