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El venado cola blanca, la danza de los pukes y la cosmovisión de los P’urhepechas en Michoacán

. El venado cola blanca, dentro de la cosmovisión del pueblo P’urhepecha, representa ser una especie que les da identidad cultural

Un hombre indígena con los brazos cruzados mirando a la cámara.
Adán Morales Torres. Adán Morales Torres. (La Crónica de Hoy)

El estado de Michoacán presenta una alta riqueza biológica, resultado de los diferentes tipos de clima, relieve, vegetación, cuerpos de agua, flora y fauna silvestre, mismos que los grupos originarios han sabido aprovechar de manera sostenible. El venado cola blanca, es una especie abundante en todo el estado, dentro de la cosmovisión del pueblo P’urhepecha, representa ser una especie que les da identidad cultural, y es, un elemento de una de sus danzas más representativas, la danza de los pukes.

El venado (Odocoileus virginianus), es una especie de amplia distribución en el territorio mexicano, en donde habitan trece subespecies definidas y estudiadas con detalle. En el estado de Michoacán se distribuyen tres de las subespecies, mexicano (O. v. mexicanus), sinaloense (O. v. sinaloae) y, acapulqueño (O. v. acapulcensis). En el sector rural del estado, el venado tiene una alta importancia alimenticia y proteínica (carne de monte), el uso de su carne en los diferentes restaurantes que se encuentran a borde de carretera, casetas de cobro y en las autopistas. Además es una especie de valor cinegético, se usa como trofeos, para taxidermia y caza deportiva; como materia prima para la elaboración de taburetes, equipales y mesas; en la fabricación de artesanías con pezuñas a manera de chicotes (látigos) para cabalgar; peletería en la confección de bolsos, monederos, carteras y morrales; y como una especie de valor comercial en las actividades de diversificación productiva en corrales de manejo, criaderos intensivos o UMA (unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre por SEMARNAT), y en la prácticas de la cervicultura (crianza de ciervos) en la entidad.

Michoacán se localiza en la porción centro-occidente de la República Mexicana, entre las coordenadas 18º y 20º 30´ de latitud norte y 100º y 104º de longitud oeste, con una superficie de territorial de 59,854 km2 que equivale al 3.03 % del país, limita al norte con los estados de Jalisco y Guanajuato; al noroeste con Querétaro; al este con México y Guerrero; y al sur con el océano Pacífico. La palabra Michoacán proviene de la lengua materna náhuatl michihuacan, que significa “lugar de pescadores”. Recientemente otros autores sugieren que la palabra es de origen P’urhepecha michmacuan que simboliza “lugar junto al agua”. Lo que no deja a dudas, es que los asentamientos originarios fueron construidos a las márgenes de los lagos de Pátzcuaro, Zacapu, Cuitzeo y Zirahuén, lo que es acorde con ambos significados.

Hoy día, es posible encontrar en territorios bien definidos la ubicación de los pueblos nahuas: en la parte costero-serrana, región oriente de la mariposa monarca a las etnias mazahua y otomí, y en la mesetas centrales y porción serrana a los P’urhepechas. En la parte central, se encuentra una cadena montañosa rodeada de bosques de pino-encino, matorral subtropical, extensas zonas de cultivos de temporal y de humedad, bordeadas por los lagos de Pátzcuaro, Zirahuén, y las ciénegas de Zamora y Zacapu. La ciénega de Zacapu es considera como la cuna y el corazón del territorio P’urhepecha, el cual comprende una superficie de 6,000 kilómetros cuadrados, y se subdivide en cuatro regiones tradicionalmente diferentes entre sí: cañada de los once pueblos (eraxamani); región de la meseta o serranía (juatarhu); lugar del lago o lacustre (japondarhu) y; región de la ciénega (tsirontarhu).

De estas dos últimas regiones se encuentran las localidades de Zipiajo, San Jerónimo Purhénchecuaro, Naranja de Tapia y Tiríndaro, las cuales efectúan celebraciones y fiestas patronales, en las cuales participan un particular grupo de danzantes, los pukes (literalmente se traduciría en P’urhepecha, como la danza de los jaguares o llamados también como tigres). En una entrevista con el cronista del poblado de San Jerónimo, el Sr. David Linares Tapia, narra el origen, significado y cosmovisión de la tradicional danza que realizan los pukes …“el origen de los caballeros águila o uakusechas, se remonta a la unión y a la alianza de cuatro diferentes grupos antiguos: los zacapiretas (Zacapu), los iauani anapu (los que vienen del Perú), los chichimecas (los de cintas rojas en la cabeza), y los provenientes del Golfo (Huancianos), mismos que tenían por unidad igual lengua, dioses y el símbolo solar. Estos grupos conformaron una alianza matrimonial entre Ireriticateme con Patzimba donde nació Tsїkuirancha (el hombre que se viste con pieles), e iniciaron un peregrinar por los sitios actuales de los pueblos de Naranja de Tapia – Tiríndaro – Santa Fe de la Laguna, y dos caminos diferentes que recorrieron, uno hacia Zipiajo y Coeneo, y uno más con destino a Azajo y con bajada a San Jerónimo Purhénchecuaro”.

