El movimiento y paro de la Asamblea Estudiantil de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en la Unidad Xochimilco está perdiendo el apoyo de la planta académica del Departamento de Sistemas Biológicos, ante la cerrazón y trato hostil con el que han sido tratados en el acceso, manejo y monitoreo de los reactivos, experimentos y animales de sus laboratorios.
En una carta dirigida a las autoridades universitarias, a la Asamblea Estudiantil, a la comunidad estudiantil y a la sociedad en general, cerca de medio centenar de dicho departamento externaron su condena al “trato indigno, hostil y grosero” que recibieron los académicos Alejandro Azaola y Beatriz Godínez, quienes ingresaron a sus laboratorios bajo el protocolo que establecieron los estudiantes (encapuchados), pero que han negado su acceso posterior por no cumplir sus erráticos requerimientos.
Los académicos demandan evitar la violencia en lo que se supone está basado el movimiento, que desde hace un mes cerró los campus de todas las unidades de la UAM, debido a la ineficacia e insensibilidad de las autoridades y la rectoría para sancionar casos de acoso y violencia de género, misma de la que ha sido víctima la misma Beatriz Godínez.
Los académicos señalan haber respaldado el movimiento y las demandas estudiantiles, causas justas que, sin embargo, están siendo eclipsadas por sus acciones, al menos en lo que respecta a las necesidades de no afectar los derechos e investigaciones de los académicos de este departamento en la Unidad Xochimilco.
“Estuvimos a favor de las demandas desde los primeros días”, señala Alejandro Azaola, quien agrega que, por la premura del cierre de su unidad fueron incapaces de guardar o dar mantenimiento a sus experimentos en alrededor de 20 laboratorios en los cuales laboran cerca de 70 académicas (os), la mayoría de quienes han sido afectados en los avances de sus proyectos.
La carta y el relato de los académicos se centra en su ingreso a las instalaciones el pasado 12 de abril, que fue bajo un trato hostil y desconfiado de estudiantes encapuchados que restringieron su acceso a una sola persona por laboratorio y por únicamente dos horas.
Azaola revisó las instalaciones, pero, al igual que muchos académicos, desconoce qué ha sucedido con las cepas, microorganismos y experimentos que han caracterizado desde, en su caso, hace dos años. “No sabemos si se han echado a perder, lo que a mí me quedó claro es que mi trabajo experimental ha sido afectado al igual que el de otros académicos”.
Además de la agresividad y desconfianza con la que fue tratado, se le obligó a realizar un informe de sus actividades en su laboratorio, lo cual fue insuficiente para darle acceso de nuevo.
SOLA CON VARÓN ENCAPUCHADO.
Beatriz Godínez también ingresó ese día. La académica señala que estuvo a favor del movimiento desde el inicio, puesto que ella misma ha sido víctima de violencia de género, incluso por sus mismos alumnos (as).
“En su momento, al acercarme a las instancias universitarias me sugirieron que era muy complicado el proceso y difícil continuarlo, que los castigos eran insignificantes. Me incitaron a desestimarlo, lo cual hice. Por ello, este movimiento me parece importante para que existan instancias y mecanismos para facilitar la denuncia y las sanciones para todo agresor”.
Las preocupaciones de la académica pasan por la misma incertidumbre e impotencia de Azaola y sus colegas, sobre el estado de sus reactivos, cultivos, experimentos y animales de laboratorio. Pero también les preocupa que el tiempo continúe sin que las becas de Conacyt de sus alumnos tengan prórroga alguna. Estos atrasos se verán reflejados en sus tiempos de entrega y en sus mismos resultados, enfatiza.
El día que ingresó a su laboratorio fue bajo una imposición temeraria para ella, considerando los antecedentes de agresión. Relata que para evitar violencias como las que ha sufrido, desde entonces se ha negado a quedarse sola en ningún momento con algún estudiante varón en el aula o laboratorio; no obstante, en su visita a su laboratorio fue orillada a hacerlo y fue escoltada por un estudiante varón encapuchado que no le dio respiro ni para ir al sanitario.
Ante la queja con los estudiantes sólo recibió cerrazón y el impedimento de ingresar nuevamente a las instalaciones de la institución, además de que tampoco estuvieron de acuerdo con su relatoría.
“Se manejan con hostilidad y agresividad, en tanto que dicen que su movimiento es para librar a la institución de la violencia. Sin embargo, terminar con ésta es una responsabilidad de las autoridades, profesores y alumnos, de toda la comunidad”.
La carta de los académicos finaliza enfatizando su rechazo enfático de que la Asamblea estudiantil de la UAM Xochimilco “nos mantenga como rehenes”, condicionando el acceso a sus laboratorios. “¡Exigimos la misma empatía, el respeto, trato digno y consideraciones que la UAM-X Asamblea estudiantil exige!”.
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