“Conmigo no juegues a las vencidas”. Esa es su amenaza favorita, una que encierra pedantería rancia y bravuconería de días pasados, que disfraza un autoritarismo “necesario” para mantener el control de sus subordinados.
Cristóbal López Yáñez escuchó esta intimidación en los días más aciagos de su carrera profesional en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mientras fue subdirector de Análisis de la Dirección General de Comunicación Social (DGCS).
A lo largo de los últimos dos años, el desconocimiento de la institución por parte de su ex jefe y la sobrecarga de trabajo a la que estuvo expuesto, llevaron al ex empleado a trabajar hasta 16 horas al día, a someterse a un estrés febril y a un colapso mental y emocional que han mermado su integridad. Tras acudir a terapia, a finales del 2021, fue diagnosticado con problemas de ansiedad, agotamiento y estrés; está sujeto a medicación psiquiátrica, por lo menos, un año.
López Yáñez tuvo diferentes desencuentros con su ex jefe, Rodolfo González Fernández –director de Información de la DGCS–, primero por el acoso a sus compañeras del área, posteriormente por sus comentarios clasistas y discriminatorios entre el resto de sus compañeros y, finalmente, por cuidar de su salud: la emergencia por Covid19 y el posterior aislamiento recrudecieron la relación laboral. “Conmigo no juegues a las vencidas”.
A media pandemia y ante las instrucciones de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia Coronavirus de no llevar a cabo actividades presenciales no esenciales en las instituciones de la máxima casa de estudios, la DGCS solicitó el trabajo presencial de su personal. Rodolfo González –ex funcionario de la SCT– enfatizó la exigencia de que acudieran de nuevo a sus oficinas, en el basamento de la rectoría, cuyas oficinas nunca estuvieron en el diseño original y el cual carece de ventilación suficiente, la necesaria para dispersar los aerosoles con SARS-CoV-2.
López Yáñez se resistió alegando que su trabajo lo podía hacer a distancia y sin exponerse a un probable contagio. “Eso siempre le molestó”, recuerda.
–Puedo hacer el trabajo desde mi casa, señor, ¿qué quiere de mí?
–Que recibas mis órdenes o, si no, ya sabes lo que tienes que hacer. Pregunta en Comunicaciones y Transportes a cuánta gente corrí.
“Su amenaza conmigo siempre fue ‘conmigo no juegues a las vencidas’”, relató Cristóbal López la mañana del martes 15 de marzo a las afueras de la rectoría universitaria, después de realizar una manifestación pacífica en contra del acoso laboral al que él y sus compañeros y compañeras del área han sido sometidos por directivos como González Fernández; después de hacer la entrega de cartas dirigidas a funcionarios universitarios para solicitar el cese del acoso laboral en la institución; después de un largo proceso y violencia laboral que culminaron en su renuncia; después de hacer del conocimiento del rector Enrique Graue de su situación; después de dejar ir, finalmente, a la UNAM, donde trabajó por casi dos décadas.
CONVOCATORIA.
En años anteriores, Cristóbal se encargó de citar a los medios de comunicación para asistir a incontables conferencias de prensa; el universitario lo volvió a hacer, sólo que esta vez él y su historia eran la noticia por contar.
Alrededor de las 10:15 arribó a la explanada de rectoría, con un tapete de yoga y el “Libro tibetano de la vida y la muerte” en manos. El inicio de su protesta pacífica inició con una meditación a las puertas de su antiguo lugar de trabajo, por las que pasaron diversos de sus ex compañeros, quienes lo saludaron en más de una ocasión.
Acto seguido, expuso el señalamiento a su ex jefe, así como al jefe de éste y expuso las motivaciones de su manifestación en contra del acoso laboral. Horas más tarde, la periodista Leticia Robles de la Rosa –quien tiene una kilométrica trayectoria en la cobertura del Poder Legislativo– escribía en su Twitter: “¡Extra! El @senadomexicano ratificó el Acuerdo 190 de la OIT para erradicar la Violencia y acoso laboral; se considerará una violación a los derechos humanos. Curiosa coincidencia. Hoy un hombre protestó contra la violencia laboral en la oficina de comunicación social de la @UNAM_MX”.