En esta danza se representa la ambivalencia o dualidad entre personajes dentro de la cosmovisión P’urhepecha; en un primer momento se encuentra el venado, el cual es referido como, “el animal del día, personificado y caracterizado por el venado (axuni), la figura matutina, el de agilidad en sus movimientos, estar pendiente de lo que sucede alrededor, el fuego en honor del dios Curicaveri (deidad solar), que conforme pasa la tarde, la caída del sol y la llegada del crepúsculo. Representa la transformación, el cambio de personalidad, transmutar la energía, la germinación de las plantas, el dar frutos, la fertilidad y la alimentación. Mientras que la noche en un segundo tiempo, se representa como: el agua, el trueno, el jaguar, tigre, el felino (puke), el depredador, en culto a la diosa Xaratani (deidad lunar).

Ambas fuerzas están en constante equilibrio, lo cual permite que crezcan los alimentos, que el maíz se den en abundancia, y es símbolo de la fertilización”. Cabe resaltar que existe un antagonismo, una transmutación entre especies de fauna silvestre, donde el grupo P’urhepecha realiza una representatividad entre el venado y el felino, basados en en sus agilidades, fortalezas, destrezas, movimientos lentos y sigilosos, movimientos nocturnos y crepusculares, matutinos y vespertinos. Entre los pueblos originarios de México, es común las representaciones de divinidades en dualidad, a manera de representar: lo masculino, lo femenino; el calor, el frío; la vida, la muerte; la tierra, el agua; el día, la noche; la fuerza, la debilidad; y complementar los lados opuesto, tal es el caso del venado y el felino dentro de la cosmovisión P’urhepecha.

De acuerdo con David Linares, la danza de los pukes, es una reconstrucción de las comunidades originarias de la zona de la ciénega y lacustres de Pátzcuaro, representado por el venado que aún se ve caminar y saltar por los bosques P’urhepechas. En cada una de las cuatro localidades, los habitantes se preparan para el momento de la fiesta, donde se baila al compa de la música, y son interpretados los movimientos dancísticos, acompañados de música de banda de viento. La característica central de un danzante puke, es a la vez venado y felino (dualidad), mismo que queda representado al momento de realizar la danza. Donde transmuta de un ser a otro, conforme pasa el día y la noche, donde la tradicional máscara está conformada por las astas de los venados, la cara o cabeza que va forrada por piel del mismo, o bien, suplida por la de un borrego, y por su parte frontal, a la cual se le agregan crines de caballo figurando una barba, máscara que es ajustada y apretada en la cabeza del danzante por un paliacate.

En ocasiones es común ver que se le ponen listones coloridos, tiras de hilos. Todos pueden participar, niños, jóvenes y adultos, quienes bailan haciendo movimientos circulares, y sosteniendo las astas de su máscara identitaria al compás de la banda conformada por tarolas, platillos, tambora y sonajas. Los danzantes se hacen acompañar de hasta tres personas y van abrazados por los hombros, dando vueltas en círculo, saltando y dando pequeños brincos rítmicos alternado cada uno de los pies.

Los movimientos dancísticos se alternan entre movimientos duales, es decir, con una interpretación de transición: en el día son rápidos a manera de brincos que representan el renacimiento, el nacer del nuevo sol, el avance de los rayos solares a manera de astas sobre los bosques, los cultivos y son dadores de vida, constantemente se dan roces entre pukes, lo cual significa trasmitir energía, sanación y tiempo de frutos. Conforme va avanzado la ejecución de la danza, los movimientos se hacen más lentos, dando paso a la tarde a la puesta del sol y, por tanto, a dar paso a la noche donde el venado (axuni) muere, se esconde para no ser presa del jaguar (puke), mismo que reinará durante toda la noche hasta llegar el amanecer.

Esta danza es muy específica de una región del territorio P’urhepecha mismo que representa una manifestación cultural, de identidad y un simbolismo de la cosmovisión del pueblo originario, el cual se ha mantenido a lo largo del tiempo donde los jóvenes están en constante participación, revitalizando la cultura, dando seguimiento a la cosmovisión P’urhepecha, y si en algún momento visitas Michoacán trata de darte una vuelta para que conozcas a los pukes.

