No fueron muchos, pero su número se asemeja al total de los estudiantes del CIDE. No asistieron simpatizantes de la UNAM o el IPN, pero sí de más lejos: Puebla y Guadalajara. No fueron más que en la marcha del 4 de diciembre al Conacyt, pero esta vez sí les abrieron la puerta y los escucharon.
No sólo pidieron la renuncia de José Romero Tellaeche y expusieron lo contraproducente de la mediación de Elena Álvarez-Buylla, fueron más allá, hacia el futuro, para que esto no suceda de nuevo. Solicitaron la autonomía, palabra insólita para los 27 Centros Públicos de Investigación del país, excepto –ahora– para el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), cuya comunidad ha otorgado uno de los momentos más luminosos contra el autoritarismo y verticalidad en el sector académico y de investigación en lo que va de este sexenio.
Acompañados por estudiantes de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) y de la Universidad de Guadalajara (UdeG), representantes de la UAM y de la red nacional de científicos ProCienciaMx, los estudiantes marcharon este martes desde la Glorieta de Insurgentes al Senado, 1.2 kilómetros de nimia congestión vehicular.
“El CIDE es primero, saquen a Romero”, “a ti no te eligieron, a ti te impusieron”, “¡Álvarez-Buylla, la academia no es tuya!, ¡si se niegan a escuchar esto nunca va a acabar”, “decidió cerrar que escuchar y dialogar”. Fueron algunas de las consignas lanzadas en su trayecto. Se esperaba un contingente más robusto, sin embargo, alrededor de 500 estudiantes, profesores, trabajadores y simpatizantes marcharon con decisión hacia el Senado. “Senador escucha: estudiantes en la lucha”. Y escucharon, pero también preguntaron y fueron respondidos.
Un grupo de estudiantes, profesores y trabajadores ingresó al recinto, en tanto, los demás hicieron suyo un carril de reforma e iniciaron el performance que conocen bien en Conacyt, la pega de carteles en las rejas del edificio añadiendo las cartas de apoyo recibidas a raudales dentro y fuera del país.
DENTRO DEL SENADO.
Entre los profesores que acudieron al Senado destacó la presencia de Jean Meyer, quien agradeció “desde el fondo del corazón” a los senadores su disposición para escucharlos. “Como historiador siento una profunda emoción al estar en el Senado de la República. Nuestras esperanzas están en ustedes y estamos a su disposición para hacer todo lo posible para construir un México mejor”.
La comitiva expuso su pliego petitorio, que tiene como punto de partida la renuncia de José Romero, así como los agravios que han recibido de él y de la directora del Conacyt. Denunciaron que el nuevo director los ha tratado de intimidar no sólo socavando la normatividad del CIDE, sino también físicamente.
“Ha mandado gente a tomarnos fotos; tenemos un video de él siendo escoltado por un guardia armado. Creemos que esta situación es totalmente insostenible y no podemos tenerlo como director general”, acusó uno de los estudiantes. No obstante, sentarse a hablar con los senadores abría la posibilidad de llevar más allá la discusión. Los representantes de la Asamblea General del CIDE traían consigo una solicitud sorpresiva y que no había sido mencionada a lo largo del movimiento estudiantil, pero que, sin embargo, ha derivado en el sector sin éxito o, al menos, sin seriedad.
En el encuentro, los representantes de la comunidad del CIDE pidieron el apoyo del Senado para reformar la Ley del Conacyt y el Artículo tercero de la Constitución Política Mexicana, para dotar de plena autonomía a ese centro de estudios.
“Queremos que esta solicitud siente un precedente para otros centros públicos de investigación, para otras comunidades estudiantiles, para que puedan buscar también la autonomía”, señaló uno de los alumnos del CIDE.
La comisión de estudiantes, maestros y trabajadores del CIDE solicitaron también el apoyo del Senado para que el Conacyt firme su propuesta de carta de “no represalias” y garantizar que quienes están involucrados en este movimiento puedan continuar “de manera normal” su formación académica.
A la reunión acudieron alrededor de 20 senadores, entre ellos Kenia López Rabadán, Gustavo Madero, Miguel Ángel Mancera, Jorge Carlos Ramírez Marín, Lilly Téllez, Germán Martínez, José Antonio Álvarez Lima y Clemente Castañeda, quienes expresaron su respaldo total a la comunidad del CIDE. También acudieron legisladores de Morena como Antares Vázquez y Martha Lucía Micher, quienes solo se mantuvieron como espectadoras casi todo el encuentro.
FUERA DEL SENADO.
A su salida, la comitiva expuso más detalles del encuentro, el cual calificaron como provechoso y un logro de la comunidad. Javier Aparicio, académico del CIDE, ahondó en la petición sobre la autonomía plena de la institución.
