En pláticas recientes con familiares y amigos hemos notado con gran tristeza y preocupación que después de los continuados ataques del presidente de México a los científicos y tecnólogos acusándonos irresponsablemente de corruptos, muchas personas están perdiendo la confianza en la ciencia y tecnología olvidando totalmente que estas actividades estratégicas son un motor que impulsa y promueve el desarrollo y bienestar humano, y en muchos sentidos dictan el futuro de la humanidad.
¿Tiene sentido descalificar a los científicos, tecnólogos y personas que los apoyan cuando prácticamente todos los bienes que consumimos o disfrutamos son producto de su trabajo? Obviamente, la respuesta es ¡no! Un país que denigra y desacredita a ciudadanos con tan alto grado de especialización como las/los científicas (os) y tecnólogas (os), ha perdido claramente la brújula y corre el riesgo de caer en una costosa crisis.
Sólo piensa en un día normal de tu vida y te darás cuenta de que prácticamente todo lo que comemos o nos permite producir alimentos y cocinarlos o nos cura es resultado directo de la labor pasada y presente de alguna mujer u hombre que dedicó o dedica apasionadamente su vida a la actividad científica o tecnológica. Empecemos por lo básico: la leche, los tomates y cebollas, las tortillas o el pan que te comes diario son resultado directo de la investigación científica o de desarrollos tecnológicos generados en México u otros países. Esto también aplica a los utensilios para cocinar y conservar los alimentos como estufas, sartenes, ollas exprés, hornos de microondas y licuadoras, o el refrigerador que permite que tus alimentos no se echen a perder en muchos días. Por ejemplo, ¿se te hace cómodo comprar un kilo de tortillas en la esquina de tu casa o el súper? Pues esto es posible gracias al proceso de nixtamalización industrial que nos permite producir tortillas en serie bajo un proceso masivo sin el cual simplemente no alcanzarían las tortillas hechas a mano para tantos millones de mexicanos. ¿Y qué crees? Este proceso fue inventado y patentado por un científico mexicano (en colaboración con varios colegas). Se trata del Dr. Jesús González Hernández, investigador del Centro de Investigación y Estudios Avanzados – CINVESTAV, Premio Nacional de Ciencias y Artes en Tecnología e Innovación (1999), quien también fue un ejemplar director general del Centro de Investigación en Materiales Avanzados – CIMAV y del Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial – CIDESI (los últimos Centros Públicos de Investigación coordinados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología – CONACyT). En lugar de estarnos atacando, el presidente de México y la sociedad en general deberían estar orgullosos de nosotros y apoyarnos para poder hacer mejor nuestro trabajo por el bien de México.
Ahora piensa en tu salud y en la de tus mascotas y animales de granja. En el ámbito de la salud, tanto humana como animal, prácticamente todo a lo que recurrimos hoy en día para curarnos, o utilizan las/los médicos a quienes buscamos cuando estamos muy enfermos o nos sentimos mal, o utilizan las/los veterinarias (os) para curar a nuestros animales de granja o mascotas, es producto directo de la investigación científica y tecnológica. Hoy, es normal tratar una infección y se salvan muchas vidas gracias al descubrimiento por los científicos de potentes antibióticos de nueva generación. En el caso del cáncer, sin la investigación científica que se ha hecho en el mundo y en México, no tendríamos los tratamientos, las quimio o radioterapias, ni los medicamentos que salvan vidas todos los días. Hay miles de ejemplos, desde el “Alka Seltzer” que nos cura de “las crudas” o de dolor de estómago/cabeza, la aspirina y otros analgésicos baratos que te pueden quitar el dolor de una muela o de otras partes del cuerpo, la anestesia para poderte operar sin dolor, las radiografías o las imágenes de ultrasonido, los retrovirales, las vacunas, los medicamentos para tratarte la diabetes, o el exceso de colesterol, los bloqueadores solares que nos protegen de los rayos solares y otras fuentes dañinas de luz, ¡todo es producto de la investigación científica y de los desarrollos tecnológicos en el mundo entero, incluyendo a México!
¿Aún no te convencemos de que las/los científicos jugamos un papel importantísimo, muchas veces imprescindible en tus vidas y la de tus padres, hijos y nietos? Piensa por favor en la ropa que te pones, la pasta de dientes y el jabón que usas para bañarte o lavar tu ropa o tus trastes, las cremas que te aplicas, los cobertores que te cubren de noche y que pasaron por un hilado u otra máquina más moderna, el cortaúñas que usas, ¡todo, sin excepción, es producto de muchos años de investigación científica y tecnológica!
