En la conferencia “mañanera” del 3 de mayo en Palacio Nacional, la directora de Cona(h)cyt –Elena Álvarez-Buylla– anunció, entre otras cosas, que la vacuna Patria podría iniciar su producción en el último trimestre del año, aproximadamente. Dijo que la vacuna contra Covid estaría lista como refuerzo y sólo esperaba la aprobación de la Cofepris.
El anuncio semi triunfal se dio poco después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el fin de la pandemia y no sin críticas en la opinión pública señalando que la vacuna llega tarde –algunos médicos y especialistas incluso dicen que además sería obsoleta. Pero, ¿qué hay más allá de este juego político, entre el nacionalismo y oficialismo gubernamental y las críticas acentuadas por la politización del tema?
Para Teresa García Gasca, rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), la respuesta más sintetizada sería: pocos datos. La también investigadora encabezó uno de los proyectos más prometedores que tuvo el país para el desarrollo de una vacuna efectiva contra SARS-CoV-2 y sus variantes, que llegó hasta donde los recursos invertidos –13 millones de pesos– lo permitieron.
En entrevista, la científica explica algunos de los temas que generan dudas sobre la vacuna Patria –desarrollada con investigación extranjera e infraestructura de una empresa veterinaria mexicana–, así como de los alcances de la vacuna Quivax de la UAQ, de la cual se lograrán obtener prototipos viables para un posible desarrollo posterior.
–¿La vacuna Patria llega tarde?
–Primero hay que decir que cualquier vacuna que llegue es útil y necesaria porque si bien ya pasamos fase crítica, la enfermedad sigue vigente y presente en muchos países. Llegará un momento en que encuentre un ciclo natural, como la influenza, con temporadas establecidas, donde podamos predecir y prevenir las cuestiones adversas. Por ello, necesitaremos vacunas durante muchos años, igual que con la influenza.
Las vacunas que surgieron en 2020 en adelante, recordó, fueron realizadas bajo un protocolo de emergencia sin terminar los procesos regulares de experimentación, que tardan años. “No teníamos ese tiempo”. Pero las nuevas vacunas tienen qué mejorar, causar menores efectos secundarios y adversos, así como aumentar la inmunización. “Por ello, el desarrollo de vacunas debe seguir”.
El problema con la vacuna Patria, añade, es que se desconocen los resultados científicos y sólo se tiene la escasa información expuesta por las autoridades. “No se han publicado ni dado a conocer los resultados, para saber qué tipo de anticuerpos producen, sin son protectores o no, sobre su inmunogenicidad, cuánto tiempo dura el efecto inmune, cuáles son los efectos adversos dependiendo del antígeno que produce en el organismo y si está relacionado con otras afectaciones. Los anticuerpos vacunales pueden generar efectos secundarios como ya lo sabemos, pero de esto nada se ha dicho".
Cona(h)cyt, agrega, sólo dice que es segura y produce anticuerpos, pero no hay más detalles, por lo que es indispensable explicar a la sociedad esta información en términos sencillos, pero certeros: si esta vacuna ha sido diseñada con una proteína, mediante ácidos nucleicos o un virus atenuado, datos sobre los compuestos que vienen con la vacuna, si tiene o no envoltura.
Las vacunas aplicadas en el mundo presentaron esta información en su momento y expusieron sus resultados generales. “La pregunta es ¿se trata de un buen desarrollo?, y no es sarcasmo, espero que sea una buena vacuna, pero hay que dar a conocer esos resultados, así como incentivar el desarrollo de otras”.
Durante la pandemia, enfatizó, había ocho proyectos vacunales en México –incluyendo Quivax– y a ninguno se le dio apoyo, excepto a Patria. Los demás quedaron relegados, no obstante que podrían haberse desarrollado para tener vacunas de nueva generación con las fases y tiempo que requiere el procedimiento fuera de una situación de emergencia.
–¿Será Patria una vacuna obsoleta? Se critica que no emplearía cepas actualizadas de variantes Delta y Ómicron del SARS-CoV-2.
