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Los tlacuaches, ¿héroes sin capa o villanos?

En vida libre llevan un papel muy importante en el ecosistema, debido a que forman parte de la cadena trófica, llegando a cumplir funciones como dispersión de semillas, polinización y control de insectos

Therya Ixmana

Tlacuache.

Si las personas tuvieran el conocimiento sobre los beneficios que aportan los tlacuaches a los ecosistemas, no los rechazarían por su aspecto poco atractivo.

Estos pequeños mamíferos presentan una parte peculiar en su historia, comúnmente son conocidos como “devoradores de gallinas” por sus hábitos alimenticios, convirtiéndolos en objeto de pedradas, llegando muchas veces a la muerte. Han recibido diversos nombres según el lugar donde se les encuentra, por ejemplo, en la cultura náhuatl se les conoce como "tlacuatzin", el pequeño come fuego, en totonaco “xtán”, en mixteco “xacu”, en otomí “dazu”, mientras que en la zona sur de México son comúnmente nombrados “zorro de noche” “zarigüeya” y en maya “och”.

El tlacuache es un mamífero que posee un aspecto singular, tiene un cuerpo robusto, con un hocico largo parcialmente puntiagudo con orejas redondas, los adultos llegan a pesar de 1 a 2 kg, la coloración de su pelaje varía dependiendo de la especie y su distribución, poseen una cola que carece de pelo, es prensil y larga; esta cola es tan fuerte que les da la capacidad de colgarse de los árboles. Las hembras tienen un período de gestación corto de 10 a 13 días, luego, al nacer las crías, entran al marsupio o “bolsa” en la zona del vientre, donde alojan a sus crías recién nacidas y se alimentan fijándose a los pezones, ahí permanecen de 60 a 90 días para su desarrollo. Posteriormente en una etapa juvenil, al salir del marsupio (después de los 90 días) los transportan en su lomo hasta que puedan sobrevivir por si solos (4 o 5 meses de edad) y llegar a la etapa adulta.

Normalmente viven en madrigueras que ubican en troncos huecos, cúmulos de hojas secas o piedras. Siendo sitios que adaptan para hacerlos más cálidos, cómodos y favorables. Son nómadas, llegando a recorrer hasta 2.4 km en busca de alimentos, agua y refugio.

Al anochecer algunos mamíferos que se encuentran activos durante el día, se preparan para descansar. Mientras, los tlacuaches se preparan para una vida activa durante la noche, aunque de una manera muy sigilosa, siendo denominados como de hábitos nocturnos o zorros de la noche; esta actividad nocturna, es bastante notoria de las 23:00 a 3:00 h.

Por su aspecto poco agraciado o nada carismáticos y con hábitos en la noche, se asume que son animales de perturbación o incluso portadores de enfermedades, por lo tanto, son considerados como villanos. Más allá de las creencias que se tiene sobre este pequeño marsupial, son animales que no pueden ser transmisores del virus de la rabia debido a que su temperatura corporal (34.4 a 36.1°C) es muy baja para hospedar un virus; se alimentan de la chinche besucona (Triatoma infestans) o “pic” (transmisora de la enfermedad de Chagas), y además tienen la capacidad de resistir al veneno de serpientes y alacranes. Son pacíficos, pero en situaciones de peligro corren a resguardarse en árboles o madrigueras. También suelen emitir gruñidos o chillidos, expulsan olores apestosos que provienen de dos glándulas cerca a los genitales, para fingir estar en estado de descomposición, y tienen la capacidad de quedarse completamente quietos para fingir su muerte, logrando que su depredador se aleje, aunque en algunas ocasiones es inevitable evadirlos, principalmente al hombre.

Son animales omnívoros que se alimentan desde frutos hasta de animales en estado de descomposición. En vida libre llevan un papel muy importante en el ecosistema, debido a que forman parte de la cadena trófica, llegando a cumplir funciones como dispersión de semillas, polinización y control de insectos; de igual forma son presa de aves rapaces, perros ferales, entre otros. Sin embargo, en muchos lugares, la mancha urbana está en incremento año con año, ocasionando cambios en el hábitat y dieta de los tlacuaches, observándolos en basureros o tiraderos dentro o a las afuera de las ciudades, en terrenos baldíos, incluso en terreros habitados, atraídos por los desperdicios que se depositan en estos sitios. También son atraídos por gallinas, carroña, así como los cultivos agrícolas de maíz, zapote y naranja. Sin embargo, para la producción de estos cultivos, se emplean fertilizantes y plaguicidas sintéticos, que en algunos mamíferos y aves ocasionan daños a nivel nervioso central, reproductivo, o son causantes de defectos hereditarios afectando las funciones enzimáticas que repercuten en su salud causando alteraciones por consecuencia de sustancias extrañas en el organismo. Esto último se ha recabado en algunas investigaciones, por lo tanto, se está considerando proponer a los tlacuaches como bioindicadores de impacto ambiental, es decir, que al monitorear los cambios en sus poblaciones, se podrán asociar con el aumento de contaminación o con cualquier otro factor que pueda dañar el equilibrio del ecosistema natural.

Actualmente, es común encontrar tlacuaches atropellados dentro de las ciudades e incluso atacados por fauna feral o doméstica y por los mismos ciudadanos, llegado a representar un nivel de riesgo alto para esta especie, es bastante frecuente encontrar mayormente hembras en mal estado o muertas con crías en su marsupio. En ocasiones, cuando las crías son rescatadas, se llevan a sitios para su cuidado y protección para una posterior liberación a su entorno natural.

Por lo que, podemos decir que los tlacuaches son héroes, por ser organismos que hacen el bien al hombre sin quererlo, ya sea eliminando invertebrados nocivos, ahuyentando a otros vertebrados, y por ser una especie que se ha adaptado al hábitat perturbado por el hombre, aun cuando estemos perjudicándolo.

Therya ixmana 2(2):57-58

https://mastozologiamexicana.com

1. Posgrado en Bioprospección y Sustentabilidad Agrícola en el Trópico, Colegio de Postgraduados campus Campeche. Sihochac, Champotón, Campeche, México. santos. frida@colpos.mx

2. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología-Colegio de Postgraduados campus Campeche. Sihochac, Champotón, Campeche, México. cflota@colpos.mx

*Autor de correspondencia