La Tripanosomiasis americana o también conocida como enfermedad de Chagas, es una enfermedad ocasionada por el parásito protozoario Trypanosoma cruzi (T. cruzi). El nombre particular de esta enfermedad se debe al apellido del médico-investigador brasileño que la descubrió en el año de 1909, Carlos Ribeiro Justiniano das Chagas. Este mal es una enfermedad zoonótica vectorial, esto quiere decir que el parásito T. cruzi se tramite al hombre a través de insectos hematófagos, mejor conocidas como chinches besuconas, las cuales pertenecen a la familia Reduviidae y los géneros Rhodnius, Triatoma y Pastrongylus. En México, se presentan un total de 29 especies distintas de estos géneros, de las cuales 21 se encuentran infectadas con T. cruzi, por lo que el riesgo de trasmisión es alto en áreas endémicas.
La trasmisión vectorial de esta enfermedad inicia cuando la chinche, que contiene al parásito T. cruzi, se alimenta de la sangre del hospedero. Mientras se alimenta, la chinche defeca y en sus heces se encuentra el parásito, el hospedero se rasca de manera inconsciente creando micro heridas en la piel, las cuales aprovecha el parásito para poder infectar células y alcanzar el torrente sanguíneo con la finalidad de poder reproducirse al infectar a más células. Posteriormente una chinche no infectada se alimentará de la sangre de este paciente infectado y de esta manera es como se propaga esta enfermedad.
La enfermedad de Chagas también puede trasmitirse sin que este la chinche de por medio, por transfusiones de sangre u órganos contaminados, por la ingesta accidental oral de agua o alimentos contaminados con heces del vector y por transmisión connatal; esto es, de madre a hijo durante la gestación. Acorde a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay un estimado de 6 a 7 millones de personas que viven con esta enfermedad, aunque este número esta subestimado.
El diagnóstico del paciente con esta enfermedad es una carrera contrarreloj. Un diagnóstico oportuno durante su fase inicial o aguda incrementa las probabilidades de tener un tratamiento adecuado. Sin embargo, una vez superados los 90 días en promedio después del contagio, la enfermedad es incurable y solo es posible controlarla (fase crónica).
Uno de los mayores retos de esta enfermedad es el diagnóstico oportuno, el cual es muy difícil de realizar debido a que si el paciente llega a presentar un cuadro clínico, este es en muchos casos inespecífico como dolor de cabeza, fiebre y malestar general por lo que se confunde fácilmente con otras enfermedades. Aunado a esto, actualmente no hay un método de diagnóstico universal para detectar dicha enfermedad.
Los métodos de diagnóstico de la enfermedad de Chagas son métodos directos, que buscan la presencia de dicho parásito en sangre, generalmente esto ocurre durante la fase aguda de la enfermedad. En la fase crónica, la carga parasitaria es imperceptible y aquí toman relevancia los métodos de diagnóstico indirectos, los cuales buscan la presencia de anticuerpos específicos.
Los portadores de la enfermedad de Chagas pueden ser asintomáticos durante toda su vida, y no presentan complicaciones de salud graves vinculadas a esta patología. No obstante, alrededor de un 30% de los portadores crónicos, después de 20-30 años en promedio, presentan complicaciones por la presencia del parásito en ciertos órganos, como la presencia de mega síndromes que pueden ser megacolon, megaesófago y una afección muy particular en México, característica de esta enfermedad que es la cardiomiopatía crónica chagásica, un crecimiento exagerado del corazón el cual conduce a una fatiga severa en el paciente y en muchas ocasiones la muerte. Este porcentaje requerirá de un tratamiento específico para controlar y frenar las complicaciones de dicha sintomatología la cual implica la instalación de un marcapasos o el trasplante de corazón.
La enfermedad de Chagas está incluida dentro de las enfermedades desatendidas o Enfermedades Tropicales Olvidadas por la OMS. Es un mal endémico de Latinoamérica, no obstante, no exenta a que otros países no endémicos presenten casos de dicha enfermedad por la constante migración poblacional que conlleva el riesgo del movimiento de pacientes chagásicos no detectados a otros países donde no se encuentra presente este mal. Aunado a lo anterior y debido al cambio climático, podrían presentarse condiciones ambientales propicias que permitirían que la chinche vector de la enfermedad migre hacia zonas en las que podría adaptarse fácilmente y tener un nicho ecológico más amplio.
El tratamiento oportuno para los pacientes es a través de las drogas Nifurtimox y el Benzdinazol que se desarrollaron en los años 70´s, son altamente tóxicas y únicamente eficaces durante la fase aguda de la enfermedad y no se producen de manera comercial por lo que el acceso a ellas es muy difícil, solamente a través de asociaciones especializadas como AMEPACH/ México unido contra el Chagas. Y hablar de una vacuna es otro reto importante, se han realizado muchas estrategias para poder obtener una vacuna, sin embargo, el escalamiento a humanos ha sido difícil, por lo que a la fecha no existe una vacuna para prevenir la enfermedad de Chagas.
Resumiendo, la importancia de un diagnóstico certero y oportuno de esta enfermedad les da la oportunidad a los pacientes chagásicos de llegar a la posible curación de dicha patología o de llevar un mejor control y manejo, además de las posibles complicaciones que podrían presentarse a futuro dándoles una mejor calidad de vida. Todas estas complicaciones inherentes a este mal y aunado a las problemáticas como la identificación de un estándar de oro para el diagnóstico de dicha enfermedad, no permiten que se pueda conseguir frenar la diseminación silenciosa, pero constante que ocurre con la tripanosomiasis americana. También se deben de establecer protocolos para un control de vectores adecuado, aunado a esto en México se ha establecido de manera obligada la búsqueda de la enfermedad en donadores de sangre, esto disminuirá significativamente el riesgo de infección por trasfusión sanguínea. Sin embargo, la mejor forma de prevenir la enfermedad de Chagas es conocerla y conocer las maneras en las que se puede trasmitir, así como los riesgos y daños que genera.
(1) Centro de Química-ICUAP- Posgrado en Ciencias Ambientales, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 72570 Puebla, México.
(2) Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica Parque Tecnológico Querétaro, s/n, Sanfandila, C.P. 76703, Pedro Escobedo, Qro.
(3) Centro de Investigaciones en Ciencias Microbiológicas, Instituto de Ciencias, Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, 14 Sur y Avenida San Claudio, Ciudad Universitaria, Puebla 72570, México.
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