Tras un amplio estudio genético de la evolución del SARS-CoV-2 en nuestro país, no se ha encontrado correlación entre las variantes del virus y la severidad con que se presenta COVID19, más bien es el contexto genético de cada persona y los factores demográficos los que tienen mayor incidencia en el curso clínico, expuso el doctor Carlos Arias Ortiz, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM.
Este es uno de los resultados de la investigación realizada por el Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, conformado por varias instituciones de investigación, que siguió la pista y evolución genómica del virus y sus variantes en nuestro país desde 2020 hasta principios del 2022.
La investigación sobre la epidemiología genómica del SARS-Cov-2 en México fue financiada por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), y se compuso de más de 20 mil secuencias del genoma del virus, que tampoco ha encontrado relación entre la variante presente y el estatus de vacunación.
EVOLUCIÓN.
El proyecto del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica –conformado por el IMSS, INER, IBt-UNAM, Langebio-Cinvestav y el CIAD-Sinaloa, y en un inicio también el InDRE– tuvo como objetivo vigilar la evolución del virus y su dispersión en el territorio nacional entre junio de 2020 y mayo de 2022, e identificar las variantes predominantes, así como el surgimiento de aquellas resistentes a antivirales en uso o que pudieran evadir la respuesta inmune inducida por las vacunas. La meta fue tener un entendimiento más completo de la evolución de la pandemia en nuestro país.
"El primer trabajo que hicimos fue identificar de dónde venían los virus que llegaron inicialmente a nuestro país y se hizo a través de la secuenciación del genoma viral. Así se determinó que provinieron de Estados Unidos y Europa a través de viajeros, y que los primeros casos de transmisión se dieron muy pronto en marzo, cuando incluso había dudas de si ya circulaba el virus en el país”, refirió el investigador en un comunicado de la SECTEI.
En 2020, el trabajo reportó cuáles fueron las variantes que dominaron la dinámica de la evolución. Se encontró la asociación de variantes particulares con cada una de las olas que se han registrado en todo el país, donde se han presentado las de preocupación reconocidas por la OMS (Alfa, Beta, Gamma, Delta y Omicrón) y las consideradas de interés, como Lambada y Mu.
En la primera ola dominó la variante B.1.1.222. A partir de noviembre de 2020 se presentó una particular de México, que luego llegó a ser la preponderante hasta febrero de 2021, la B1.1.519, minoritaria en otras partes del mundo. La descripción de la tercera ola se asoció con Delta, la cuarta con Omicrón (B.1.1.529) y ahora, con una variante de ésta, lo que se ha reconocido como la quinta ola.
“De no ser por trabajos de este tipo, no se hubiera entendido qué fue lo que causó la segunda ola”, que es la que más muertes ha provocado, en nuestro país, dijo Arias.
VIGILANCIA.
De acuerdo con el virólogo, más allá del avance que se ha tendido en ciencia básica al conocer la evolución del virus, está el interés de identificar nuevas mutaciones que pudieran alterar algunas de sus características biológicas o de patogenicidad.
Por ejemplo, que lo pudieran hacer más infeccioso o causar afectaciones más severas con mayor mortalidad. También, que tuvieran consecuencias con mayor predominancia en poblaciones particulares, como la infantil; o que escape a la respuesta inmune generada por las vacunas, “es lo que hemos hecho al seguir la evolución desde un inicio”.
Hasta el momento, el científico de la UNAM informó que junto con su equipo han publicado siete artículos derivados de esta investigación.
“Hemos identificado las diferentes variantes que se han generado, algunas en el país y otras fuera de él, cómo se han dispersado en los estados, cómo han estado presentes en diferentes poblaciones con picos de actividad. Hemos visto que las variantes de preocupación han llegado a nuestro país, principalmente, a través de puertos turísticos, particularmente de Baja California Sur y Quintana Roo".
Se observó que estos virus pueden mutar más rápido de lo que se esperaba, no por la propia naturaleza del patógeno, sino por la enorme población que se ha infectado, permitiendo una extensa replicación en el mundo.
Para Arias Ortiz, las variantes han sido detectadas rápidamente, cuando son o empiezan a ser resistentes a la inmunidad generada por las vacunas, como Alfa, Delta y Omicrón, que de súbito aparecieron con muchas mutaciones, más de las esperadas, lo que aún no está claro es cómo ocurre.
Por ejemplo, Omicrón, por el número de mutaciones, se calcula que circuló un año sin ser detectada; no se sabe si se albergó en un animal donde replicó y luego regresó a los humanos, o se generó en personas inmunodeficientes, que cuando se infectan permiten que se siga reproduciendo por meses, mucho más de una o dos semanas, lo usual en personas sanas.
Lo que sí debe seguir es el estudio de las variantes que circulan en el país, porque las vacunas se generaron con la secuencia genómica original del virus, de enero-febrero de 2020, y aunque hasta ahora han sido más o menos eficientes para proteger contra enfermedad severa y muerte, sigue replicándose en el mundo, lo que permite nuevas versiones que cada vez se alejan más genéticamente del virus original y que pueden hacer que las vacunas actuales ya no sean efectivas.
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