Al analizar un rubí de 2.500 millones de años extraido en Groenlandia, investigadores de la Universidad de Waterloo descubrieron residuos de carbono que alguna vez fueron vida antigua.
El equipo de investigación, dirigido por Chris Yakymchuk, profesor de Ciencias de la Tierra y Ambientales en Waterloo, se propuso estudiar la geología de los rubíes para comprender mejor las condiciones necesarias para la formación del rubí. Durante esta investigación en Groenlandia, que contiene los depósitos de rubíes más antiguos conocidos del mundo, el equipo encontró una muestra de rubí que contenía grafito, un mineral hecho de carbono puro. El análisis de este carbono indica que es un remanente de vida temprana.
"El grafito dentro de este rubí es realmente único. Es la primera vez que vemos evidencia de vida antigua en rocas que contienen rubí", dice Yakymchuk. "La presencia de grafito también nos da más pistas para determinar cómo se formaron los rubíes en este lugar, algo que es imposible de hacer directamente basándose en el color y la composición química de un rubí".
La presencia del grafito permitió a los investigadores analizar una propiedad llamada composición isotópica de los átomos de carbono, que mide las cantidades relativas de diferentes átomos de carbono. Más del 98 por ciento de todos los átomos de carbono tienen una masa de 12 unidades de masa atómica, pero algunos átomos de carbono son más pesados, con una masa de 13 o 14 unidades de masa atómica.
"La materia viva se compone preferentemente de átomos de carbono más ligeros porque requieren menos energía para incorporarse a las células", dijo Yakymchuk. "Basándonos en la mayor cantidad de carbono-12 en este grafito, llegamos a la conclusión de que los átomos de carbono alguna vez fueron vida antigua, muy probablemente microorganismos muertos como las cianobacterias".
El grafito se encuentra en rocas de hace más de 2.500 millones de años, una época del planeta en la que el oxígeno no abundaba en la atmósfera y la vida solo existía en microorganismos y películas de algas.
Durante este estudio, el equipo de Yakymchuk descubrió que este grafito no solo vincula la piedra preciosa a la vida antigua, sino que también era probablemente necesario para que este rubí existiera. El grafito cambió la química de las rocas circundantes para crear condiciones favorables para el crecimiento del rubí. Sin él, los modelos del equipo demostraron que no habría sido posible formar rubíes en esta ubicación.
El estudio se publicó recientemente en Ore Geology Reviews
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