La Junta de Gobierno de la UNAM se ufana por la elección del nuevo rector de la institución, Leonardo Lomelí. El máximo órgano de gobierno que elige a los titulares de la rectoría, escuelas, facultades e institutos, expresó en su comunicado institucional que la deliberación surgió tras una vasta auscultación en la Universidad Nacional entre su comunidad, una de las más grandes realizadas para la elección del titular de la rectoría.
La presidenta de la Junta de Gobierno, Gina Zabludovsky, reiteró este trabajo durante la toma de posesión del rector Leonardo Lomelí la semana pasada en el Palacio de la Antigua Escuela de Medicina. Al final de la ceremonia, este reportero se acercó a uno de los miembros de la Junta de Gobierno, Enrique Cabrero, quien también fungió como director del Conacyt y del CIDE, del que también fue académico.
El actual director del Instituto de Investigación en Políticas Públicas y Gobierno de la Universidad de Guadalajara se negó a hablar sobre la situación de estas instituciones debido a “cuestiones legales” en curso. No obstante, habló del proceso de elección del rector Leonardo Lomelí e hizo una referencia final sobre el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Centro Público de Investigación que no puede presumir ni ufanarse de haber elegido democráticamente y por consenso a su director, a diferencia de la máxima casa de estudios.
Cabrero Mendoza reiteró que la elección de Lomelí Vanegas fue un proceso muy interesante, amplio como se ha dicho reiteradamente, en el que hubo más tiempo para escuchar a más universitarios. También fue un proceso donde la Junta de Gobierno tuvo mayor presencia en las diversas instituciones de la UNAM y que antes, por cuestiones de tiempo, no se podía hacer.
“Adicionalmente, se llevaron a cabo conversaciones muy útiles, incluso previas a la auscultación, con los consejos académicos para entender mejor diversas problemáticas desde la perspectiva de los responsables de las diferentes áreas en la UNAM y que también ayudaron a entender mejor el perfil que se requería”.
Después, se trabajó con los 17 candidatos y luego con los 10, “lo cual fue una labor meticulosa y cuidadosa que nos tomó mucho tiempo”. Cabrero añade que todos los miembros de la Junta de Gobierno están tranquilos y satisfechos con su labor, puesto que se hizo una revisión a fondo.
–¿Fue acaso la elección de Leonardo Lomelí la más anticipada entre las demás candidaturas?
–Sobre si te refieres a que había una cierta preferencia por Leonardo Lomelí, diré que nunca estuvo en la mesa de discusión. A todos los candidatos se les analizó en su trayectoria integral, propuestas y en el diálogo que tuvieron con la Junta de Gobierno. Estamos muy tranquilos de que fue una labor bien hecha y debemos felicitarnos todos de la enorme legitimidad que tiene este órgano de gobierno. Yo soy un miembro externo a la UNAM, como está previsto en su legislación, lo cual es útil y enriquece a la institución, pero estoy sorprendido de la enorme legitimidad que tiene; prácticamente, en toda la auscultación había opiniones a favor o en contra, que es normal en un proceso así, pero al final prácticamente todos los grupos que se entrevistaron con nosotros terminaban diciendo “la decisión que ustedes tomen estará muy bien para nosotros”.
Enrique Cabrero añade que esto da a la Junta de Gobierno una plena credibilidad y confianza ante la comunidad universitaria, “un valor supremo” que debe atesorarse en un México ajetreado, lo cual se debe preservar y fortalecer, como mencionó Lomelí Vanegas en su propio discurso, así como mantener la estructura institucional de la UNAM que “da espacios para una democratización interesante que debe seguirse practicando y perfeccionando dentro del marco actual”.
–¿Cómo se podría democratizar más a la UNAM bajo este marco normativo existente?
–A través del tiempo, en todas las instituciones sus espacios de participación se pueden ir rigidizando. Desde mi punto de vista, no es necesario ninguna reforma en el caso de la UNAM, lo que hay que hacer es continuar renovando permanentemente esos espacios de participación y mantener el compromiso de los universitarios para que los aprovechen, estar presentes para dialogar, para generar consensos y discusiones que puedan enriquecer la vida de la institución. La estructura está ahí, es suficiente. Las instituciones académicas deben tener cauces democráticos como los que tiene la UNAM, puesto que son espacios donde la democracia se expresa a través de cuerpos colegiados, mecanismos deliberativos –es una democracia deliberativa–, por lo tanto, está muy bien diseñada y hay una práctica que la está respaldando. Lo único que tenemos que hacer entre todos es mantener viva esta democracia y los espacios de discusión e intercambio, esa es la garantía para que la actual estructura de la UNAM tenga todavía muchos años por delante.
Legitimidad, democracia, participación y confianza de su comunidad, mismas que no puede presumir el actual director del CIDE, José Romero.
–Entonces, ¿ningún comentario sobre el CIDE?
–Sólo que lamento mucho lo que ha sucedido. Estuve 40 años en la institución y con gran cariño, por lo que ahora lamento mucho lo que ha pasado. Por ahora no puedo hacer mayores comentarios.
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