Guadalupe Valencia es una de las tres universitarias entre los 10 aspirantes que continúan en el proceso para ser elegidos titulares de la rectoría. Junto con las doctoras Laura Acosta y Patricia Dávila, Valencia García mantiene su proyecto hacia la rectoría en una época nacional donde cada vez más mujeres ocupan cargos de dirección en las universidades y centros de investigación, no por “un tema de cuotas, sino porque tenemos trayectorias, proyectos y atributos personales para hacer una excelente labor”, señala en entrevista la actual coordinadora de Humanidades de la máxima casa de estudios.
La también profesora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y ex coordinadora del Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad acumula 14 años como funcionaria, lo que ha permitido ampliar la visión que, como académica, no siempre se alcanza a observar.
“Eso me lleva a un optimismo bien informado sobre todas las fortalezas y potencialidades de la Universidad, sin negar que hay problemas por resolver, pero que tampoco será fácil ni rápido”.
Entre esos problemas, mismos que plantea atajar de llegar a la rectoría, destaca el de la modernización de la docencia. “La inteligencia artificial ya está aquí, por lo que debemos revisar nuestras formas didácticas y pedagógicas para actualizar nuestros programas de estudio a lo largo de nuestros campi, porque la Universidad no sólo está en la zona metropolitana de la Ciudad de México, sino en todo el país”.
También se encuentra el tema del incremento de la matrícula, añade. Para ello hay que hacer un mayor uso de herramientas de educación a distancia y universidad abierta. “Podemos admitir más en el bachillerato e incrementar matrícula en algunas carreras, tenemos con qué hacerlo”.
Otro recurso que propone es la alianza con gobiernos estatales y la federación para crear más bachilleratos y universidades donde la UNAM pueda poner el sello de garantía, su experiencia y prestigio. “Serían instituciones incorporadas, pero operadas y financiadas por recursos del gobierno. ¿Por qué lo planteo? Porque tenemos objetivos en común como sociedad, nuestros jóvenes, lo que nos permitiría una alianza estratégica”.
Sobre la docencia también se encuentra el problema añejo que aqueja a los profesores de asignatura, el cual tampoco tiene una sola salida, sino varias, refiere. “Es un tema que me planteo estudiar muy bien para hallar la mejor solución”.
Otro tema ineludible para la Universidad es el de las violencias, especialmente la de género, enfatiza Valencia García. Para ello, plantea mejorar sus formas de actuación, pero también mediante una educación integral que sensibilice a la comunidad, profesores y estudiantes, para desmontar lo que está naturalizado, como el patriarcado. “Se deben reconocer formas de expresión que constituyen violencias de género, aunque no sean tan evidentes, hasta las que son graves”.
La investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades reconoce que durante la gestión del rector Enrique Graue hubo muchos avances para mejorar la igualdad de género en la UNAM, como el Protocolo para la atención de violencia de género, la conformación de la Coordinación para la Igualdad y las comisiones de igualdad en cada entidad. Sentadas esas bases, hay que ir por más, enfatiza. “Estamos ya en el momento para revisar cómo han funcionado estos programas, introducir mejoras e incorporar nuevos mecanismos, es algo que está en camino”.
Como en muchos otros temas, puntualiza, hay muy buenas prácticas en la UNAM que merecen un catálogo de vinculación con los diferentes sectores productivos, empresarial, político y social. “En cada uno de los temas que atañe a la UNAM podemos reconocer prácticas e instrumentos que pueden ser replicados, podríamos hacer un buen catálogo que nos permita no estar inventando el agua tibia, sino cuidar lo que hemos hecho y mejorarlo, ampliarlo y reproducirlo”.
–Inmersos el contexto nacional, ¿cómo piensa que puede incidir la UNAM en temas de la realidad del país sin caer en tormentas políticas como las que ha atravesado el último sexenio?
–La Universidad siempre ha tenido una vocación social en el sentido de que se debe a la sociedad, se debe a la nación y siempre ha estudiado los grandes problemas sociales, ha elaborado recomendaciones de política pública. Quizá hace falta que todos estos estudios y diagnósticos lleguen a las manos que tienen que llegar y, si es así, hacer más articulación con los sectores correspondientes para lograr incidir en mayor y mejor manera. Nos toca hacer análisis y crítica con independencia de los poderes fácticos y políticos porque, de otra manera, si estamos amarrados a disputas ideológicas no cumpliremos con nuestra labor, de análisis e interpretación con conocimiento de las realidades sociales que nos circundan y las que tienen que ver con las ciencias sociales.
–¿Cómo imagina una rectora en la UNAM?
–Tenemos mucha presencia en direcciones y coordinaciones, nos falta acceder a la rectoría. Hay muy buenas candidaturas de mujeres y creo que daríamos otro cariz a la forma de liderar a la universidad; seguramente, la inteligencia afectiva acompañaría a nuestras formas de liderazgo. Aunque no quito la cercanía con la que han gobernado a esta universidad algunos rectores, con una mujer podríamos poner esa nota característica. No es sólo por un tema porque nos toca, de cuotas, es porque tenemos trayectorias, proyectos y atributos personales para hacer una excelente labor.
–¿Cómo se ve usted en la rectoría?
–Como alguien que va a platicar con todas y todos. Como funcionaria me he rodeado de buenos equipos y siempre he planteado y experimentado que no puede hacerse un buen trabajo sino es colectivo, de equipo. Primero escucharé a colegas que conocen puntos específicos de la UNAM y sus problemas; escucharía, estudiaría y me allegaría de los estudiosos de diversos temas: aquí estudiamos todo, incluso a nosotros mismos. Estudiaría lo que se ha avanzado en estos temas, buscaría la opinión de expertos para conformar un plan de desarrollo institucional que permita mejorar las áreas por mejorar y consolidar lo que se puede consolidar. Hay problemas sí, pero tenemos una tradición muy importante que debemos preservar: que hay muchas cosas que están bien y muy bien, otras que merecen la pena revisarse y mejorarse.
La coordinadora de Humanidades finaliza enfatizando que la Universidad no puede entenderse sin la sociedad, puesto que es de la nación y para la nación, pero la sociedad tampoco podría entenderse en nuestro país sin ésta. “Nuestra presencia es, para mi gusto, la excepción más importante de la nación. Debemos de trabajar con el convencimiento de que lo hacemos para la nación y sociedad, para coadyuvar a lograr una mejor vida para todos”.
Para Guadalupe Valencia, se deben hacer más visibles a las humanidades y sus beneficios para la sociedad mexicana. “Hay que divulgar más lo que hacemos y para qué lo hacemos, para qué sirve la filosofía, la filología, la literatura, la poesía y las matemáticas, a la vez acercar el conocimiento donde se requiere, hacerlo por muchas vías con formas de vinculación directa, con los gobiernos”.
Pero además es vital para el país invertir en investigación científica, enfatiza, puesto que así se logrará la mayor soberanía científica, tecnológica y alimentaria en temas de salud. “Eso es lo que se juega cuando se apoya a la ciencia y cuando se permite que haya científicos opinando y representando al sector de ciencia, tecnología e innovación”.
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