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“La tecnología debe estar al servicio de la educación, sin gobernarla”: UNESCO

La idea de que la tecnología es positiva para la educación tiene muchos matices, dice Audrey Azoulay, directora de la UNESCO, con motivo de la presentación de informe

Niño usando una computadora portátil en casa
Un alumno de primaria toma clases virtuales Un alumno de primaria toma clases virtuales (Cuartoscuro)

En México, como en muchos países del mundo, la pandemia por Covid expuso las profundas desigualdades en diferentes áreas, como salud, trabajo y educación. En este último, observamos el acceso de las infancias a dispositivos móviles e internet, por una parte, mayormente en el sector privado, y el uso de medios electrónicos más tradicionales, como la radio y la televisión, en el sector público.

Lo anterior resume una de las premisas del informe “Tecnología en la educación: ¿una herramienta en términos de quién?”, presentado recientemente por la UNESCO, el cual refiere que la tecnología puede ser un gran aliado o un factor de exclusión. El documento recomienda realizar análisis personalizados de la situación de cada país para emplear la tecnología no como un fin, sino como un medio que no debería de sustituir elementos educativos como la presencialidad en las aulas.

Por otra parte, pone de relieve el papel que juegan ahora tecnologías como la inteligencia artificial, que modificarán diversos conceptos arraigados en metodologías tradicionales de enseñanza y aprendizaje. Existe la necesidad de reflexionar sobre lo que significa tener un buen nivel educativo en un mundo modelado por la inteligencia artificial, apunta.

“Ante las nuevas herramientas tecnológicas, es poco probable que la respuesta idónea sea seguir especializándose en ámbitos relacionados con la tecnología, sino un currículo equilibrado que mantenga, si no fortalezca, y mejore la impartición de artes y humanidades, a fin de reforzar la responsabilidad, empatía, moral, creatividad y colaboración de los estudiantes”.

Adicionalmente, el texto insta a los países a establecer sus propias condiciones para el diseño y el uso de la tecnología en la educación, de modo que nunca sustituya a la enseñanza presencial y dirigida por docentes, y apoye el objetivo compartido de una educación de calidad para todos.

“La pandemia fue la mejor ilustración de lo que la tecnología puede o no hacer en favor de la educación. Ante la idea arraigada de que la tecnología siempre es buena y eficaz, de que es una señal de progreso, la edición 2023 de este informe la pone en perspectiva”, señaló Audrey Azoulay, directora General de la UNESCO, durante la presentación del documento, el pasado 26 de julio. “La tecnología debe estar al servicio de la educación, sin gobernarla”.

El Objetivo del Desarrollo Sostenible número 4 de la ONU es el de la Educación de Calidad, para el cual la tecnología no es un requisito para lograrlo, sino una herramienta entre muchas otras, dijo por su parte Manos Antoninis, director informe, durante la presentación.

“¿Cuáles son los problemas educativos que estamos tratando de resolver?, ¿Puede la tecnología ayudar a resolverlos?, y, de ser así, ¿en qué condiciones?”. Recordó que aún existe poca información sobre el impacto tecnológico en la educación, así como la heterogeneidad y dificultad para medirla.

Si bien la tecnología fue un salvavidas en cierta forma durante la pandemia, la disponibilidad de dispositivos fue variable, tres de cada cuatro no podían conectarse a distancia”.

Aunque el aprendizaje a distancia tuvo un alcance potencial de mil millones de estudiantes, dice el informe, no logró llegar a un mínimo de 500 mil, lo que equivale al 31% de los estudiantes de todo el planeta. Además, tampoco pudo alcanzar al 72% de los más pobres.

El análisis añade que la radio, la televisión y los teléfonos móviles están reemplazando a la educación tradicional entre las poblaciones con las que es difícil entrar en contacto. “En casi 40 países se recurre a la enseñanza radiofónica. En México, un programa que combinaba clases televisadas con apoyo en el aula aumentó un 21% la matriculación en escuelas de educación secundaria”.

Por otra parte, refiere que el uso de tecnologías puede tener un efecto perjudicial si se utiliza de manera inapropiada o excesiva. “Los datos de evaluaciones internacionales a gran escala (…) sugieren una relación negativa entre un uso excesivo de las TIC y los resultados académicos de los estudiantes. En 14 países, se ha concluido que el mero hecho de estar cerca de un dispositivo móvil distrae a los estudiantes y tiene un efecto negativo en el aprendizaje. Sin embargo, menos de una cuarta parte ha prohibido el uso de teléfonos inteligentes en las escuelas”.

La recomendación de la UNESCO para los países es reflexionar sobre el uso de tecnologías a partir de cuatro preguntas clave:

¿Resulta este uso de la tecnología educativa apropiado para el contexto nacional y local? “La tecnología educativa debe fortalecer los sistemas educativos y estar en consonancia con sus objetivos”.

¿Excluye a los estudiantes este uso de la tecnología educativa? “Aunque el uso de la tecnología puede posibilitar el acceso de algunos estudiantes al currículo y acelerar algunos resultados del aprendizaje, la digitalización de la educación conlleva el riesgo de beneficiar a estudiantes ya privilegiados y de marginar aún más a otros, con el consiguiente aumento de la desigualdad en el aprendizaje”.

¿Es escalable este uso de la tecnología educativa? “Existe una abrumadora variedad de plataformas y productos tecnológicos en la educación, y las decisiones que los atañen suelen tomarse sin suficientes pruebas de sus ventajas o costos”.

¿Fomenta este uso de la tecnología un futuro sostenible para la educación? La tecnología digital no debe percibirse como un proyecto a corto plazo. Debe aprovecharse para obtener beneficios de forma sostenible y no regirse por preocupaciones estrictamente económicas e intereses creados”.

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