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El país acaba de dar un "salto cuántico" en su conocimiento sobre el Golfo de México

Investigadores e instituciones que conforman el Consorcio de Investigación del Golfo de México han proporcionado información novedosa para Pemex y para la ciencia nacional

Científicos izan una boya oceanográfica en el mar
El CIGoM conjuntó a cerca de 350 investigadores, 400 estudiantes y técnicos de 8 instituciones de investigación del país. El CIGoM conjuntó a cerca de 350 investigadores, 400 estudiantes y técnicos de 8 instituciones de investigación del país. (CIGoM)

Hace 12 años, el Golfo de México se tiñó de un negro espeso y ardió tras el derrame de cerca de 800 mil toneladas de petróleo, equivalente a cinco millones de barriles de crudo; el accidente en la plataforma Deepwater Horizon, bajo operación de British Petroleum, se convirtió en el derrame petrolero más grande de la historia. Sus daños y efectos son incalculables y no hay forma de conocerlos con exactitud, puesto que los datos antes del accidente son insuficientes para hacer una comparación.

La tragedia marcó un antes y después en la explotación del hidrocarburo en el golfo y en México llevó a Petróleos Mexicanos (Pemex) a financiar un gran proyecto de investigación para prever un posible derrame y sus consecuencias. Fue así como se constituyó el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM), que conjuntó a cerca de 350 investigadores, 400 estudiantes y técnicos de la UABC, UNAM, Cinvestav, CICESE, Ecosur, CIDESI, UAM y UAEM. El consorcio operó a partir del 2015 con financiamiento del Fondo de Hidrocarburos de Conacyt-Sener.

La primera parte del proyecto concluyó y ahora el país tiene un mejor conocimiento del golfo, no sólo para prever un escenario de catástrofe petrolera, sino para mucho más. En entrevista, Juan Carlos Herguera, investigador del Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (CICESE), expone algunos de los resultados de este proyecto multidisciplinario y refiere que podría ser la base de un observatorio que mantenga el seguimiento de la investigación, que requirió satélites, buques oceanográficos, pequeños submarinos robóticos (gliders), boyas, laboratorios y más infraestructura.

ANTE DERRAME.

Los científicos ahora saben qué sucedería ante un derrame en alguno de los pozos de Pemex en el golfo, el impacto que tendría sobre las especies, el ecosistema y las costas; más a detalle, los biólogos analizaron el impacto de diferentes concentraciones de hidrocarburos en especies incluso a nivel genético, tras la reproducción de ciertas condiciones en piscinas donde recrearon la vida oceánica.

Utilizando buques, boyas y planeadores marinos (gliders), los científicos realizaron una medición de las condiciones oceanográficas: corrientes, oleaje, temperatura, oxígeno, salinidad, nivel de clorofila (que indica indirectamente la cantidad de biomasa), entre otros.

Los gliders submarinos, de los cuales hay todo un laboratorio en el CICESE, acota, han sido de mucha importancia para responder qué sucede en el golfo por debajo de los 50 metros, puesto que se pueden sumergir hasta los mil metros. De esta forma los científicos caracterizaron lo que sucede en el primer kilómetro de la columna de agua, más a profundidad se emplearon nucleadores lanzados desde los barcos.

Con estos datos e imágenes satelitales, los especialistas del CIGoM ahora pueden determinar en tiempo real cómo se comportaría una mancha de petróleo, su propagación y degradación, para así llevar a cabo acciones de mitigación más certeras, añade el oceanógrafo y geólogo marino del CICESE.

“Se desarrollaron modelos de circulación geoquímica y modelos computacionales que reproducen cómo se mueven las aguas; además se emplearon módulos biogeoquímicos para ver cómo la biología cicla los nutrientes, como carbono y oxígeno, y modelar qué sucedería en caso de un derrame”.

Adicionalmente, los investigadores colectaron muestras microbianas efectivas en la degradación del hidrocarburo, que han evolucionado para alimentarse de éste. Los especialistas cuentan ya con un banco de especies que esperan no utilizar.

