El tipo de “desarrollo” por el que optaron las economías del mundo y dictaron a sus sociedades está basada en el plástico, un derivado del petróleo del cual no nos podemos deshacer con sólo depositarlo correctamente en la basura. Ese plástico, de una botella de refresco –tan nociva para el ambiente como para de quien consume su contenido– se podrá reciclar con suerte una vez; no obstante, su destino posterior será casi inevitablemente los océanos, donde ya fragmentado como un microplástico se insertará en la cadena trófica y, como si fuera una venganza poética, a través de la pesca será consumida de nuevo por seres humanos, la especie que también ha cambiado el clima del planeta y diezmado la biodiversidad de un mundo que no era así.
La preocupación por los plásticos y la plastificación del planeta es el tema de preocupación que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) busca visibilizar este 5 de junio, fecha en que se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente.
Estudios realizados en los últimos años han evidenciado que los microplásticos se han localizado en el fondo marino y se han triplicado en los últimos 20 años, que ha sido consumido por diversas especies marinas y ha llegado hasta los sumideros antárticos, que es capaz de llegar incluso hasta el cerebro –estudios en animales de laboratorio. Aún se investiga el impacto del consumo de microplásticos en el organismo humano, lo que sí se sabe es que ya están dentro de nosotros.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) la humanidad produce más de 430 millones de toneladas de plástico al año, dos tercios de las cuales son productos de vida corta que en poco tiempo se convierten en desechos. De esta cantidad, se estima que entre 19 millones y 23 millones de toneladas de basura plástica terminan en lagos, ríos y mares.
“Los seres humanos hemos sido colonizados por los plásticos, lo que constituye un problema de salud ambiental”, señala Jorge Feliciano Ontiveros Cuadras, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, en un comunicado con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente.
“Además de las bolsas y envases de agua purificada de un solo uso –que son parte del grave problema de la contaminación–, el empleo de prendas de vestir elaboradas a partir de plásticos contribuyen a la contaminación por microplásticos a causa de la generación y liberación de fibras sintéticas a los ecosistemas terrestres y acuáticos”.
Los productos plásticos son altamente contaminantes porque están elaborados con base en combustibles fósiles como el petróleo, gas o carbón, además de que muchas empresas de combustibles fósiles poseen, operan o invierten en infraestructuras para la producción de plásticos, sin considerar el impacto ambiental que ocasionan para su extracción, producción y transporte, aunado a las grandes cantidades de energía que utilizan y las emisiones contaminantes que generan.
“Para 2030, si la producción y uso de plástico continúa en aumento, las emisiones podrían alcanzar 1.34 gigatones por año, lo equivalente a las emisiones liberadas por más de 295 centrales eléctricas de carbón de 500 megavatios. A pesar de esto, la industria de los combustibles fósiles promueve la producción y consumo de plástico, porque el petróleo crudo y gas natural extraídos proporcionan el 99% de la materia prima para todos los plásticos”, refiere la organización The Climate Reality Project América Latina.
"Debemos rechazar los artículos innecesarios de un solo uso", señala Inger Andersen, Directora Ejecutiva del Programa del PNUMA, con motivo del Día Mundial. “Debemos rediseñar los productos y los envases para utilizar menos plástico. Debemos reutilizar, reciclar, reorientar y diversificar nuestros sistemas. Así es como mantenemos el plástico fuera de los ecosistemas y de la economía. Todos debemos cumplir nuestra parte".
La crisis de plástico que vivimos es alentada y “patrocinada” por la industria, desde la petrolera hasta la de productos comestibles ultraprocesados, como ha señalado el informe “Las entrañas de la emergencia climática”.
Existen soluciones que pueden implementar los gobiernos para disminuir el problema ambiental que ocasionan los plásticos, tales como dejar de subsidiar los combustibles fósiles, gravar con impuestos y transitar hacia modelos de desperdicio cero, señala The Climate Reality Project América Latina.
La organización Climate Action Network (CAN), refiere, propuso opciones financieras como el impuesto a las súper ganancias de las 50 compañías más grandes del sector carbón, petróleo y gas; las ganancias de este año de dichas empresas, podrían alcanzar hasta $250 mil millones de dólares por lo que un impuesto del 20% proporcionaría $50 mil millones para la lucha contra el cambio climático.
“Las empresas son clave para lograr cambios transformadores, a través de acciones como eliminar los embalajes y envases o artículos de plástico de un sólo uso, rediseñar sus productos a favor de la sostenibilidad, innovar sus modelos de negocio de forma que reemplacen los plásticos de un sólo uso por productos reutilizables, reciclar los materiales para crear nuevos productos y de esta forma, contribuir a la economía circular. Asimismo, es importante que las empresas sean transparentes con los consumidores y proporcionen información fiable sobre sus acciones de sostenibilidad”.
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