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Julieta Fierro: El eclipse total de Sol es un regalo excepcional de la naturaleza

De las casi tres horas que tendrá de duración el eclipse, sólo cuatro minutos serán de eclipse total en una franja que atraviesa Sinaloa, Durango y Coahuila. “¡De repente, se hará de noche!”, añade la astrofísica y académica de la UNAM

Eclipse solar
En el norte del país se observará de forma privilegiada el eclipse total de Sol. En el norte del país se observará de forma privilegiada el eclipse total de Sol. (La Crónica de Hoy)

El próximo eclipse de Sol, cuando la Luna cubra nuestra estrella durante el día, es un excepcional regalo de la naturaleza y los mexicanos podremos observarlo este 8 de abril con las medidas de seguridad adecuadas. Es una oportunidad única, porque el siguiente en el país será hasta el 30 de marzo de 2052, dice la doctora Julieta Fierro Gossman.

De las casi tres horas que tendrá de duración el eclipse, sólo cuatro minutos serán de eclipse total en una franja que atraviesa los estados de Sinaloa, Durango y Coahuila. Durante ese tiempo, añade la astrofísica y catedrática de la UNAM, la Luna poco a poco pasará delante del Sol y de ¡repente se hará de noche! “Pero esa noche sólo estará en las ciudades de Mazatlán, Durango, Torreón y Monclova y “se verán las estrellas y la corona solar”.

En el resto del país, agrega la investigadora, el eclipse será parcial, la Luna no cubrirá al Sol en su totalidad.

Julieta Fierro cuenta que se denomina eclipse cuando un astro pasa delante del otro observado desde la Tierra o desde el espacio.

Y respecto a los de Sol, explica, éstos de producen cuando la Luna se interpone entre el Sol y el sitio de la Tierra dónde se encuentra el observador. Ocurren durante el día, cuando la Luna está oscura y no se ve. Su duración es de varias horas a partir de que el disco lunar comienza a cubrir a nuestra estrella y la totalidad, cuando el centro del disco lunar coindice con el del Sol, sólo es de unos cuantos minutos.

Y en este eclipse, abunda, se da una cuasualidad extraordinaria de la naturaleza: el tamaño de la Luna, aparentemente, es casi igual al del Sol, pero en la realidad es que nuestra estrella tiene un diámetro 400 veces mayor que nuestro satélite, pero está 400 veces más lejos. “Por lo tanto cuando el centro de la Luna coindice con el del Sol, lo cubre totalmente y se produce el eclipse”.

Julieta Fierro dice que la intensidad de la radiación solar en un eclipse es muy elevada y no se debe observar sin las medidas adecuadas de protección, porque puede quemar la retina, lo que genera alteraciones visuales y podría causar ceguera permanente. Estos daños no causan dolor y los efectos se conocen hasta horas después de la exposición.

Por ello, explica, que para observar un eclipse solar se requieren filtros especiales de protección. Se pueden comprar en muchos lugares y se deben colocar sobre los ojos y después voltear a ver el eclipse, pero debes tener en cuenta que es importante que estos filtros tengan garantía de seguridad y cumplan los estándares internacionales de filtro de luz con certificación ISO 12312-2. Otra alternativa es ver la transmisión especial que realizará la NASA de todo el evento, la que ofrecen los planetarios o las redes sociales.

Hay otras formas de disfrutarlo, dice Julieta Fierro, y estas son: se puede proyectar la imagen del Sol a través de agujeros pequeños, como los que podemos crear con nuestras manos o mirando la luz y sombra que proyectan las hojas de un árbol. Cuando la luz del Sol atraviesa orificios pequeños, se proyecta su imagen sobre la superficie que ilumina”.

Observar el cielo ha sido y es una de las grandes actividades humanas y los conocimientos adquiridos sirven para predecir los eclipses. Julieta Fierro explica que grandes culturas estudiaron detenidamente las trayectorias aparentes en el cielo de la Luna y del Sol. “Y ahora sabemos que si las órbitas de la Tierra y de la Luna en torno del Sol estuvieran en el mismo plano habría eclipses todos los meses, cada vez que los tres astros estuvieran alineados”.

Pero resulta que esto no es así, agrega la astrofísica, porque en realidad la órbita aparente del Sol y de la Luna se cruzan, forman un ángulo de 5 °, y por ello se deben estudiar las órbitas y estimar cuando se cruzarán. De esta manera, agrega, sabemos que en promedio hay al menos dos eclipses de Sol y de Luna al año.

Sin embargo, los eclipses no son sólo un gran evento natural, también generan conocimiento. “Con ellos hemos podido observar algunas de las capas externas del Sol, que tienen menor brillo que la fotósfera y por lo tanto las opaca. Y más allá de la fotósfera está la cromósfera, el nombre tiene que ver con su color rojo intenso. Cuando se analizó en 1868 se descubrió allí el elemento helio, hasta ese momento no se había descubierto en la Tierra y también se puede observar la corona solar, que está a 2 000 000 °C a diferencia de la fotósfera que está a 5 500 °C. También durante los eclipses se pudieron descubrir explosiones solares, así como analizar la forma cómo está estructurada la ionósfera terrestre. Y colocando receptores de radio en varios sitios, se pudo medir cómo variaba la capa de partículas cargadas eléctricamente, en nuestra atmósfera, por la radiación solar”.

Julieta Fierro cuenta que las culturas prehispánicas fueron estudiosas de los eclipses y una de éstas fueron los mayas, quienes los analizaron minuciosamente. Con los conocimientos adquiridos, crearon el calendario que se empleó en toda Mesoamérica. “Y en el códice de Dresde registraron tablas que no sólo predicen los eclipses del pasado y los del futuro. Además, aprendieron cómo predecir los tránsitos de Venus, es decir los días en que este planeta pasaría delante del disco solar”.

Otro punto interesante de los eclipses, añade la astrofísica, es la que dio la cultura mexica. “Las mujeres embarazadas se colgaban un pedernal para evitar que sus bebés nacieran con labio leporino y además se practicaban sacrificios humanos de albinos. Como en otras culturas, las precolombinas atribuían algunas de las desgracias a la ocurrencia de eclipses”.

El camino de la umbra y penumbra de la Luna durante este 8 de abril será así: la umbra, marcado aterrizará en el Océano Pacífico, luego atravesará el norte de México, viajará por el este de Estados Unidos y Canadá y al final visitará el Océano Atlántico. El ancho de la sombra será de entre 80 y 280 kilómetros.

La penumbra tiene un ancho mayor que el de la umbra, por lo que toda Centroamérica y casi toda América del Norte podrán observar el eclipse parcial.

Y el recorrido del eclipse en México así será: inicia en Mazatlán a las 10:51:22 y luego viene la fase total que empezará a las 12:07:24 y terminará a las 12:11:43, justo cuando el Sol estará en el cenit, o sea en el punto más alto en el cielo.

Después de la fase total, el Sol será de nuevo tapado de manera parcial, lo que terminará a las 13:32:07.

Así, la duración de la fase total del eclipse será de 4 minutos con 28 segundos y la del eclipse contando las etapas parcial y total será de 2 horas y 41 minutos.

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