Debido a la complejidad de problemas que encara la humanidad, la ciencia en todo el mundo se ha vuelto más colaborativa e interdisciplinaria. En la actualidad ya es raro leer artículos con reportes de investigación firmados por un solo autor y la tendencia general es trabajar en redes. Por esta razón preocupa mucho la estrategia de polarización que se ha adoptado actualmente en México y que daña a todo el ecosistema de investigación.
Así lo expresó, en entrevista para los lectores de “Crónica”, el biotecnólogo, bioquímico, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y cofundador de la Unidad Irapuato del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav), Octavio Paredes López.
“La polarización es algo que debemos arreglar inmediatamente. Hay visiones diferentes en el país, pero eso no debe hacer que nos lastimemos unos a otros”, dice el investigador emérito de Cinvestav. “Hay que solucionar la polarización porque si sólo nos vamos a enfocar en buscar culpables, al final veremos que los culpables somos todos, porque este Conahcyt y los anteriores Conacyt han cometido errores importantes, y una buena dosis de aciertos; yo los he vivido directamente, me constan, a mí nadie me los platica. Pero hay que saber arreglar problemas; no podemos quedarnos atorados ahí, debemos salir adelante. Yo fui amigo personal de nuestra actual directora de Conahcyt y ella lo sabe, y yo no voy a meterme a la película de la polarización, sino al revés, tenemos que trabajar en arreglar las diferencias”.
El investigador galardonado en 1991 con el Premio Nacional de Ciencias, en el área de Tecnologías, sostiene que cuando hay división los recursos económicos rinden menos y los esfuerzos fragmentados son menos eficaces.
“Sí hay cosas que preocupan en México y no se trata solamente de que los recursos económicos para la ciencia disminuyan, que por supuesto es un problema fundamental. Me parece que la estrategia actual de polarización impide reconocer los aciertos que se habían logrado y abordar las correcciones que son necesarias, más allá de la reforma a la ley. Al final, el efecto de la división es que se fomenta la investigación más individual que grupal”, señaló.
“La creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) fue una acción fundamental que todos deberíamos agradecer permanentemente. El apoyo a las becas, financiamiento a proyectos de investigación, darnos una visibilidad internacional, crear el Sistema Nacional de Investigadores, son aciertos que merecen nuestro aplauso; pero también ha habido errores que necesitamos corregir y no lo estamos haciendo; por ejemplo, el abandono del trabajo en redes regionales y el impulso a programas académicos y proyectos que provoquen colaboraciones, porque cuando se cuenta con pocos recursos económicos, las redes de colaboración tienen un efecto multiplicador del trabajo y resultados positivos”, añade el ex miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Editor General de la revista científica internacional “Plant Foods for Human Nutrition”.
En su reflexión, Paredes López reconoce que la ciencia en el mundo tiene una gran densidad de individualismo, pero que esto se ha visto forzado a cambiar por la complejidad y densidad de los problemas que se acometen, por ejemplo, en campos como la astrofísica o la genómica.
Agrega que, en México, se habían creado algunos esfuerzos modestos, pero eficaces para catalizar la investigación en regiones y temas, como ocurrió con redes de investigación interinstitucionales o programas académicos interinstitucionales que se crearon en el Bajío, el Norte, Centro, Golfo y otras zonas de México, pero que han sido abandonados. Señala que algunas de las instituciones más avanzadas del mundo en educación e investigación, como la Universidad de Oxford y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), comparten programas de estudio y títulos desde hace varias décadas.
“Tenemos que ser más inteligentes y fomentar programas que puedan generar interacción y que se compartan los aciertos, los errores, los defectos, los éxitos, la infraestructura, la movilidad de jóvenes y académicos, y la interacción compartida con empresas incluyendo la formación de recursos humanos. No sólo se trata de que nos den más lana; se trata de dejar la división, hacer un cambio de pensamiento más profundo y buscar solucionar verdaderos problemas de la sociedad”, concluyó.
Experto en el estudio y mejoramiento de plantas de Mesoamérica y América Latina en general, con valor nutrimental y medicinal, el biotecnólogo Octavio Paredes dice que una equivocación mayor de los investigadores mexicanos es no escuchar a la comunidad donde habitan, y mirar a su entorno muy escasamente. “Sabemos que en ciencia básica es difícil generar soluciones de aplicación inmediata, pero hay muchas otras áreas donde se puede trabajar a partir de definir cuáles son los problemas que aquejan a la comunidad. Esto se ha intentado hacer en centros como los CIIDIR, del Politécnico Nacional, y centros del Conahcyt, entre otros, pero falta más trabajo y participantes con este enfoque porque muchos proyectos de escucha a la comunidad se han abandonado, simplemente no se hacen o se efectúan con un buen nivel de debilidad”, indicó.
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