La generación de desechos sólidos en México ha cambiado paulatinamente en volumen y tipo de materiales, pero se puede afirmar que, en promedio, cada habitante del país genera diariamente 994 gramos de basura sólida, de acuerdo con la académica del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, de la Universidad Nacional Autónoma de México (CRIM-UNAM) y especialista en Gestión Integral de Residuos, Nancy Merary Jiménez Martínez.
Con cifras de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), del gobierno de la Ciudad de México y datos propios, la profesora Jiménez Martínez explicó que en el noroeste del país, en estados como Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora, la cantidad promedio de residuos sólidos por persona es de 1.083 kilogramos por habitante. En la región centro, en entidades como la Ciudad de México, Estado de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala, la generación promedio de residuos por persona es de 766 gramos. Mientras en el sureste, incluyendo estados como Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, los residuos sólidos promedio por persona son 867 gramos.
Los datos fueron compartidos para socializar que el día 8 de agosto se ha adoptado como Día del Barrendero, en México. La conmemoración busca que la sociedad pueda comprender y aquilatar su importancia social y sus derechos laborales.
La universitaria detalla que en el país se originan 120 mil 128 toneladas de residuos sólidos cada 24 horas, de acuerdo con el Diagnóstico Básico para la Gestión Integral de los Residuos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
“Creemos que enviamos nuestros residuos a un lugar alejado para que no nos molesten, pero más tarde vuelven a nosotros, a través del agua que bebemos o de los alimentos que consumimos porque hay poco aprovechamiento y mala disposición de estos”, subraya.
La experta remarca la urgencia de disminuir la cantidad de residuos que generamos y no abandonar este objetivo justificando que se usan bolsas biodegradables, de fécula de maíz o aguacate, entre otros.
“No nos vayamos con eso, lo más importante es reducir la generación de residuos. Si no puedes reducirlos, evitar la compra de un producto, utilízalo lo más posible y cuando ya no se pueda utilizar para el fin que fue diseñado, buscar darle otro uso. Si no se pueden ni reducir ni reutilizar, asegúrate al menos de que su disposición final sea segura, que vaya a lugares adecuados”, asevera.
En el marco del Día nacional del barrendero, la UNAM estimó que los siete mil 603 barrenderos de la Ciudad de México y sus 385 ayudantes, 80 voluntarios y 528 supervisores recorren lo equivalente a una vuelta a la Tierra cada tres días, lo que significa caminar 40 mil 075 kilómetros.
Las mujeres y hombres encargados de la limpieza de centros históricos, avenidas principales, parques públicos y demás espacios urbanos de esta y otras urbes realizan una labor crucial para que los residuos tengan mejor disposición y no terminen saturando las alcantarillas o en sitios en los que se daña el medio ambiente al contaminar cuerpos de agua, suelo y aire.
Jiménez Martínez destaca que durante la pandemia por la COVID-19 se evidenció que numerosos trabajadores de limpia laboran en la informalidad y carecen de equipos de protección personal para realizar su trabajo. La Organización Mundial de la Salud llamó la atención sobre la importancia de este servicio público, esencial para hacerle frente a una pandemia de esta magnitud.
Además, este organismo internacional remarcó la necesidad de considerar las deficiencias y aspectos desatendidos en el flujo de desechos que se producen en los sistemas de salud, que generaron una presión sobre los procedimientos de recolección y un riesgo a la salud ambiental y humana.
“Es muy importante reconocer que los residuos no desaparecen cuando yo los saco, pasa el camión y aparentemente se lleva mi bolsa de basura. El rostro visible de los sistemas de aseo urbano son estos hombres y mujeres, barrenderos y barrenderas, pero también quienes trabajan en el camión recolector, las plantas de tratamiento, los sitios de disposición final. Esta fecha nos debe ayudar a visibilizar eso que a veces no queremos ver, que creemos que nuestra responsabilidad con los residuos acaba al echarlos en una bolsa”, asegura Nancy Jiménez.
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