Más de 20 especies de arácnidos e insectos, extintas hace millones de años, han sido identificadas en fósiles localizados en diferentes puntos de la Cuenca del Río Balsas, informó la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Los hallazgos han ocurrido como parte de investigaciones más amplias para entender el valor y la diversidad biológica de territorios en los estados de Morelos y México, desde los que drenan afluentes hacia la llamada depresión del Balsas.
Francisco Riquelme Alcántar, profesor investigador de la Escuela de Estudios Superiores (EES) del Jicarero, de la UAEM, desarrolla una línea de investigación relacionada con la Paleobiología, o estudio de la vida del pasado, que se apoya en estudios de la biología actual. Como parte de su trabajo de campo, él clasifica, describe y estudia arácnidos con valor médico, histórico y cultural de la Cuenca del Río Balsas.
ANTES FUE MAR
La UAEM informó que, derivado de los registros marinos de invertebrados en lo que hoy conocemos como la Cuenca del Río Balsas, se han encontrado registros fósiles de invertebrados marinos, bivalvos y gasterópodos fósiles, contenidos en rocas marinas del periodo Cretácico, hace 66 millones de años. Además, hay registros de megafauna del Pleistoceno, como mastodontes y gatos de hace 2.59 millones de años.
Francisco Riquelme estudia la taxonomía, la sistemática y la paleontología de los artrópodos terrestres, que son aquellos animales que tienen patas articuladas, y se dividen en grupos según su origen: los crustáceos (langostas, langostinos y camarones), los miriápodos (cien pies y mil pies), los arácnidos (alacranes y arañas) y los hexápodos (insectos de seis patas).
Las arañas violinista y viuda negra son estudiadas con mayor interés por Riquelme Alcántar, debido a su importancia médica y el interés en las potentes neurotoxinas que ponen en riesgo vidas humanas, “estas especies son abundantes y se distribuyen por toda la Cuenca del Río Balsas, lo que buscamos es difundir información con el fin de dotarle un carácter racional a su presencia, evitar los estereotipos, miedos, prejuicios y repulsión de algunas personas hacia los arácnidos”, indicó el universitario.
El estudio de la macroevolución, es decir, el estudio de los artrópodos a grandes escalas también es otro campo de trabajo del investigador de la Escuela de Estudios Superiores (EES) del Jicarero, de la UAEM. Para esto es necesaria su descripción, clasificación, ordenamiento, comportamiento, distribución y procesos evolutivos en tiempos y espacios geológicos definidos.
Francisco Riquelme cuenta con la colaboración de 10 estudiantes de licenciatura y posgrado con proyectos de investigación vigentes, es integrante responsable del cuerpo académico consolidado: Biología Comparada de Artrópodos Terrestres, en el que participan tres investigadores, cuentan con el Laboratorio de Sistemática Molecular y Laboratorio de Ecología Química, y cuatro colecciones científicas con material de referencia.
FÓSILES EN CHIAPAS
En el año 2015, el profesor Francisco Riquelme dio a conocer que durante una colecta de ámbar en Los Altos de Chiapas, los pobladores encontraron una pieza que contenía una nueva especie de milpiés no reportada en el mundo y a ninguna edad geológica, un fósil que data de hace 23 millones de años.
En el marco de ese hallazgo, el investigador explicó que en el sureste mexicano, concretamente en Chiapas, así como en los estados de Coahuila y Baja California, han sido encontrados sitios de ámbar.
“Pero en Chiapas además se le da un valor comercial y un uso artesanal, así que es común que pobladores chiapanecos de Los Altos se dediquen a su recolección constantemente. Lo sorprendente en este caso es que en un trozo de esta resina vegetal antigua se haya preservado un ejemplar de milpiés, considerado actualmente como una especie extinta”, detalló. Francisco Riquelme califica el hallazgo de fósiles en ámbar como un ejemplo de serendipia en ciencia. Estos materiales presentan a los investigadores universitarios retos en aplicación técnica para su observación y estudio, pues es sumamente difícil ver los organismos atrapados en el ámbar ya que no se pueden extraer porque se destruyen.
RECONSTRUCCIÓN DE FÓSILES
La Paleobiología implica la reconstrucción de los organismos y los ambientes del pasado, y en México hace menos de una década que se hizo un trabajo de reconstrucción en tercera dimensión o 3D de un fósil de insecto, con el milpiés encontrado en ámbar en Chiapas.
Aunque esta técnica ya se aplica en otras partes del mundo, que tienen mayor desarrollo de aceleradores de partículas. Aquí, con la colaboración de grupos de investigación de la UNAM que trabajan con espectroscopias de infrarrojo y microtomografía de rayos X, dirigidos por los doctores José Luis Ruvalcaba y Arnulfo Martínez, se modificaron microscopios con filtros infrarrojos y se diseñó un microtomógrafo de rayos X que permitiera tomar una microfotografía de ese animal, y después de un arduo trabajo se logró obtener un grupo de imágenes en tres dimensiones del animal.
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