Células nerviosas específicas del pene y del clítoris detectan vibraciones y luego se activan, provocando comportamientos sexuales como erecciones, según reveló un estudio en ratones. Los hallazgos podrían conducir a nuevos tratamientos para afecciones como la disfunción eréctil o para restaurar la función sexual en personas con parálisis de la parte inferior del cuerpo.
Los corpúsculos de Krause (terminaciones nerviosas en bolas apretadas ubicadas justo debajo de la piel) se descubrieron por primera vez en los genitales humanos hace más de 150 años. Las estructuras son similares a los corpúsculos activados por el tacto que se encuentran en los dedos y las manos de las personas, que responden a las vibraciones cuando la piel se mueve a través de una superficie texturizada.
Pero hay poca investigación sobre cómo funcionan los corpúsculos genitales y cómo participan en el sexo, probablemente porque el tema a veces se considera tabú. "Ha sido difícil lograr que la gente trabaje en esto porque a algunas personas les cuesta hablar de ello", dice David Ginty, neurobiólogo sensorial de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston, Massachusetts, quien dirigió el equipo que realizó la última investigación.
Ginty y otros biólogos sensoriales llevan mucho tiempo queriendo estudiar estas misteriosas bolas de neuronas. Pero activar y rastrear neuronas específicas era casi imposible hasta que surgieron técnicas moleculares avanzadas en los últimos 20 años.
En el artículo “Krause corpuscles are genital vibrotactile sensors for sexual behaviours”, publicado el 19 de junio en la revista “Nature”, Ginty y sus colaboradores activaron los corpúsculos de Krause en ratones machos y hembras mediante diversos estímulos mecánicos y eléctricos. Las neuronas se activaron en respuesta a vibraciones de baja frecuencia en el rango de 40 a 80 hertz. Ginty señala que estas frecuencias se utilizan generalmente en muchos juguetes sexuales.
Al parecer, los humanos se dieron cuenta de que ésta era la mejor manera de estimular los corpúsculos de Krause antes de que se publicaran los experimentos oficiales 😉 ;)
Los investigadores también encontraron que los genitales de ratones machos y hembras contienen aproximadamente la misma cantidad de corpúsculos, que se extienden espacialmente a medida que los órganos crecen durante el desarrollo de la vida de los animales. Pero los corpúsculos están 15 veces más concentrados en el clítoris que en el pene, porque el clítoris es más pequeño. "Son casi corpúsculos de Krause de pared a pared" en el clítoris, dice Ginty, "y creemos que cada uno es un detector de vibraciones", lo que podría ayudar a explicar por qué el órgano es tan sensible.
Para saber qué papel desempeñan los corpúsculos en el sexo, el equipo diseñó ratones genéticamente para que las neuronas de los corpúsculos se activaran cuando se expusieran a un destello de luz. En ratones anestesiados, esta activación provocó erecciones en los machos y contracciones vaginales en las hembras. Los ratones que fueron modificados genéticamente para carecer de corpúsculos de Krause no pudieron aparearse normalmente, lo que sugiere que las estructuras son necesarias para el sexo.
Aunque la mayoría de las neuronas sensoriales se desarrollan antes del nacimiento, los investigadores descubrieron que los corpúsculos de Krause no se desarrollaron hasta que los ratones tenían entre 4 y 6 semanas de edad, justo antes de que los animales alcanzaran la madurez sexual. Ginty dice que el equipo está estudiando si las hormonas en el ciclo estral de la ratona afectan la función de los corpúsculos, así como cómo estos sistemas neuronales de desarrollo tardío se conectan al sistema nervioso existente del cuerpo.
Hasta ahora, los investigadores han descubierto que los corpúsculos se conectan a una región sensorial particular de la médula espinal. La estimulación de esta región provocaba erecciones y contracciones en los genitales, incluso si se había cortado la conexión de la médula espinal con el cerebro, lo que sugiere que los reflejos sexuales son automáticos.
"Es un trabajo muy completo", afirma Elena Gracheva, neurocientífica de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut. Le sorprendió la cantidad de vías sensoriales que parecen estar implicadas en la sensibilidad genital. El artículo “abre muchas direcciones diferentes para muchos científicos”, afirma.
Ginty y sus compañeros de trabajo ahora quieren observar otros aspectos de los corpúsculos de Krause, como por ejemplo si las neuronas causan sensaciones de placer en el cerebro y si conservan su sensibilidad a medida que los animales envejecen. "Cada hallazgo conduce a nuevos conocimientos porque hay muchas cosas que no sabemos sobre esto", añade Ginty.
Alexander Chesler, biólogo sensorial del Centro Nacional de Salud Complementaria e Integrativa en Bethesda, Maryland, dice que el estudio complementa un artículo que su grupo publicó el año pasado en Science (“PIEZO2 and perineal mechanosensation are essential for sexual function”) que muestra que una proteína sensible al tacto en los genitales es necesaria para un apareamiento exitoso. "El sexo es un área fundamental de la biología y es uno de los principales impulsores del comportamiento y la evolución", dice Chesler, quien espera que una mayor investigación sobre estas células nerviosas conduzca eventualmente a tratamientos para afecciones como la disfunción eréctil y el dolor vaginal.
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