O piensa en los medios que usas para transportarte, ya sea una bicicleta, motocicleta, automóvil, autobús, lancha/barco, avioneta/avión. ¡Todo es también resultado de muchos años de trabajo creativo/innovador de científicos, ingenieros, y tecnólogos! ¿Crees en consecuencia que sea correcto que un presidente se burle de nosotras y nosotros y nos llame “corruptos”, “conservadores”, “escoria de la sociedad”? Sin duda alguna, estas percepciones que tienen su origen en la ignorancia o tienen motivaciones políticas, son erróneas y altamente ofensivas para un sector de la sociedad que se dedica a generar, difundir y aplicar honestamente conocimiento en beneficio de la humanidad. Por favor piensa en qué hay detrás de un radio, de una computadora, un teléfono celular, una Tablet o cualquier otro dispositivo electrónico; o bien de los servicios como el correo electrónico o videollamadas que usamos cotidianamente para comunicarnos con nuestros seres queridos a la distancia. Nada de eso existiría si no hubiese habido científicos, tecnólogos, ingenieros e inventores. Sí, esos que hoy estamos siendo atacados, acusados, denigrados y denostados desde las más altas esferas del poder y, tristemente, en algunos sectores de la sociedad.
No te queremos aburrir o abrumar. Pero piensa qué sería de tu vida si no existiese la televisión o no pudieses ir al cine, escuchar música, ver una película en tu iPad. O si los niños de las zonas rurales no tuvieran señal satelital para tomar algunas clases vía remota, utilizando un satélite que circula en el espacio alrededor de la Tierra. Piensa qué sería de tu vida si no tuvieras electricidad en tu casa, o si no hubiera fibra óptica que permite poder tener señal de internet de altísima velocidad y calidad. Imagínate tu casa sin azulejos no quebradizos (= resistentes a los golpes o al peso), sin ventanas porque no hay vidrios, tu baño sin espejos, tu ciudad sin plantas de tratamiento de aguas residuales. O si no hubiese puentes, o modelos meteorológicos que nos permiten monitorear a los huracanes y avisarnos con tiempo para no agarrarnos desprevenidos. O si no se hubiesen desarrollado métodos para controlar las plagas que se comen tus alimentos, un ámbito en que las y los científicos y tecnólogos mexicanos hemos contribuido mucho, y por lo que somos reconocidos en el mundo entero. Piensa cómo estaríamos si no hubiese una vacuna contra la poliomielitis o ahora contra el COVID-19. Imagínate un mundo sin agua potable con la ayuda del cloro o sal sin yodo. Un mundo sin todo lo que nos aporta la ciencia y tecnología sería aterrador en muchos sentidos.
Por favor también piensa en el futuro, en los fascinantes avances científicos y tecnológicos que esperan a la humanidad. Piensa en la investigación médica y biológica que busca evitar el envejecimiento celular y aumentar la esperanza de vida de las personas. Piensa que, gracias a la ciencia, en el futuro las terribles enfermedades que hoy no tienen cura y matan a nuestros seres más queridos, serán cosa del pasado porque se podrán curar. Piensa en el uso cotidiano de autos voladores y viajes espaciales que nos permitirán explorar y potencialmente colonizar otros planetas. Imagínate un mundo con aire limpio gracias a que los científicos y tecnólogos desarrollamos paneles solares, aerogeneradores, tecnologías para aprovechar las corrientes marinas o el calor de la tierra para producir “electricidad limpia”, no contaminante, que no provoque la muerte de tus hijos por cáncer o enfermedades respiratorias
Ojalá que estas reflexiones sobre ciencia y tecnología te permitan ver con otros ojos a las y los científicos y tecnólogos de México y todas las personas que nos apoyan como las/los técnicos académicos. Esperamos que te convenzan de que un mundo sin ciencia y tecnología sería un mundo totalmente diferente al que conocemos y mucho menos grato. Te pedimos por favor que si escuchas que se nos ofende o se nos denigra, levantes la voz para defendernos y explicarle a quien aún no lo entiende, sobre el porqué este mundo no existiría si no hubiese científicas/os y tecnólogas/os resolviendo tus problemas, ayudando a México y al mundo entero, a generar mejores condiciones de vida para millones de seres vivos. Como seres humanos que somos, las y los científicos y tecnólogos también cometemos errores y entre nosotros pudiesen presentarse potencialmente casos aislados de falta de ética y corrupción. Pero te podemos asegurar que, si eso fuese el caso, se trataría de una verdadera excepción a la regla, porque las y los científicos y tecnólogos operamos bajo un estricto código de ética/integridad científica, que nos permite autorregularnos y actuar con honestidad a carta cabal. Somos profesionales que hacemos nuestro trabajo por convicción, por verdadero amor a la causa y a nuestro país, sin estar pensando en hacernos ricos. Por ello, insistimos, que el atacarnos y ponernos en mal ante la sociedad, como ha pasado en los últimos meses, es muy perverso y totalmente inaceptable. La sociedad civil requiere hacer equipo con la comunidad científica y tecnológica para seguir resolviendo tus problemas, y para poderte ayudar a generar un mejor futuro para tus hijos y nietos. ¡Enaltezcamos a la ciencia y tecnología como leales aliadas de la humanidad!
Red de Manejo Biorracional de Plagas y Vectores,
Clúster Científico y Tecnológico BioMimic®, Instituto de
Ecología, A.C. – INECOL
* Premio Nacional de Ciencias y Artes
NOTA: Las opiniones expresadas en este artículo son personales y no necesariamente representan las del Instituto de Ecología, A.C. - INECOL ni del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología – CONACyT.
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