La paloma migratoria, el tigre de Tasmania, el delfín del río Yangtsé y la vaca marina de Steller, son algunas de las víctimas recientes de la sexta extinción masiva, causada por el hombre. Pero la gravedad de la pérdida de biodiversidad continúa y se refleja en las extinciones genéricas y los riesgos de extinción en aumento, señala el estudio “Mutilación del árbol de la vida mediante extinción masiva de géneros animales”, encabezado en la UNAM por Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología.
El estudio realizado junto con Paul R. Ehrlich, de Universidad de Stanford, fue recientemente publicado en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences” (PNAS) y refiere que, si bien esta extinción suele verse como una pérdida inusualmente rápida, en tiempos evolutivos, es mucho más amenazante, ya que está provocando “una rápida mutilación del árbol de la vida”. De acuerdo con el análisis de los académicos, ramas enteras de este árbol –colecciones de especies, géneros, familias…–, están perdiendo las funciones que desempeñan.
“Nuestro análisis muestra que dos órdenes, 10 familias y 73 géneros de tetrápodos (es decir, mamíferos, aves, reptiles y anfibios) se han extinguido desde 1500, lo que representa una pérdida importante de ramas del árbol de la vida; los géneros han desaparecido en todas las clases de vertebrados. La mayoría de las extinciones registradas han ocurrido en aves, seguidas por mamíferos, anfibios y luego reptiles”, refiere el estudio.
Los órdenes de especies extintas son dos de aves gigantes, las aves elefante (Aepyornithiformes) de Madagascar y los moas (Dinornithiformes) de Nueva Zelanda. Las diez familias extintas incluyen seis de mamíferos como los lémures perezosos de Madagascar, y cuatro de aves, como los mieleros moho hawaianos.
“Está cambiando la trayectoria de la evolución a nivel mundial y destruyendo las condiciones que hacen posible la vida humana. Es una amenaza irreversible a la persistencia de la civilización y la habitabilidad de entornos futuros para el Homo sapiens. Se requieren acciones correctivas instantáneas”.
Las extinciones masivas durante los últimos 500 millones de años eliminaron rápidamente ramas del árbol filogenético de la vida y requirieron millones de años para que la evolución generara reemplazos funcionales para los organismos extintos, recuerdan los académicos.
MÁS GRAVE DE LO PENSADO.
No obstante, en su estudio han examinado 5 mil 400 géneros de vertebrados (excluyendo peces) que comprenden 34 mil 600 especies, de las cuales 73 géneros se convirtieron en especies extintas desde el 1500 d.C. “Sin lugar a dudas, la sexta extinción masiva provocada por el hombre es más grave de lo que se había evaluado anteriormente y se está acelerando rápidamente. Las tasas de extinción de géneros actuales son 35 veces más altas que las tasas de fondo esperadas que prevalecieron en el último millón de años en ausencia de impactos humanos”.
Los géneros perdidos en los últimos cinco siglos habrían tardado unos 18 mil años en desaparecer en ausencia de los seres humanos. Las actuales tasas de extinción genérica, explican, probablemente se acelerarán enormemente en las próximas décadas debido a los factores que acompañan al crecimiento y consumo humano, como la destrucción del hábitat, el comercio ilegal y la alteración del clima.
“Si todos los géneros ahora en peligro desaparecieran para el año 2100, las tasas de extinción serían 354 (promedio) o 511 (para los mamíferos) veces más altas que las tasas anteriores, lo que significa que los géneros perdidos en tres siglos habrían necesitado 106 mil y 153 mil años para convertirse en especies extintas en la ausencia de humanos”.
Además, las pérdidas potenciales de miles de especies y géneros de vertebrados en peligro de extinción, advierten, en este siglo eclipsarían el daño causado en los últimos 500 años.
La pérdida de biodiversidad no es ajena a nuestra especie ni nuestro bienestar, recuerdan los autores. “Tal mutilación del árbol de la vida y la consiguiente pérdida de servicios ecosistémicos proporcionados por la biodiversidad a la humanidad es una grave amenaza a la estabilidad de la civilización. Es esencial realizar esfuerzos políticos, económicos y sociales inmediatos de una escala sin precedentes si queremos prevenir estas extinciones y sus impactos sociales”.
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