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El emprendimiento científico es una necesidad en México: Enrique Galindo

Los jóvenes y universitarios deben crear nuevas oportunidades basadas en la economía del conocimiento ante falta de oportunidades laborales, dijo el académico del IBt de la UNAM y Premio Nacional

Title: Jornada de Innovación y Emprendimiento en el Campus Morelos de la UNAM
Enrique Galindo (c) encabezó la Quinta Jornada de Innovación y Emprendimiento del IBt. Enrique Galindo (c) encabezó la Quinta Jornada de Innovación y Emprendimiento del IBt. (Cortesía IBt)

El artículo “Some factors limiting transfer of biotechnology research for health care at Cinvestav”, publicado en “Science in society”, concluye:

“Discutimos la necesidad de un urgente cambio en la visión de las instituciones de investigación en países en desarrollo, de tal manera que oriente su robusta infraestructura científica hacia la satisfacción de demandas sociales y salud de sus poblaciones”.

El enfoque de este estudio se limitó al de la salud con énfasis en este centro de investigación, pero es un buen ejemplo de lo que ocurre a nivel nacional. En pocas palabras señala que, en México “tenemos ciencia y algo de tecnología, pero nos falta innovación”, dijo Enrique Galindo, investigador del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM; científico e institución referentes nacionales sobre cómo innovar con ciencia y tecnología en este país.

El ganador del Premio Nacional de Tecnología, Innovación y Diseño (2015) por el desarrollo y comercialización de biofertilizantes –como el FungiFree empleado en el campo mexicano–, encabezó la Quinta Jornada de Innovación y Emprendimiento del IBt. La iniciativa para promover la cultura del emprendimiento científico conjunta no sólo el título de su presentación con el encuentro, sino con una necesidad nacional que atraviesa a la sociedad y la economía del conocimiento con la falta de oportunidades para los jóvenes egresados universitarios que carecen de oportunidades para aplicar su aprendizaje.

México ha logrado convertir el dinero en conocimiento al becar a estudiantes y generar infraestructura científica en el país, apuntó durante su presentación “La necesidad del emprendimiento científico en México”. El problema es que el país no ha logrado convertir, posteriormente, ese conocimiento en dinero, añadió.

Invertir en innovación para una economía ha mostrado resultados que pueden verse en todo el mundo, refirió Galindo Fentanes. Durante su exposición mostró una gráfica del ingreso per cápita de los países en dólares respecto a su Índice de Economía del Conocimiento, que es la capacidad de basar la actividad económica en el conocimiento.

Cuando la economía de los países depende relativamente poco del conocimiento, explicó, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) es muy pequeño; sin embargo, en una tendencia opuesta, el crecimiento no es lineal, sino exponencial. “Es decir, los cambios incrementales en la dependencia de la economía del conocimiento generan cambios exponenciales en el ingreso per cápita de los países”.

El problema de México, expuso, es que se encuentra del lado incorrecto de la gráfica.

Datos del INEGI, citó, refieren que la mayor parte de la población (alrededor del 30%) obtiene un salario de hasta dos salarios mínimos, resultado de empleos de baja productividad en el sector informal. Cerca del 50% de los desempleados concluyeron sus estudios en los niveles de bachillerato y licenciatura e incluso 41% de los profesionistas en ciencia y tecnología no tienen un trabajo relacionado con su preparación.

Por otra parte, las empresas que demandan personal de alta especialización (que son los mejor remunerados) son muy pocas, “por lo que hay que crearlas, pero ¿quién lo hará?”. Rankings mundiales refieren que en nuestro país son las universidades públicas quienes encabezan la producción científica y de innovación, agregó. “Entonces, es el sector que naturalmente podría generar esas empresas”.

El fundador de la revista “Biotecnología en movimiento” del IBt, ejemplificó cómo en el Campus Morelos de la UNAM y organización civil Innovación con Ciencia son una muestra de que llevar a cabo esta “empresa” es posible. Esta asociación, puntualizó, conjunta a 19 empresas de base tecnológica impulsadas en el estado y que han sido iniciativa de jóvenes egresados y académicos formados en sus aulas y laboratorios.

Espirulina congelada, microscopios educativos, servicios de análisis de ADN, bacterias y hongos para la agricultura, y los ya mundialmente conocidos antivenenos, son algunos de los casos de éxito de estas empresas presentados a lo largo de la jornada por ex académicos de la institución, o sus programas de formación para la innovación.

“Son empresas que ya tienen productos en el mercado. Muchos de estos casos fueron encabezados por estudiantes que, con el trabajo de su tesis, generaron una tecnología, fundaron una empresa, y licenciaron al IBt la tecnología que desarrollaron; ahora le pagan regalías a la UNAM por la venta de estos productos”.

Los jóvenes interesados en adentrarse a este sector, mencionó, pueden buscar orientación como la provista por Innovación con Ciencia, que imparte un curso de emprendimiento desde 2014 –a través curso de 1 semestre en el programa de Ciencias bioquímicas del IBt– y ha generado 28 embriones de empresas. “La edición 2024 está abierta para quienes quieran participar”. En el encuentro también participaron especialistas que ofrecieron consejos y estrategias para llevar a cabo estos proyectos, desde cómo las matemáticas pueden materializar más su estrategia, hasta las opciones que ofrece la misma UNAM a través de sus oficinas de emprendimiento, como InnovaUNAM.

La industria biotecnológica innovadora que cambiará México hay que crearla y la puedes crear tú, los estudiantes, son quienes pueden poner en marcha estas empresas. La biotecnología es imprescindible para México y desde la ciencia bien hecha siempre surgen aplicaciones industriales”.

El panorama para emprender esta aventura no es fácil, pero sobran ejemplos de que es posible y, sobre un esfuerzo deseable y necesario, enfatizó Galindo Fentanes.

Lamentablemente, las condiciones actuales del país no están fomentando la innovación, puesto que desaparecieron prácticamente todos los fondos que la apoyaban, sin embargo, como lo hemos visto hay iniciativas privadas de financiamiento que pueden…”, el científico hizo una breve pausa y rectificó cuál es el obstáculo primordial que se debe atravesar para emprender.

“…la principal barrera es 'aventarse'. Quien decide hacer una empresa tiene que aventarse. Quienes lo hemos hecho podemos decir que es una experiencia que requiere de mucho tiempo y esfuerzo, pero es muy gratificante. Lograr ver que hay un producto en el mercado que está resolviendo el problema de un agricultor u otro sector, es de las mayores satisfacciones que un científico puede tener”.

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