El barco que llegó desde Puerto Caldera a Manzanillo, el 4 de octubre de 1998, trajo a México los bienes materiales del biólogo Mauricio Quesada.
Explorador, al fin y al cabo, el experto en interacciones reproductivas de las plantas decidió migrar desde Costa Rica, para ocupar una plaza como investigador en la Estación de Biología Chamela, del Instituto de Biología, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Casi 24 años después, el Doctor en Ecología por la Universidad Penn State, Estados Unidos, ha abierto un camino bidireccional entre sus dos patrias, al materializar el Laboratorio Binacional de Análisis y Síntesis Ecológica, de la UNAM y la Universidad de Costa Rica.
“Es un laboratorio que busca responder cómo usar la información biológica”, comenta a los lectores de Crónica el hombre que desembarcó sus libros, muebles, platos y cubiertos en el muelle de Manzanillo, para después manejar por carretera al campamento científico localizado en la selva seca caducifolia, en Jalisco.
“El conocimiento sobre los ecosistemas de México y América Latina almacenado en repositorios, museos o bibliotecas es una fuente de información vital que debe ser sintetizada en estudios que sirvan para utilizar de forma sostenible la vida en el planeta”, dice el científico que después de vivir tres años y medio en la Estación de Biología Chamela, se mudó a Morelia, Michoacán como investigador del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES-UNAM).
“El tiempo nos han enseñado que no se puede hacer verdadero análisis y síntesis de la información científica si no trabajas con equipos de diferentes disciplinas. Cada vez es más claro que el trabajo de mayor impacto proviene de colaboraciones interdisciplinarias y transdisciplinarias”, apuntó.
"LOS BIÓLOGOS SOMOS ASÍ..."
Quesada Avendaño fue el primer director de la Estación Biológica Palo Verde en Guanacaste, en el noroeste de Costa Rica; lugar donde ni luz, ni agua ni teléfono les auxiliaban. Para otras personas podría no sonar atractivo, pero él tomó la oportunidad que le fue ofrecida por el consorcio de universidades que integra la Organización para Estudios Tropicales.
“Los biólogos somos así; vamos con gusto a lugares remotos pues estos lugares brindan oportunidades únicas para responder preguntas específicas como: cuáles son los factores bióticos y abióticos que afectan la polinización y reproducción de árboles tropicales”, agrega el costarricense que hizo su maestría y doctorado en Pensilvania, gracias a haber ganado la beca Fullbright.
Recuerda que desde niño tuvo el privilegio de conocer las áreas naturales protegidas de su país, gracias a la devoción por la naturaleza de sus padres: Ricardo Quesada López Calleja y Margarita Avendaño Jiménez. Luego, con su hermano mayor, Gabriel, y el Doctor Luis Fournier Origgi, hizo su tesis de licenciatura para explicar interacciones bióticas en los cafetales que rodeaban San José, durante la época en que dejaron de ser cultivos de sombra y pasaron a ser sembradíos a pleno sol.
Su trabajo de campo y laboratorio le permite abordar desde lo apenas visible mediante el microscópico hasta la complejidad abstracta de la minería de datos o la organización social.
“Un ejemplo de por qué es importante el análisis y síntesis de la información ecológica lo podemos ver en el proyecto que tenemos varias instituciones para entender el declive de los polinizadores. Gracias a la reunión e interpretación del conocimiento que generaron en México diferentes instituciones de academia, gobierno y sector productivo, está aumentando el número de personas que conocen las interacciones entre plantas y polinizadores, y queda más claro que esos procesos biológicos sostienen a sectores productivos y sociedades enteras”, agrega el también director del Laboratorio Nacional de Análisis y Síntesis Ecológica (LANASE), profesor en la Escuela Nacional de Estudios Superiores, unidad Morelia, UNAM e investigador del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT).
LABORATORIO LANSE.
El LANASE es un Centro de Investigación Científica Multidisciplinaria cuyo propósito consiste en el análisis y la síntesis de información ecológica de recursos genéticos utilizando tecnología de punta como la genómica y la bioinformática. Genera y motiva la formación de grupos de trabajo colectivos entre ciencia y sociedad con la finalidad de compartir nueva información científica que promueva el aprovechamiento y conservación de los recursos naturales y genéticos. LANASE promueve la formación de grupos de investigación interdisciplinarios a través de la emisión de convocatorias abiertas.
Ayudar a alumnos e investigadores
El nuevo Laboratorio Binacional UNAM-UCR es descrito por Mauricio Quesada como una extensión natural del LANASE, fundado hace ocho años con el Doctor Alberto Ken Oyama. “Es un esfuerzo que ha permitido contar con un Laboratorio de Análisis Genético de punta, además de un súper cluster de cómputo, sala para visualizar minería de datos y sistemas de análisis geoespacial. Pero más importante es que ha apoyado a 70 investigadores, de 21 instituciones, y generado más de 170 artículos académicos publicados en revistas científicas indexadas”, señaló.
Recientemente, el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, y su homólogo de la UCR, Gustavo Gutiérrez Espeleta, signaron dos convenios de colaboración y una carta de intención para poner en marcha el laboratorio, así como la creación de la Cátedra Lynn Margulis enfocada a enriquecer la docencia, investigación y difusión de las Ciencias Biológicas.
Los nuevos convenios, dijo el rector costarricense, favorecerán las dinámicas de colaboración científica y permitirán que más costarricenses puedan contribuir en el ejercicio científico con la UNAM. Actualmente están vigentes 11 convenios, así como 18 proyectos de cooperación técnica y científica en temas como nutrición, antropología y educación microbiología.
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