“Debemos traer a nuestra Universidad, institutos y a nuestro país las tecnologías que se están utilizando en la frontera de la investigación científica en el mundo”, dijo Luis Bernardo Tovar y Romo, director del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM. “Tenemos el potencial para explotarlas y debemos invertir en ciencia porque implica invertir en el desarrollo social y económico de la nación”, señaló al exponer algunas de sus líneas de trabajo para el periodo 2024-2028.
El académico se refirió a tecnologías y herramientas para el análisis y generación de datos, así como el aprendizaje de máquinas -machine learning- y el estudio profundo. El doctor en Ciencias explicó que desde la dirección del IFC trabajará para que cada investigadora e investigador cuente con las herramientas que requiere para que sus estudios sigan siendo de alto nivel y, con ello, también acceda a colaboraciones, financiamiento y reconocimiento internacional.
El Instituto tiene una trayectoria de excelencia académica, generación de conocimiento relevante y alta productividad; necesita establecer más redes de colaboración con investigadores e instancias nacionales e internacionales que trabajen los mismos campos. “Se buscará crecer las redes de cada investigador”, indicó.
Con ello, precisó, el IFC estará en concordancia con el objetivo de la UNAM de fortalecer la internacionalización, pero también le permitirá diversificar sus fuentes de financiamiento.
“Nuestra investigación depende mucho de los recursos del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) y de esquemas de financiamiento de la UNAM como el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT), pero cada vez son más limitados”, detalló Tovar y Romo.
Además, el tipo de investigación que realizamos, por la naturaleza de los experimentos, es cara y requerimos ese financiamiento. Una propuesta es tratar, de manera colectiva, de obtener más recursos.
IMPACTO SOCIAL.
El director destacó que en los laboratorios del Instituto se estudian y atienden problemas de salud pública relevantes para México, como el síndrome metabólico, diabetes mellitus, infarto cerebral isquémico, que es una de las principales causas de discapacidad en el país.
También los procesos neurodegenerativos, la resistencia a los antibióticos y la fisiología de canales iónicos relacionados con la generación de cáncer o la formación de quistes en el riñón. Además, se investiga sobre el envejecimiento, fundamental ante la inversión de la pirámide poblacional de la nación y que implica atender desafíos como el que las personas vivan más años, sobre todo en las mejores condiciones.
Tovar y Romo subrayó que se apoyarán acciones impulsadas en la Rectoría, como la revisión del Estatuto del Personal Académico, a fin de definir mejor las funciones de dos figuras académicas relevantes para la Universidad: los técnicos académicos y los profesores de asignatura.
Esta tarea atañe directamente al IFC, el cual no tiene profesores de asignatura, pero cuenta con una población significativa de técnicos académicos. La relación es de un investigador por 1.7 de ellos, quienes representan una riqueza y contribución esencial para su desarrollo.
“Es una población muy heterogénea: hay quienes están adscritos a unidades de servicio, laboratorios y también quienes desarrollan funciones de docencia e investigación. Tenemos que encontrar la manera de que su desarrollo profesional, su carrera académica, sea objetivamente evaluada y promovida”, remarcó el director.
En el rubro de docencia, el IFC es sede de tres programas de posgrado -maestría y doctorado en Ciencias Biológicas y Bioquímicas, así como del doctorado en Ciencias Biomédicas- y de dos licenciaturas -Investigación Biomédica Básica y Neurociencias-, cuyos estudiantes rotan en sus laboratorios, elaboran sus tesis y se gradúan.
Expuso también que se reforzará la vinculación con el sector productivo y la industria, los cuales podrían invertir en el financiamiento de las investigaciones, sobre todo si se pretende resolver problemas particulares.
Como parte de sus actividades de comunicación, dijo el académico, se organiza la Semana del Cerebro, durante la cual estudiantes de preparatorias visitan sus instalaciones y escuchan charlas de investigadores, con el propósito de que conozcan, de primera mano, el tipo de investigación que se realiza en la Universidad Nacional y en el país.
“Creemos que hemos logrado motivar a un número importante de jóvenes, pero necesitamos atraer a más”, enfatizó Tovar y Romo.
Para los próximos años se procurará establecer mayor vinculación con el bachillerato, tanto con los planteles de la Escuela Nacional Preparatoria como del Colegio de Ciencias y Humanidades, con el objetivo de fomentar las vocaciones científicas en alumnas y alumnos.
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