El venado aún se distribuye en el territorio P’urhepecha, al igual que el jaguar, pero sus poblaciones han venido en declive por los constantes cambios de uso del suelo, de un uso forestal a huertas de aguacate, sumado a los constantes incendios forestales, la cacería furtiva, la escasez y sobre explotación del recurso agua. Mismos que continúan colocando al jaguar como una especie en peligro de extinción, y al venado en densidades poblacionales de bajas a muy baja, o bien, desaparecer de forma local en la meseta.

¿Qué es lo característico de esta danza? El elemento más representativo, es la tradicional máscara puke, la cual está conformada por un par de astas que generalmente corresponden a venados cola blanca de subespecies del norte del país, dado su mayor tamaño y vistosidad. Algunas están confeccionadas con astas de venados locales, pero estas presentan un menor tamaño, grosor y longitud, los que son llamados localmente como alesnillos o estaquillos, rara vez llegan a presentar más ramas, deformaciones o ser asimétricas. Los venados michoacanos presentan un pelaje del color café rojizo al café grisáceo oscuro, siendo de mayor talla los que se distribuyen hacia las partes templadas de bosques de encino, pino, oyamel, que los presentes en la tierra caliente y la costa. Son abundantes hacia los climas tropicales con densidades entre los 5 a 17 venados por kilómetro cuadrado, mientras que para las zonas templadas son menores a cinco venados. Una de las causas notorias de su variable densidad poblacional, es el constante cambio de uso de suelo de forestal para implementar huertas de aguacate que se presentan en la meseta purhépecha, cultivos de cereales, frutales y hortalizas en la zona ciénega, centro y oriente de la entidad.

Entre los depredadores del venado en Michoacán están; el jaguar (Panthera onca) y puma (Puma concolor) felinos mayores, los cuales pueden ser considerados como pukes dentro de la cosmovisión P’urhepecha, otros de menor talla son el ocelote (Leopardus pardalis), tigrillo (Leopardus wiedii), jaguarundí (Puma yagouaroundi), y gato montés (Lynx rufus). En el estado no existe información precisa y certera sobre felinos, dado su dificultad para estudiarlos en vida silvestre, lo cual se ha centrado en informantes rurales, pieles, cráneos y relatos de los pobladores. A la fecha se sabe que los pukes se encuentran presentes en todas las regiones del estado (Costa, Sierra del sur, Balsas, Arco Volcánico, Planicies del Bajío).

El jaguar tiene registros desde el año 2010 en la Sierra Madre del Sur, el cual está presente entre las partes tropicales e inmediaciones de los bosques templados de dicha serranía. En la actualidad es una especie poco conocida, donde se registró una hembra con su cría, lo que reveló la actividad reproductiva en la zona. En las porciones serranas y de tierra caliente es localmente llamado tigre, gato manchado o pantera. Otro felino es el puma, el cual presenta una mayor distribución, con registros en las zonas de la costa-sierra, Sierra Madre del Sur, Depresión del Balsas, y Arco Volcánico Mexicano, este felino es llamado localmente león de monte. Para ambos felinos se desconoce la densidad de sus poblaciones. El ocelote o tecuán mantiene presencia en los bosques tropicales donde mantiene presión por la cacería furtiva como el resto de los felinos. El área de distribución del tigrillo abarca la parte costera, Balsas e inmediaciones de la Sierra del Sur y Arco Volcánico, es una especie poco estudiada. El jaguarundi o candingo tiene preferencia por las zonas cálidas del estado y existe poca información sobre sus poblaciones. Finalmente, el gato montés ha sido registrado en los bosques templados del centro y norte de Michoacán.

Dentro de la cosmovisión P’urhepecha, el puke es un ser mítico, un animal mitológico con cualidades, características, esencia, e identidad propia. Lo que le permite transmutar en un mismo baile y danza. Durante el día, agilidad, rapidez, saltos, los cuales van disminuyendo hacia la tarde, para convertirse en felino acompañado de la obscuridad, desplegando movimientos lentos, sigilosos, medidos, característicos de los felinos. Los pukes tienen presencia viva en Michoacán y son representados en las diferentes iconografías de los bordados de fajas, cintas y tejidos. Donde se afirma que es un felino, o un animal que posiblemente se perdió en el tiempo, pero aún se pone de manifiesto en los elementos ambientales y socio-culturales de la entidad.

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Iván Díaz-Pacheco

1. Universidad Intercultural Indígena de Michoacán. Pátzcuaro, Michoacán, México. ivan.diaz@uiim.edu.mx

2. Independiente. Habitante de la Comunidad de San Jerónimo Purenchécuaro, Michoacán, México.

*Autor de correspondencia

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