Aún bajo las restricciones que impuso la pandemia en 2021, investigadores del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM realizaron innovaciones que ahora han derivado en tres patentes más concedidas por el IMPI y uno por la Oficina de Patentes de India.
Las patentes corresponden a los proyectos de nuevas cepas bacterianas modificadas para la industria química, insumos para antivenenos en el tratamiento de serpientes venenosas, un método para la síntesis de análogos de la capsaicina y variantes de bioinsecticidas para el control del gusano de maíz (India).
Los detalles son descritos por Mario Trejo Loyo y Martín Patiño Vera –adscritos a la Secretaría de Vinculación del instituto– en el artículo Cuatro patentes concedidas al IBt en 2021: innovaciones potenciales para la bioindustria química, médica y agroalimentaria, que forma parte de los artículos del más reciente número de “Biotecnología en movimiento”, revista de comunicación de la ciencia del IBt.
La patente del proyecto “Nuevas cepas bacterianas modificadas para producir intermediarios de la industria química” fue otorgada a la UNAM por una invención de un grupo de investigación, líder mundial en "Ingeniería de vías metabólicas" y "Biología sintética" en bacterias de interés industrial, encabezado por los investigadores Alfredo Martínez Jiménez y Guillermo Gosset Lagarda.
“Esta patente ofrece protección para una cepa de la bacteria Escherichia coli (E. coli), a la cual se hicieron modificaciones genéticas dirigidas a eliminar, introducir e incrementar reacciones bioquímicas específicas, que condujeron a la biosíntesis de un importante intermediario químico (…) Por ello esta patente tiene aplicación para la producción comercial o industrial de dicho intermediario para la industria química”.
El proyecto “Insumos para generar nuevos antivenenos en el tratamiento las mordeduras de serpientes venenosas” obtuvo la patente del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) para proteger una composición de nuevos péptidos (cadenas cortas de aminoácidos) con actividad inmunogénica, útiles en la elaboración de antivenenos. En esta invención participó el grupo de investigación liderado por los investigadores Gerardo Corzo Burguete y Alejandro Alagón Cano, así como la posdoctorada Ligia Luz García Corrales y el estudiante Guillermo de la Rosa.
“Actualmente, la producción de antivenenos se realiza inmunizando caballos con el veneno soluble total de los elápidos; para obtenerlo es necesario primero, ‘ordeñar’ serpientes de alguna especie de elápidos y posteriormente, separar la fracción soluble del veneno total, lo que resulta en la producción de antivenenos inespecíficos. Con el fin de disponer de cantidades suficientes de las neurotóxicas más relevantes y poder utilizarlas en la producción comercial de antivenenos de mayor eficacia que los actuales, en esta invención se diseñó una neurotoxina 'consenso' –que contempla una secuencia parcial de aminoácidos comúnmente encontrada en los venenos de elápidos– para producirla con técnicas de ADN recombinante”.
El proyecto patentado en India tiene el nombre Nuevas variantes de toxinas Bt (bioinsecticidas de Bacillus thuringensis) y su aplicación para el control del gusano cogollero del maíz y consiste en el control biológico de esta plaga del maíz.
“En la invención, concedida como patente india No. 368199 (previamente registrada como solicitud internacional de patente y concedida en 2015 en los Estados Unidos, en el 2016 en México y en 2018 en China), los académicos María Alejandra Bravo, Mario Soberón e Isabel Gómez, investigadores del Departamento de Microbiología Molecular del IBt, diseñaron nuevas versiones de estas toxinas, con modificaciones en la región específica de la proteína conocida como el 'tercer dominio'”.
Finalmente, el “Método químico-enzimático para la síntesis de análogos de capsaicina”, proyecto encabezado por Agustín López-Munguía y Edmundo Castillo, se refiere a un método químico-enzimático para sintetizar análogos de capsaicina (compuestos también conocidos como vainillin-amidas, o capsaicinoides). La capsaicina es la molécula que le da a los chiles (Capsicum annum) ese característico sabor picante o pungente, que tanto nos gusta”.
El artículo añade que se conocen diversas propiedades farmacológicas de los capsaicinoides, como la capacidad para estimular el sistema respiratorio, cardiovascular y digestivo, de modo que se utilizan como promotores del metabolismo energético. Además, pueden ser empleados entre otros usos, como material pungente e irritante; como aditivos en alimentos y en cosméticos, en productos de seguridad personal como gas pimienta, repelentes de animales, particularmente para proteger materiales contra roedores y especies dañinas.
“En la actualidad, esta invención se encuentra licenciada a una empresa mexicana, creada ad hoc para la explotación de la invención”.
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