Se calcula que en México, 2 millones de adultos y 1.5 millones de niños y adolescentes viven con Trastorno de Déficit de Atención por Hiperactividad (TDAH). En busca de conocer el origen de ese trastorno, investigadores del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), participaron en un estudio binacional que plantea la posibilidad de que ciertas mutaciones en el gen de la latrofilina-3 (Lphn3) contribuyan al desarrollo y la herencia de ese trastorno.
La investigación fue publicada en la revista “Molecular Psychiatry”, liderada por Antony Boucard Jr., investigador del Departamento de Biología Celular del Cinvestav, en colaboración con la Universidad de Sherbrooke, en Canadá, La hipótesis del proyecto fue evaluada por Ana Lilia Moreno Salinas, estudiante de doctorado en el Departamento de Biología Celular del Cinvestav.
El TDAH es uno de los padecimientos siquiátricos con mayor incidencia en la población infantil, se manifiesta por la falta de atención e impulsividad, lo que afecta de manera importante la progresión escolar y las interacciones sociales entre quienes lo tienen.
Estudios epidemiológicos muestran que su prevalencia a nivel mundial es de tres a cinco por ciento en infantes. Sin embargo, a pesar de haber sido reconocido oficialmente desde 1968 en el manual oficial de diagnóstico psiquiátrico de la Asociación Estadunidense de Siquiatría, aún existe discusión respecto a la existencia y persistencia del trastorno en la edad adulta.
Además, hay incertidumbre en el método para su diagnóstico, debido a que las herramientas clínicas no van más allá de la evaluación del comportamiento, lo cual lleva, en la mayoría de los casos, a una detección tardía
El estudio del Cinvestav y la Universidad de Sherbrooke, en Canadá, revisó estudios previos en los que detectó una asociación entre la presencia de TDAH y un gen que codifica la molécula de adhesión denominada Lphn3, un receptor que se expresa en el cerebro y tiene varias funciones esenciales como la sinapsis neuronal, importante para el adecuado rendimiento del cerebro.
ORIGEN INFANTIL
La Asociación Psiquiátrica Americana (APA), en El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), publicado en 2013, señala que el TDAH es un esquema de comportamiento constante, que incluye la inatención y la hiperactividad-impulsividad, comienza antes de los 12 años y obstaculiza el funcionamiento o desarrollo de la persona que lo padece. Y aunque se comprende de varios síntomas relacionados entre sí, los que se observan principalmente son:
1) Inatencion: Dificultad para focalizar y mantener la atención.
2) Impulsividad: Dificultad para lograr el control de impulsos y la tendencia a realizar acciones precipitadas
3) Hiperactividad: Tendencia a realizar movimientos excesivos y desorganizados, difíciles de controlar.
HIPÓTESIS ABORDADA
La hipótesis del proyecto fue evaluada por Ana Lilia Moreno Salinas, estudiante de doctorado en el Departamento de Biología Celular del Cinvestav. “Analizamos a nivel celular cuatro variantes identificadas en el gen Lphn3 de pacientes con TDAH y las comparamos con un gen que no presenta estas mutaciones para ver si afectan su función”.
Se encontró que, aunque las cuatro variantes identificadas en pacientes con TDAH son distintas, interfieren de la misma manera en las funciones del receptor, lo que revela el potencial de las mutaciones para provocar el desarrollo del trastorno.
Este descubrimiento sugiere que las mutaciones podrían llevar a una formación inadecuada de la sinapsis neuronal, resultando en el retraso del desarrollo del sistema nervioso, lo que finalmente se traduciría en la manifestación de síntomas asociados a la enfermedad.
Se sabe que el TDAH es un trastorno con un gran componente genético, porque en varios casos se registra un antecedente en los padres, esto podría deberse al hecho de que las mutaciones ubicadas en el gen de la Lphn3 son heredables y por lo tanto el riesgo de desarrollar la enfermedad se transmite a la descendencia; sin embargo, pese a que por medio de métodos de detección se ha intentado identificar los factores relacionados con su desarrollo, aún se desconocen las causas exactas.
Los pacientes con el trastorno presentan ciertas anomalías en regiones cerebrales relacionadas con el aprendizaje, la atención y la planeación motora; esto sugiere defectos en las conexiones neuronales que proyectan un retraso en la maduración del cerebro.
Frente a este escenario, es relevante continuar con los estudios de la Lphn3 ya que, durante el neurodesarrollo, brinda señales para que las células destinadas a formar el sistema nervioso se unan a otras y construyan una red cuyo objetivo sea ayudar al correcto funcionamiento de la sinapsis.
Mientras que cuando el cerebro ya está maduro, esta molécula participa en la regulación de algunos procesos neurológicos relacionados con el aprendizaje y la conducta motora, en este sentido, los síntomas del TDAH: déficit de atención, impulsividad (asociada con los comportamientos agresivos) e hiperactividad, podrían estar relacionados con una falla en la función de la Lphn3.
El estudio proporciona nueva información sobre los mecanismos moleculares del trastorno y sienta las bases para el desarrollo de métodos diagnósticos a partir de biomarcadores específicos y con ello también se establezcan estrategias de tratamiento alternativo, puntualizaron Ana Moreno y Antony Boucard.
NO DESAPARECE
El niño con TDAH no se comporta voluntariamente de forma inadecuada, pero tanto la familia como la escuela pueden hacer mucho para reducir el impacto de los síntomas, sin empeñarse en que éstos desaparezcan sino en lograr que, a pesar de ello, el niño consiga autorregular su comportamiento, para que los efectos negativos sean menos perjudiciales.
La directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Feggy Ostrosky ha explicado que del 25 al 50 por ciento de las personas con TDAH manifiestan signos de ansiedad, y del 32 al 53 por ciento tiene problemas con el abuso del alcohol y la cocaína; además, hasta un 28 por ciento sufre de alteración de la personalidad y conducta antisocial.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial existe una prevalencia de este trastorno de cinco por ciento, y en el caso de México, sin tener una cifra precisa, se estima que afecta a un millón y medio de niños y niñas menores de 14 años.
El TDAH se caracteriza por alteraciones cognoscitivas, conductuales, emocionales y sociales que repercutirán en el comportamiento global de la persona que lo padece, indicó la científica universitaria.
Aproximadamente la mitad de los infantes con este trastorno continúa presentando los síntomas en la edad adulta, y tiene problemas en las relaciones emocionales y de pareja.
El desarrollo de este trastorno es variable. “En la infancia observamos conductas y rasgos de temperamento difícil como el ser demandante, explosivo, irritable e insatisfecho”, dice la Doctora Ostrosky,
TRES GRADOS DE SEVERIDAD DE TDAH
El grado de severidad de los síntomas revisten especial importancia, ya que, dependiendo de éstos, serán las medidas que se implementarán en su tratamiento. Se clasifican tres grados de severidad.
Leve: Cuando los síntomas afectan el funcionamiento de forma somera.
Moderada: Cuando el deterioro en la vida del niño/a es considerable, sin llegar a ser grave.
Severo o grave: Cuando la afectación en el funcionamiento del niño/a se encuentra comprometido, porque todas las áreas de vida se han visto afectadas.
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