–Es probable, porque cuando inicia el desarrollo de Patria aún no estaban activas las diferentes variantes que resultaron después. Hoy la más exitosa es Ómicron y sus subvariantes que seguirán apareciendo y proliferando, sin embargo, no lo sabemos porque no se ha publicado la información científica. Cona(h)cyt dice Patria emplea un vector viral, pero, si está induciendo la producción de anticuerpos, ¿contra qué secuencias del virus?, ¿son secuencias conservadas del virus? Es decir, secuencias que tienen todos los virus, independientemente de la variante –estas secuencias son la parte intrínseca del virus que no puede perder–, ¿o son secuencias particulares de variantes que pueden perderse a lo largo del tiempo? Eso no se sabe y es importante, porque al final un buen diseño de la vacuna en su prototipo de origen puede generar una vacuna exitosa, aunque vayan surgiendo más variantes, es decir, hay estrategias en la producción de la vacuna que pueden dar éxito a lo largo del tiempo.
Éste ha sido el caso de Quivax, que fue rediseñada con diferentes estructuras moleculares para reconocer las diferentes variantes del SARS-CoV-2. En el caso de Patria, añade, es importante desglosar los datos científicos para que la academia y los expertos la puedan evaluar y ser críticos de manera propositiva, para que la población sepa de qué estamos hablando. “Es importante que la directora Álvarez-Buylla lo pueda explicar más allá de lo político, que termina siendo más importante que el fondo real del problema”.
La científica puntualiza además que el país debe prever la próxima temporada invernal, en la cual se volverán a incrementar los casos de Covid, que incluso tendrían un pico en verano, como en años anteriores.
“Definir la estrategia de México en la aplicación de vacunas es complicado, puesto que al final terminamos aplicándonos un coctel de vacunas diferentes y no sabemos qué efectividad o efectos secundarios tiene”.
Si Patria no está lista para la temporada invernal, se debe visualizar cuál será la estrategia de revacunación, enfatiza. “Hay personas con año y medio después de su última aplicación, veamos cómo se comporta la séptima ola en México, pero seguramente en invierno tendremos incremento de casos y es importante que se vacune a la población”.
Lo que se puede afirmar, añadió, es que la población mexicana podría haber perdido la confianza en los procesos y mecanismos de investigación en torno a las vacunas dada la falta de consistencia en las que se aplicaron a lo largo de la pandemia.
–En ambos casos, ¿el conocimiento generado dónde se quedará?
–En el nuestro podemos decir que tenemos un balance positivo a nivel científico, generamos conocimiento nuevo, avanzamos y rompimos barreras para desarrollar prototipos funcionales. Peso por peso, los 13 millones de pesos fueron muy bien invertidos, tenemos buenos resultados y ese conocimiento se queda en las universidades y centros de investigación. En el caso de Patria, Cona(h)cyt no será necesariamente dueña del conocimiento, si no las instancias que desarrollaron la vacuna: (la Escuela Icahn de Medicina de) Monte Sinaí (de Nueva York) y posiblemente Avimex (la empresa mexicana con trayectoria en productos veterinarios), donde seguro han desarrollado conocimiento nuevo. Será tarea de Cona(h)cyt poderlo aprovechar, pero en conjunto y haciendo equipo, no se puede querer o pretender que las instituciones e investigadores no participen en el desarrollo final de los productos.
A finales de año, la UAQ finalizará el proyecto de Quivax hasta donde se logró avanzar acorde con el financiamiento obtenido, 13 millones de pesos (Patria costó alrededor de mil millones), la mitad de los cuales provinieron de la sociedad civil.
La rectora de la universidad reconoce que al inicio del proyecto se esperaba contar con mayor apoyo económico; no obstante, enfrentaron que el gobierno federal sólo financiaría una vacuna. “Fue un tema más para demostrar que México tenía posibilidades de hacerlo, pero sin diversificar. Quedaron en la mesa excelentes proyectos, propuestos por diferentes instituciones educativas y empresas farmacéuticas”.
Aun así, la UAQ obtendrá cuatro prototipos, de los cuales dos tienen gran viabilidad de tener recursos suficientes para escalar las fases clínicas por las que tiene que atravesar una vacuna.
“Ha sido un tránsito complejo, pero de mucho aprendizaje y seguiremos adelante y entregaremos estos prototipos a la sociedad, preparamos diversas publicaciones y el registro de una patente de uno de los primeros prototipos; este trabajo nos permitirá, como grupo y como universidad, buscar formas de continuar.
"Agradecemos a la sociedad e insistimos en que hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos, pero llegamos hasta aquí con los recursos que tuvimos. Esperamos que Patria sea un buen producto, porque necesitamos en México una vacuna nacional que cubra las necesidades de la población, nos brinde independencia del extranjero y le dé riqueza al país. Ojalá que sea así”.
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