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México tiene todo para ser una sociedad basada en energías renovables, señala Antonio del Río Portilla

Falta es un trabajo más profundo en nuestras formas de organización, refiere el físico fundador del Instituto de Energías Renovables de la UNAM

El escritor peruano Alfredo Bryce Echenique
Para Antonio del Río las ciencias sociales y las ciencias naturales deben trabajar más cerca para que la generación de conocimiento en la solución de problemas de las personas. Para Antonio del Río las ciencias sociales y las ciencias naturales deben trabajar más cerca para que la generación de conocimiento en la solución de problemas de las personas. (UNAM)

Cualquier estrategia de crecimiento económico y combate a la pobreza requiere abasto de energía. En México, hemos sido una sociedad dependiente del petróleo, pero contamos con gran cantidad de recursos solares, eólicos y geotérmicos para transformarnos en una sociedad apoyada fundamentalmente por energías renovables. Lo que falta es un trabajo más profundo en nuestras formas de organización.

El diagnóstico fue compartido con los lectores de Crónica por el doctor Jesús Antonio del Río Portilla, físico mexicano que es considerado un referente en investigación en energías renovables y también es conocido como autor de nuevas tecnologías patentadas para mejorar la extracción de petróleo, la concentración de energía solar, la deshidratación de alimentos, la construcción de estufas solares y la captura de rayos de luz en hojuelas de silicio poroso, potencialmente útiles para construir las computadoras del futuro.

Nacido en el norte de la Ciudad de México, Antonio del Río vivió su infancia en las colonias Vallejo y La Joyita, cerca de la colonia Bondojito, zona conocida como cuna de boxeadores y futbolistas. De niño jugaba en las canchas del boulevard Río Consulado, pero sus padres tenían el hábito de llevar a todos sus hijos a visitar museos los fines de semana. Así nació su interés por aprender y experimentar.

“Me gustaba mucho ir al Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad y ver los experimentos que sacaban chispas, pero también ahí escuché conferencias de los astrónomos Arcadio Poveda y Manuel Peimbert, lo que me generó mucha curiosidad sobre el origen de las partículas fundamentales”, contó a este diario.

Del Río Portilla dice que las ciencias sociales y las ciencias naturales deben trabajar más cerca para que la generación de conocimiento tenga un tránsito más fácil hacia la solución de problemas de las personas.

“Cuesta trabajo comunicarnos entre diferentes disciplinas científicas, pues a veces una misma palabra significa cosas diferentes para dos grupos, por ejemplo: en física la palabra equilibrio significa que no hay movimiento, y en biología implica la existencia de interacciones de una forma que nosotros llamaríamos balance. Entendernos entre disciplinas facilita aportar soluciones. Lo que falta más, desde mi punto de vista, es el acercamiento entre ciencias sociales y naturales”, agregó el hombre cuyo primer invento fue una deshidratadora de manzanilla para la comunidad de Cuijingo, en el Estado de México.

“Ese proyecto con la manzanilla fue un ejemplo, para mí, de que necesitamos hacer coincidir los lenguajes de las diferentes formas de conocimiento. Por ejemplo: imaginemos un modelo de desarrollo sustentable para el país en el cual estuviéramos apoyados en cuatro pilares: tendríamos el pilar económico, el ecológico, el científico y hay un pilar en el que nos ha hecho falta trabajar, que es el de la organización social, pues México es una sociedad muy diversa donde hay comunidades con formas de organización propias que datan de muchos años atrás y no hemos trabajado para articular el nuevo conocimiento, el dinero y los planes de sustentabilidad con esas formas de organización que son necesarias para aplicar el conocimiento”, indica el doctor en Física egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cuyo primer trabajo fue como profesor de física en la Universidad Autónoma de Chapingo.

SOCIEDAD INTELIGENTE.

El doctor Del Río dice que es incorrecto decir que los científicos en México no se preocupan por atender los problemas sociales. Es una generalización que desacredita a miles de investigadores que piensan y trabajan para que el conocimiento que generan beneficie a las personas.

“Es importante decir que la población mexicana es inteligente; puede entender la física, la química, la biología. Si en el mundo surge un tema nuevo, en México hay alguien que lo puede entender y que, además, puede contribuir a que crezca ese conocimiento. De eso no hay duda. Pero también es importante repetir que somos muy pocos los que nos dedicamos de tiempo completo a esto. Somos alrededor de 30 mil investigadores nacionales, en una población de más de 126 millones de habitantes. En física decimos que no “percolamos”, es decir, que somos tan poquitos que nuestros radios de influencia no se sobrelapan unos sobre otros y entonces, no percolamos, no podemos transmitir el conocimiento a la población”, subrayó.

Transformación de laboratorio a instituto 

Antonio del Río ha estudiado física de partículas fundamentales, pero también física de los procesos irreversibles, que se usa para explicar sistemas que están en un constante balance de fuerzas, como ocurre en los ecosistemas y otros modelos donde hay vida.

El Doctor Del Río fue el primer Director del Instituto de Energías Renovables de la UNAM, localizado en Temixco, Morelos. A fines de los años 80, él y su esposa psicóloga decidieron mudarse fuera de la Ciudad de México al lugar donde comenzaba a operar lo que entonces era el Laboratorio de Energía Solar; que luego fue transformado en Centro de Energía Solar y finalmente en el IER. “Mi mayor fortuna fue encontrar a una mujer con la que pudiera sostener esta química y psicología durante 38 años. Hoy tenemos una hija física y un hijo ingeniero químico; ambos doctores. Trabajan fuera de México y quisieran regresar, pero por ahora no hay espacios”, concluyó el físico.

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