No todo está perdido para la vaquita marina. Por primera vez, científicos de México, EU y Europa han logrado estimar su capacidad de sobrevivencia aún con la existencia estimada de sólo 10 especímenes que se encuentran en una limitada área del Alto Golfo de California.
En entrevista, Sergio Nigenda, investigador del Langebio-Cinvestav y coautor del estudio, explicó que la investigación, publicada en la revista Science, consiste en dos grandes e importantes vertientes. Uno: se secuenciaron genomas de 20 vaquitas, recabados en los últimos 30 años –ejemplares hallados muertos en las playas del Mar de Cortés o en las redes ilegales de pesca de totoaba– y se estimó –mediante teoría de genética de poblaciones– que la escasez de ejemplares y su endogamia no afectarían su viabilidad genética en las próximas generaciones.
Dos: recabando y empleando toda esta información genética, poblacional y ecológica disponibles, los científicos hicieron una proyección sobre su posible futuro, que tiene alternativa a la extinción definitiva. Los investigadores llevaron a cabo una simulación computacional la cual refiere que, si se eliminaran al 100% las redes ilegales donde quedan atrapadas las vaquitas, debido a la pesca de la totoaba, su probabilidad de supervivencia es de más del 90% y que su población se incrementaría a 300 individuos en 2070. La mala noticia es que, “si tan sólo se eliminara el 80% de las redes, la probabilidad de extinción es del 62%”, apunta el investigador.
La investigación “Inbreeding won’t doom the endangered vaquita to extinction” (“La endogamia no condenará a la extinción a la vaquita en peligro de extinción”) se publica este viernes en la revista Science, una de las más importantes del mundo.
ENDOGAMIA.
El decaimiento de las poblaciones de vaquita marina (Phocoena sinus) pasó de alrededor de 600 individuos en 1997 a cerca de 10 en la actualidad. La endogamia y la limitada variabilidad genética –causante de enfermedades y deformaciones– era uno de los principales temas que cuestionaban la viabilidad del mamífero marino, el que más se encuentra en riesgo en el mundo.
No obstante, la investigación –en la que participó también el mexicano Lorenzo Rojas, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp)– proporciona información reveladora que incluso sorprendió a los científicos. La resiliencia de la vaquita marina será su mantra, ya sea en su final o resurgimiento.
Sergio Nigenda Morales, adscrito al Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) del Cinvestav Irapuato, explica que, para conocer esta condición, secuenciaron 20 genomas de colecciones de especímenes obtenidas entre 1985 y 2017. Lorenzo Rojas y Barbara Taylor –del NOAA– recabaron esta información.
“Se hicieron muy buenas secuenciaciones, lo que permitió confirmar algo que ya se avizoraba en estudios anteriores: la vaquita tiene una baja diversidad genética. Es el segundo mamífero con menor variabilidad (el primero es un zorro isleño), lo cual explica por qué ha permanecido pequeña por tanto tiempo”.
Pequeña por millones de años, pero hace 25 mil años su tamaño disminuyó aún más, agrega. Naturalmente ha sido rara y sin una población muy grande, lograron inferir a través de su genética. Pero esto no es una condena de la selección natural.
“Lo que ha salvado o permitido que la vaquita marina sobreviva es que ha sido pequeña por mucho tiempo, eso incluye una purga de variaciones genéticas dañinas (deletéreas) que han impedido que la endogamia la afecte tan fuerte”.
Las especies con limitada variabilidad genética, explica, se exponen a variaciones genéticas deletéreas, es decir, que tienen consecuencias genéticas negativas, que previenen a los individuos de reproducirse o sobrevivir. Sin embargo, en poblaciones tan pequeñas como las de la vaquita, es más probable que los individuos sobrevivan porque no hay muchos más “sanos”.
“Al exponerse estas variantes genéticas deletéreas, la selección natural elimina las más graves. Eso explica la supervivencia de la vaquita”. Aunque las poblaciones han disminuido dramáticamente desde que se empezaron a colectar las muestras, el investigador apunta que la variabilidad genética no ha cambiado considerablemente hasta la última toma de muestra, es decir, en una tercera generación (estos mamíferos viven alrededor de una década). Esa es una buena noticia.
TODO O NADA.
Con esta clave para conocer su viabilidad genética en sus poblaciones, los investigadores encabezados por Jacqueline Robinson –de la Universidad de California San Francisco– emplearon información ecológica, reproductiva y de población histórica de la vaquita para hacer una simulación computacional.
Llevaron a cabo una proyección a 50 años para estimar el riesgo de extinción de la vaquita marina en torno a la disminución de su captura incidental por las redes de pesca ilegal de totoaba.
“Estimamos una alta probabilidad de recuperación si la mortalidad por la captura incidental cesa por completo”, señala el estudio. Bajo este panorama la probabilidad de extinción sería del 6% “y se estima que para 2070 la población se incrementaría a 300 individuos”, añade el académico del Langebio-Cinvestav.
No obstante, para estos pronósticos no hay medias tintas: si se elimina la “captura incidental” en un 90% la probabilidad de extinción es del 27% y si sólo se elimina el 80% la extinción eleva su probabilidad a un 62%.
“El potencial de recuperación depende críticamente de reducir las tasas de mortalidad por captura incidental, incluso niveles moderados de ésta provocan una alta probabilidad de extinción”, enfatiza el estudio.
No hay que dar por extinta a la vaquita marina, dice Nigenda Morales. “Si la dejamos y quitamos las amenazas es probable que se recupere, aquí están los datos. El destino real de la vaquita marina depende de las acciones que tomemos”.
INFORMACIÓN PARA LA SALVACIÓN.
Dado que la investigación y revisión por pares puede ser un proceso tardado, los científicos temieron que sus estudios se publicaran “y ya no hubiera vaquita”, relata Sergio Nigenda, quien enfatiza la importancia de la publicación del estudio en Science y la revisión de sus pares. “Afortunadamente todavía hay vaquitas y esperamos que esta investigación sea una noticia alentadora para que se pongan más esfuerzos para salvarla y no poner de pretexto que está condenada, sino todo lo contrario”.
El académico recordó que se tiene registro de la disminución de las poblaciones de vaquita marina desde finales de los noventa, por lo que no es problema de una administración o gobierno. “Ahora, lo importante es que tenemos por primera vez, y de forma real, una predicción con toda la información más importante y actual de la especie, empleando tecnología que no se tenía antes para secuenciar genomas completos”.
Nigenda agregó que la publicación en Science demuestra la calidad del estudio y que no sólo será un referente sobre la recuperación de la vaquita marina, sino también para otras especies en peligro, puesto que “cada vez más veremos estos casos de aquellas al borde de la extinción”.
Copyright © 2022 La Crónica de Hoy .