–¿Saben cómo impacta la industria petrolera en el golfo sin llegar a un derrame?

– A diferencia del impacto antropogénico en zonas cercanas a la refinación o por los desechos humanos que llegan hasta el mar debido a la industria, costa afuera el impacto es relativamente bajo. El Golfo de México es como una chapopotera, los grandes reservorios de petróleo tienen pequeñas fugas naturales, varias detectadas en el sur y norte, lo cual propicia que haya una población residente de microbiota especializada en su degradación.

OBSERVATORIO.

Estos resultados han sido entregados al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y pronto a Pemex y la Secretaría de Energía, tras 22 campañas y un lustro del proyecto, que tuvo una extensión. Ahora, los científicos conocen mejor el Golfo de México, en sus dinámicas, como en su ecosistema, desde la parte biogeoquímica hasta la más biológica, dice el científico del Departamento de Ecología Marina y responsable técnico del CIGoM.

– Con el conocimiento generado, ¿se puede decir que ahora se conoce al Golfo de México mejor que nunca?

– La generación de todo este conocimiento supone un salto cuántico para el país y la oceanografía, ahora tenemos de manera sistemática un conocimiento integral del golfo. Antes se habían realizado investigaciones, pero estaban destinadas a preguntas concretas y su objetivo no era ver y modelar al Golfo de México en su totalidad. Esta es la primera vez que lo podemos ver de forma integral y global.

A futuro, los especialistas del CIGoM vislumbran la creación de un Observatorio Oceanográfico que proporcione seguimiento al proyecto y además permita capitalizar el conocimiento generado, que va más allá del servicio a la industria petrolera del país, refiere Herguera García.

“Queremos que todo este trabajo y enorme inversión tengan proyección a futuro para beneficio del país, no sólo para enfrentar derrames, sino también para conocer cómo está alterando el cambio climático la circulación ecológica, la biogeoquímica, redes tróficas, la ecología del golfo y de los mares territoriales de México. Con esta información, también podremos anticipar fenómenos que ocurren en el mar, como huracanes, de los que podemos hacer predicciones más certeras de dónde impactarán”.

El oceanógrafo añade que el CIGoM tiene varias herramientas para poner en marcha el observatorio, pero no todo, para lo que deben sumar a más investigadores y obtener financiamiento.

FINANCIAMIENTO.

El conocimiento generado y los expertos ya están, añade, faltan los fondos. Para ello, buscarán reuniones de trabajo con Conacyt y otras dependencias de gobierno que podrían estar interesadas.

La Secretaría de Marina, ejemplifica, es la responsable de atender un derrame de hidrocarburos, pero también de otros fenómenos como el sargazo que arriba cada año al Caribe. Este tema también concierne a la Secretaría de Turismo y a usuarios privados, que podrían invertir en el financiamiento.

– De conformarse el seguimiento del proyecto, ¿se necesitan más expediciones en el futuro?

–El observatorio considera no sólo observar en tiempo real o diferido el Golfo de México, sino que también planeamos tomarle el pulso al fitoplancton y zooplancton y a las poblaciones de pelágicos, lo cual requiere de campañas oceanográficas específicas para establecer su estado. Es importante el salto y el conocimiento que hemos generado, pero ahora hay que darle seguimiento, esta historia no se acaba aquí.

Con el observatorio, los científicos podrían monitorear lo que sucede anualmente, los cambios en el océano, efectos del cambio climático, la acidificación, descenso de las concentraciones de oxígeno y cómo afectan a la flora, fauna y el gran ecosistema. “Hasta ahora no lo sabemos”.

El proyecto del CIGoM, ejemplifica, obtuvo una imagen del golfo que cubre los últimos cinco años, pero es una muestra insuficiente para saber qué sucederá con el gran ecosistema. “Esa es la pregunta que tenemos que contestar, para eso es el observatorio, para seguir operando y sigamos tomando el pulso al golfo y la vida que hay en él. México tiene un gran recurso en sus mares y ecosistemas, los cuales se deben gestionar de manera responsable y sostenida; son una fuente de riqueza enorme para la población”.

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