ACUSE DE RECIBIDO.
Ese hombre es una persona que conoce bien a la UNAM y a su comunidad, cómo funcionan sus mecanismos y sabía a quién debía dirigir su mensaje, a quiénes dirigir sus cartas: a los directivos de la DGCS, de la Coordinación para la Igualdad de Género, de la Oficina de la Abogacía General y de la Secretaría General.
Las cartas, recibidas por un representante de la rectoría, relatan el escenario denunciado, con un específico señalamiento al director de Información –“conmigo no juegues a las vencidas”–, pero también en referencia al jefe de éste, cuya complicidad no evitó la proliferación de la violencia laboral en la DGCS.
“Sus acciones, de las que buscó deslindarse ante el rector, lejos de mostrar preocupación por su equipo de trabajo, reflejó el encubrimiento de Rodolfo González, persona que, con sus tratos crueles e inhumanos, comentarios clasicistas, exigencias desproporcionadas y acciones cotidianas para menospreciarme como trabajador, se convirtió en mi violentador, acosador y hostigador”. Violencia que ejerció en complicidad con Macarena Blando y Elizabeth González, funcionarias del área, dijo en su mensaje a medios.
“Por lo anterior, hoy exijo la erradicación absoluta de todas y cada una de las expresiones, actitudes de acoso laboral y violencia de género y hostigamiento sexual en contra de trabajadoras, becarias, funcionarias, reporteras y fotógrafos”. Solicitó además que se lleven a cabo acciones de largo plazo en esa vía, de acuerdo con la legislación universitaria aplicable, cuyos trabajos sean supervisados por la oficina de la Abogacía General, la Coordinación para la Igualdad de Género, la Secretaría de Desarrollo Institucional y la Secretaría General.
VIOLENCIA DE GÉNERO.
Tras entregar las cartas y leer fragmentos de éstas, el ex trabajador de la DGCS relató en entrevista por qué insistió en vincular a la Coordinación para la Igualdad de Género. Refirió que Rodolfo González se ha dirigido inapropiadamente a sus compañeras y ha ejercido diversos tipos de violencia. “Incluso obligó a que una de ellas se jubilara anticipadamente; otra más, ante el acoso, decidió cambiar de área aceptando una merma en su salario para estar lejos de él”.
En Twitter, Lourdes Durán, profesora de la institución escribió en respuesta a un tweet con motivo de la manifestación, “Suscribo y apoyo totalmente a mi compañero Cristóbal López (@periodismounam) porque yo no sólo fui testigo, sino también lo viví en carne propia [el acoso] de parte de Rodolfo González. No al acoso laboral y sexual en la UNAM”.
“PROBLEMÁTICO”.
En días pasados, López Yáñez acudió a una entrevista de trabajo para tomar un puesto en un área de comunicación de un instituto de investigación de la UNAM; cumplía con el perfil, relata, sin embargo, en éste se les informó por parte de la DGCS que era una persona “problemática”.
Antes de la manifestación en rectoría, López Yáñez solicitó una reunión con el director de la DGCS en múltiples ocasiones. Su desdén sólo fue roto por sus propuestas intimidatorias, refirió.
“No soy su enemigo y solicito de la manera más amorosa, compasiva, pacífica y respetuosa, que no me presente como un enemigo de la UNAM, mi amada alma mater. Su enemigo es el acosador, violentador y hostigador Rodolfo González Fernández y todos sus cómplices, sea por acción u omisión. ¡Alto al acoso en la UNAM!”.
Cristóbal López Yáñez no jugó a las vencidas, decidió hablar en paz por él, por sus compañeros y compañeras, para hacer honor a los valores de la UNAM, ahí donde han sido ignorados.
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