Gerardo Calderón y Laura Aldana, estudiantes del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México, crearon el proyecto Fócaris & Taanaj, el cual busca transformar la industria de la construcción y solucionar la problemática de vivienda en México, mediante la creación de hexa blocks a base de biopolímeros y pintura sustentable libre de plomo.
Los hexágonos, que pueden ser usados en lugar de los tabiques convencionales, se elaborqan después de un proceso biotecnológico en el que la materia prima son los residuos orgánicos de piña y papa, que los jóvenes emprendedores compran a agricultores. De estos materiales se obtiene almidón, que es un componente central para elaborar un biopolímero y una malla hecha de almidón y caucho, que es capaz de captar agua pluvial y la humedad que se encuentra en el ambiente. Al comprar los materiales orgánicos que normalmente desecharían los agricultores, se logra reducir la generación de CO2.
Esta propuesta le permitirá a cualquier familia que no cuente con los recursos suficientes construir su propia casa en poco tiempo y de bajo costo, con materiales sustentables y duraderos sin la necesidad de recurrir a mano especializada.
El emprendimiento estudiantil se presenta como “la primera empresa mexicana de biotecnología enfocada en la investigación, desarrollo y producción de materiales sustitutos para la construcción sustentable”.
“Los hexa blocks son unidades constructivas en forma de hexágono con el fin de que se puedan ir encajando entre sí y funcionen como sustitutos de ladrillos. Son elaborados a base de un biopolímero y de una malla hecha de almidón y caucho, que es capaz de captar el agua pluvial y la humedad que se encuentra en el ambiente” explicó Gerardo Calderón, quien es estudiante de Finanzas.
Por su parte Laura Aldana, alumna Ingeniería en Biotecnología explicó que la pintura que desarrollaron ya se vende en el mercado y se caracteriza por no tener riesgos hacia la salud pues está hecha con materiales 100 por ciento naturales, a diferencia de las pinturas tradicionales que suelen tener altas cantidades de plomo y tan solo 4 litros puede contaminar hasta 1 millón de litros de agua.
Construcción sustentable
Con el propósito de promover la economía circular y la creación de viviendas sostenibles desde una perspectiva social, ambiental y económica, para la producción de los materiales, Fōcaris & Taanaj compra a los agricultores residuos orgánicos de la planta de la papa y de la piña para obtener la macromolécula del almidón, la cual es clave en el desarrollo de sus productos.
“El que las personas no cuenten con un hogar digno y estable es un problema latente. De acuerdo con la organización Hábitat para la Humanidad, en México, alrededor de la mitad de la población no tienen medios para comprar o construir una vivienda, situación que empeoró en las últimas décadas por la pérdida del poder adquisitivo” agregó Gerardo.
Cabe destacar que esta propuesta mexicana durante el 2023 ganó el proyecto a mejor emprendimiento a nivel nacional en el festival INCmty, y ha sido reconocido por Naciones Unidas y en iniciativas como el HEINEKEN Green Challenge.
Además, los jóvenes mexicanos en el transcurso del año ampliarán su portafolio de soluciones para la autoconstrucción y ayudarán a dignificar casas impactadas por el huracán OTIS en Guerrero.
El trabajo de Gerardo Calderón y Laura Aldana se enfoca en el desarrollo tecnológico para la industria de la construcción 5.0. A través del empleo de nanotecnología y biotecnología ofrecen al mercado soluciones únicas en su tipo. De esta manera reducen costos, tiempo e impacto ambiental en las construcciones.
Este proyecto nació con la atención puesta en los desafíos sociales y ambientales que encara la construcción de vivienda en México. “Hemos desarrollado un equipo especializado y creativo que trabaja en torno a nuestra cadena de valor donde impulsamos desde el agricultor mexicano hasta la crisis de vivienda que existe a nivel global”, afirman.
Jóvenes buscan insertar su trabajo en a economía circular
El proyecto de la empresa Fócaris & Taanaj, fundada por estudiantes del Tec de Monterrey, fue concebido para insertarse en el modelo de desarrollo llamado Economía circular, que es una forma de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende. En la práctica, implica reducir los residuos al mínimo. Cuando un producto llega al final de su vida, sus materiales se mantienen dentro de la economía siempre que sea posible gracias al reciclaje. Estos pueden ser productivamente utilizados una y otra vez, creando así un valor adicional.
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