
Para hablar de la historia de la imprenta en México, habrá que adentrarnos en lo ocurrido tiempo después de la conquista de Tenochtitlan. En España, el comercio y la cultura giraba en torno a las posibilidades que traía consigo un nuevo territorio como lo era la Nueva España, en Sevilla Juan Cromberger, el mayor impresor de la región, incrementó las relaciones con funcionarios y civiles con la intención de quedarse con el privilegio de tener la exclusividad de imprimir en el Nuevo mundo.
El interés que tenía España por tener una imprenta en México radicaba principalmente en el control administrativo de las ciudades y el de evangelizar a los pueblos americanos. Esta tarea quedó a cargo del obispo Fray Juan de Zumárraga y el virrey Antonio de Mendoza. En 1539 Juan Pablos solicitó a su jefe, Cromberger hacerse cargo de la sucursal de prensas en la Nueva España y con ello, se estableció la primera imprenta mexicana con el nombre “Casa de Juan Cromberger”. El edifico de la primera imprenta se encontraba en las calles de Santa Teresa y del Arzobispado, actualmente la podemos encontrar en las calles de Licenciado Primo número 10. Esquina con la calle de moneda número 8, en el centro Histórico de la Ciudad de México. En 1527 se realizaba la fundición de campanas para las iglesias de la ciudad, por ello fue conocida como la Casa de las Campanas
Al inicio, la producción de libros en esta imprenta competía con la de algunas ciudades españolas imprimiendo aproximadamente 116 obras y en los siglos XVII Y XVIII superó la de muchas ciudades europeas. Pocos años después de la muerte de Cromberger en 1540, le fue retirado el privilegio de ser el único impresor en la Nueva España, rompiendo el monopolio de la imprenta, lo que impulsó un movimiento importante en la historia de la imprenta en México. En el siglo XIX la imprenta tenía otros intereses, dado que, el objetivo de la evangelización ya se había cumplido. La imprenta se caracterizó en este periodo por sus innovaciones tecnológicas, progresivamente el Estado perdía control sobre la imprenta, por lo que los autores mexicanos comenzaron a ser más conocidos y por ende se esperaban más publicaciones, por lo que el papel industrializado surgió en las imprentas, teniendo efectos inmediatos en la cultura del país. De 1822 a 1880 hubo un incremento exponencial en las obras publicadas pasando de 600 a 1716 obras publicadas.
A principios del siglo XX hubo cambios significativos en la imprenta, principalmente en la edición, pues pasamos de las imprentas familiares a las grandes industrias editoriales, con esto fue posible la impresión de millones de ejemplares de una misma obra. El interés de las imprentas ya no se centraba únicamente en la producción de ejemplares sino también en la estética de los mismos, así como el estilo y durabilidad del papel. En este último siglo la impresión mecánica tuvo una evolución tal que las tecnologías evolucionaron hasta el punto de la creación del libro electrónico.
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