“En sintonía con los lineamientos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, creemos que para el ejercicio de una educación libre es fundamental contar con autonomía, para que no nos estén diciendo que sólo los profesores e investigadores de las universidades autónomas pueden ejercer su libertad de cátedra y de expresión; para que no nos digan que somos unos burócratas, que somos una paraestatal, que no nos queda de otra más que esperar a que la directora de Conacyt decida quien nos dirigirá. Estamos en contra de eso. No creemos que nuestras libertades y derechos deban estar supeditados a qué partida presupuestal o qué ley secundaria nos da cobijo”.
Por su parte, la profesora Lorena Ruano enfatizó que el diálogo es un logro importante de la comunidad. “Es la primera vez que una autoridad nos escucha y qué bueno que fue el Poder Legislativo, donde tuvimos recepción, apertura y debate. Este es el principio para obtener un diálogo real. Pedimos que Segob, la SEP o alguien organice un diálogo como mediador porque hasta ahora no lo hemos logrado con Conacyt”.
Prosiguió una de las estudiantes que ingresó: “Tras muchos días de lucha estamos contentos con el diálogo en el Senado. “Agradecemos su disponibilidad y pluralidad, puesto que escucharon nuestro pliego petitorio hecho desde el estudiantado y se comprometieron a dar seguimiento para actuar como tercer agente. Estamos complacidos de, por fin, ser escuchados y tomados en cuenta”. Agregó que el paro seguirá hasta que se resuelvan todas sus demandas de la comunidad.
RENUNCIAS QUE QUEDAN CORTAS.
Javier Aparicio expuso las razones por las que pensaron en el tema de la autonomía como una solución a largo plazo, partiendo del cisma que trajo José Romero y Elena Álvarez-Buylla a su institución.
“No reconocemos a José Romero como director general del CIDE por los vicios legales en su designación. No sólo nos faltó al respeto como interino, no sólo obvió la legalidad y estatutos del CIDE, sino que Conacyt lo designó sin someter su decisión a votación del Consejo Directivo del CIDE (…), por eso también tenemos un agravio con Conacyt por tratar de imponer a un director que es repudiado por la gran mayoría de la comunidad”.
No obstante, reconoció, Romero Tellaeche logró algo casi imposible en una comunidad tan diversa y plural como la del CIDE. “Logró construir un consenso generalizado entre trabajadores, profesores y estudiantes en su contra (…) Las conductas de Romero y de Álvarez Buylla violan la ley. Pedimos su renuncia, pero eso no remedia todo el problema, porque si tenemos un director indeseable, puede ser sustituido por otro director indeseable, y una mala dirección de Conacyt puede ser sustituida por otra mala dirección. Por eso acudimos a esta cámara, con una petición concreta de que el CIDE cuente con autonomía legal para ejercer nuestros derechos y así nuestros estudiantes tengan garantizado su derecho a una educación libre de presiones políticas de cualquier tipo, de este y de cualquier gobierno”.
La voz del estudiantado: ¡Estamos hartos!
Entre las consignas que la comunidad lanzaba al aire, mientras los representantes del CIDE se encontraban dentro del Senado se escuchaba también “Yo defiendo al CIDE, no nos politicen”, acto que ha denunciado la directora de Conacyt, que, sin embargo, lo propicia y provoca también.
Sentados en líneas sobre uno de los sentidos viales de Reforma, representantes del CIDE, UDLAP y UdeG, expusieron su inconformidad ante las autoridades, voz exacerbada por un megáfono.
En el caso poblano, por la ocupación de autoridades estatales en el campus debido a un conflicto que jurídicamente no ha quedado claro ni el por qué la forma de proceder del gobernador Miguel Barbosa. En el caso de la UdeG, por la disminución de presupuesto y ataques del gobernador Enrique Alfaro a su comunidad.
Finalmente, tocó el turno a uno de los alumnos anfitriones, quien refirió que el CIDE lucha por la libertad y los derechos en México y hace muchas cosas por proteger al país. “Este año, han impuesto a un director que ha atacado la pluralidad del CIDE, así como su libertad. Su jefa, Elena Álvarez-Buylla, no sólo no nos ha escuchado, sino además nos ha atacado. Nos dicen que somos esponjas, que somos un grupo de interés, nos han manipulado, nos han ignorado y francamente estamos hartos, por eso estamos aquí, luchando por el CIDE y lo que representa, por la libertad de la autonomía universitaria y por el país”.
Escuchar la claridad, determinación y argumentación de estos jóvenes es sólo una muestra de que el CIDE los ha formado bien.
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